Las fracturas de cadera son lesiones comunes en perros, generalmente causadas por traumatismos severos como accidentes de tráfico, caídas desde alturas o peleas con otros animales. Estas fracturas pueden ser extremadamente dolorosas y afectar significativamente la movilidad del perro, requiriendo un manejo de emergencia inmediato para estabilizar al paciente y minimizar el dolor y las complicaciones. En este artículo, discutiremos el manejo de emergencia para fracturas de cadera en perros, abarcando la evaluación inicial, estabilización del paciente, opciones de tratamiento, y cuidados postoperatorios.
¿Qué son las fracturas de cadera en perros?
Las fracturas de cadera en perros generalmente involucran el hueso fémur cerca de la articulación de la cadera, el acetábulo (la cavidad en la pelvis donde se asienta la cabeza del fémur), o ambas estructuras. Las fracturas más comunes incluyen:
- Fracturas del fémur proximal: Involucran la cabeza o el cuello femoral.
- Fracturas acetabulares: Afectan la cavidad acetabular de la pelvis.
- Fracturas del cuerpo del ilion, isquion o pubis: Parte de la pelvis que puede verse afectada por trauma.
Evaluación inicial de una fractura de cadera en perros
Historia clínica y signos clínicos
a. Historia del trauma
- Indagar sobre el tipo de trauma: Preguntar al propietario sobre la naturaleza del incidente (por ejemplo, accidente de tráfico, caída) y la hora de ocurrencia para estimar el tiempo desde el trauma.
- Signos clínicos observados: Cojera aguda, incapacidad para soportar peso en una extremidad trasera, dolor evidente a la palpación del área de la cadera, hinchazón y asimetría en la región pélvica.
b. Examen físico
- Evaluación de la extremidad afectada: Observación de asimetrías, deformidades o cualquier signo de hematomas o inflamación.
- Palpación cuidadosa: Palpar la cadera y el fémur proximal para identificar crepitación, movilidad anormal o dolor intenso. Evaluar la simetría del acetábulo y el movimiento de la articulación coxofemoral.
- Evaluación neurológica: Verificar la función neurológica y los reflejos (p. ej., reflejo de retiro, tono del esfínter anal) para descartar lesiones asociadas de la médula espinal o nervios periféricos.
Diagnóstico por imagen
Las imágenes son cruciales para confirmar el diagnóstico de fractura de cadera y evaluar el grado de desplazamiento o daño articular.
- Radiografía: Radiografías ventrodorsales (VD) y laterales de la pelvis para evaluar la extensión y localización de la fractura.
- Tomografía Computarizada (TC): Puede proporcionar detalles adicionales sobre fracturas complejas del acetábulo o fracturas en múltiples planos.
Manejo de emergencia para fracturas de cadera en perros
Estabilización inicial del paciente
a. Control del dolor
El manejo del dolor es la primera prioridad para minimizar el sufrimiento del perro y permitir un examen adicional más detallado.
- Opioides: Son la elección principal para el manejo del dolor agudo:
- Metadona: 0.2-0.5 mg/kg IV o IM cada 4-6 horas.
- Buprenorfina: 0.01-0.02 mg/kg IV o IM cada 6-8 horas.
- Butorfanol: 0.2-0.4 mg/kg IV o IM cada 4 horas.
- AINES (Anti-inflamatorios no esteroideos):
- Meloxicam: 0.1 mg/kg SC o IV, seguido de 0.05 mg/kg por vía oral diariamente.
- Carprofeno: 4 mg/kg SC o IV, luego 2 mg/kg por vía oral cada 12 horas.
- Evitar en pacientes con deshidratación severa, insuficiencia renal o hepática.
b. Fluidoterapia
- Fluidos isotónicos (p. ej., Lactato de Ringer, Solución Salina): Administra fluidos intravenosos para mantener la perfusión tisular y estabilizar al paciente en casos de trauma asociado con hipovolemia o shock.
c. Restricción de movimiento
- Inmovilización: Utilizar una camilla o tabla rígida para transportar al perro minimizando el movimiento de la cadera fracturada. Evitar la manipulación innecesaria del área afectada para prevenir desplazamientos adicionales o daños en los tejidos blandos.
Descompresión de la vejiga urinaria
- Evaluación del tracto urinario: Verificar si hay obstrucción uretral o trauma en el tracto urinario debido a fracturas pélvicas. Realizar un cateterismo vesical o cistocentesis si es necesario.
Evaluación de opciones de tratamiento definitivo
El tratamiento definitivo depende de la localización y gravedad de la fractura, así como del estado general del paciente.
a. Manejo quirúrgico
El manejo quirúrgico es el tratamiento preferido para fracturas desplazadas o inestables y tiene mejores resultados a largo plazo en términos de función y alivio del dolor.
- Fijación interna: Utilización de placas y tornillos, fijadores externos o clavos intramedulares para estabilizar la fractura.
- Fracturas del fémur proximal: Existen técnicas quirúrgicas específicas como la fijación con tornillos de compresión y placas de osteosíntesis.
- Fracturas acetabulares: Reparación mediante placas especializadas para el acetábulo, que proporcionan una estabilización anatómica adecuada.
- Remoción de la cabeza femoral (FHO): En casos de fracturas del cuello femoral o fracturas acetabulares severas donde la reconstrucción anatómica es difícil o en perros pequeños donde la conservación de la articulación puede ser menos crucial.
b. Manejo conservador
- En fracturas no desplazadas o en perros no candidatos a cirugía debido a comorbilidades o limitaciones financieras.
- Restricción estricta de la actividad: Reposo en jaula o confinamiento durante al menos 6-8 semanas.
- Control del dolor y antiinflamatorios: Uso continuo de AINES y analgésicos.
Cuidados postoperatorios y rehabilitación
a. Manejo del dolor postoperatorio
- Continuar con el manejo agresivo del dolor utilizando opioides y AINES según sea necesario, evaluando regularmente el nivel de dolor y ajustando la dosis.
b. Rehabilitación y fisioterapia
- Ejercicios pasivos de rango de movimiento: Para prevenir la atrofia muscular y mejorar la movilidad articular.
- Terapia física: Como el uso de caminadoras subacuáticas o la electroterapia para ayudar en la recuperación de la fuerza muscular y la función.
c. Monitoreo y seguimiento
- Radiografías de control: Realizar radiografías de seguimiento a las 4-6 semanas para evaluar la curación de la fractura y ajustar el plan de manejo.
- Evaluación regular de la función: Monitorear la recuperación de la movilidad, dolor y cualquier signo de complicación postoperatoria.
Conclusión
El manejo de emergencia de fracturas de cadera en perros requiere una intervención rápida y precisa para estabilizar al paciente, controlar el dolor y minimizar las complicaciones. Un enfoque individualizado que considere tanto las opciones quirúrgicas como conservadoras, junto con un manejo adecuado del dolor y la rehabilitación, es clave para mejorar el pronóstico y la calidad de vida del paciente. Mantenerse actualizado sobre las técnicas quirúrgicas y los cuidados postoperatorios es fundamental para ofrecer el mejor cuidado posible en estas situaciones críticas.
Referencias
- Fossum TW. Small Animal Surgery. 5th ed. Elsevier; 2018.
- Piermattei DL, Flo GL, DeCamp CE. Brinker, Piermattei and Flo’s Handbook of Small Animal Orthopedics and Fracture Repair. 4th ed. Saunders; 2006.
- Johnston SA, Tobias KM. Veterinary Surgery: Small Animal. 2nd ed. Elsevier; 2017.