La eutanasia en veterinaria es un procedimiento clínico al que tarde o temprano nos vamos a tener que enfrentar, independientemente de que seamos ATVs o veterinarios.
El termino eutanasia viene del griego. El prefijo “eu” significa bueno, y “thanatos” muerte, por lo que la palabra eutanasia se puede traducir como “buen morir”. En nuestra cultura occidental, solemos entender la muerte como algo negativo, pero no en todas las culturas es así.
En la práctica veterinaria siempre suele anteponerse el “buen vivir” al “buen morir”. Nos han enseñado a salvar vidas. Pero esto a veces es contraproducente para los animales a los que estamos ayudando, llegando a puntos de ensañamiento terapéutico que no benefician a nadie y causan más sufrimiento.Por suerte, en medicina veterinaria esto se suele entender mejor que en medicina humana.
No vamos a entrar a analizar estas implicaciones éticas y morales. Pero sí debemos de tener claro que no todo vale, y que la decisión de la eutanasia tienen que hacerla los tutores con una justificación médica de los profesionales de la veterinaria.
¿Cómo se realiza una eutanasia?
Antes de comenzar a explicar el acto clínico como tal, es importante tener en cuenta que el proceso empieza por la toma de decisión de realizar la eutanasia humanitaria. El veterinario podrá recomendar esta opción cuando el animal está sufriendo y no hay reversibilidad en su(s) patología(s).
Habrá veces que con algún tratamiento se pueda alargar la vida del paciente. Pero la gran pregunta es: ¿La cantidad de vida adicional supondrá calidad de vida?
Cuando el profesional veterinario plantee esta opción a los tutores, es importante hacerles entender bien la situación y dejarles el tiempo necesario para que lo asuman y puedan decidirse.
Si los tutores están decididos será momento de solicitar la cita para la eutanasia. Como personas trabajadoras del centro, les proporcionaremos la cita en un momento que la clínica esté tranquila. Además, todo el equipo debe estar informado sobre este acto clínico para mantener el respeto y la humanidad ante esta situación.
Realización del acto clínico de la eutanasia
Antes de la llegada del animal (perro y gato) y sus tutores, dejaremos preparada una mesa cubierta con empapadores. Durante el proceso de la eutanasia los animales pueden secretar fluidos (heces, orina, saliva). Esto también se lo deberemos explicar a los tutores.
Preguntaremos si la familia humana va a querer estar presente durante todo el procedimiento (es respetable cualquier opción personal).
Los agentes eutanásicos que se utilizan suelen inyectarse por vía intravenosa (el más común es el pentobarbital sódico, un barbitúrico). Para asegurarnos de la correcta administración, es común colocar un catéter intravenoso en la vena cefálica al animal antes de comenzar con el procedimiento.
También se puede usar el pentobarbital sódico vía intraperitoneal o intracardíaca, aunque estas vías no son las más comunes en pequeños animales.
Para reducir el estrés en el animal, se suelen administrar fármacos preeutanásicos, suelen ser sedantes.
Cuando el animal ya está sedado, procederemos a administrar el eutanásico por vía intravenosa. La dosis en mililitros depende de la concentración de pentobarbital sódico del que dispongamos, pero podemos decir que es de 80 mg/kg a una velocidad de 1-2 ml/s y se puede subir a 120-160 mg/kg en animales jóvenes .
Esta droga, inyectada a las dosis indicadas, causa su efecto eutanásico a los pocos minutos de la administración.
Verificación de la muerte
Antes de dar por concluida una eutanasia, es indispensable verificar la muerte. Para ello, los pasos a seguir son los siguientes:
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- Comprobaremos que el animal carece de reflejos palpebrales ni flexores.
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- Utilizaremos un estetoscopio para verificar que la respiración se ha detenido y la ausencia de latidos del corazón.
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- Verificaremos que las encías y las mucosas de la boca se han vuelto cianóticas.
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- Comprobaremos que ha aparecido el rigor mortis (las articulaciones suelen empezar a endurecerse 10 minutos después del fallecimiento)
Si los tutores han estado presentes durante todo el acto clínico, ahora también les dejaremos un espacio en soledad, si así lo quieren, para despedirse del animal.
Una vez terminada la eutanasia, procederemos a guardar el cadaver y preparar los trámites para la recogida del mismo.Siempre trataremos al animal fallecido con la misma dignidad y el mismo cariño que cuando estaba vivo.
Consejos a tener en cuenta para los tutores
Tomar la decisión de dejar ir a tu compañero peludo es muy difícil como tutores. Piensa que la eutanasia humanitaria es el último acto de amor que estás haciendo hacia tu perro o gato.
A la hora de saber cuando llega el momento, aparte de la orientación veterinaria, algunas de las preguntas que puedes hacerte son las siguientes:
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- Dolor. ¿Puedes controlar el dolor de tu animal? ¿Respira con facilidad?
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- Hambre. ¿Puede alimentarse de forma correcta y con cantidades suficientes por sí mismo? ¿Puedes ayudarle tú a darle de comer con la mano?
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- Hidratación. ¿Bebe suficiente agua? ¿Está deshidratado?
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- Higiene. ¿Tiene problemas en mantenerse limpio? ¿Le han salido úlceras por estar todo el tiempo acostado?
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- Felicidad. ¿Tiene la capacidad de demostrar alegría, asombro, e interés?
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- Movilidad. ¿Puede levantarse por sí mismo? ¿Al levantarse se cae?
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- ¿Tiene más días buenos que malos?
Estas preguntas sirven como orientación. Se trata de darles una puntuación del 0 al 10, donde 0 es el peor de los escenarios, y 10 el mejor. Cuando la puntuación final baja de los 35 puntos, puede llegar a ser un punto de inflexión para que hables con tu veterinario de confianza.
Algunos otros consejos que pueden servirte son:
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- Prioriza el bienestar y la calidad de vida del animal ante tus deseos
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- Tienes que saber que durante el acto clínico de la eutanasia el animal no sufre, es una eutanasia humanitaria
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- Si ya has tomado la decisión, aprovecha sus últimas días, acompáñalo y haced cosas que sabes que le encantan
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- Intenta acompañarlo durante todo el acto clínico de la eutanasia. Suele ser muy importante que la última cara que vean y la última caricia que reciban sea de su familia humana.
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- Vive tu duelo de la mejor manera que puedas. La pérdida de un compañero canino o felino es muy dolorosa, no dejes que nadie invalide tu dolor
Como vemos, la eutanasia en veterinaria es un tema bastante complejo que no sólo implica la parte médica, sino que se involucran toda clase de sentimientos.
Tanto si trabajas en la clínica como si eres tutor, debes tener claro que la decisión de ayudarle a morir es un gran acto de amor hacia el animal.
Bibliografía
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- Veterinarios y el final de la vida. Eutanasia: un acto clínico complejo – Comisión de ética de AVEPA
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- Manual de referencia sobre la eutanasia – The Humane Society of the United States
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- La eutanasia en medicina veterinaria de pequeños animales – César Augusto Cabrejo Saavedra