El pioderma es una de las dermatosis más frecuentes en la clínica de pequeños animales. Aunque su presentación es variada, suele compartir un denominador común: infección bacteriana secundaria de la piel, casi siempre asociada a Staphylococcus pseudintermedius.
El reto clínico no radica solo en tratar la infección, sino en identificar la causa subyacente, evitar resistencias antibióticas y minimizar las recaídas.
¿Qué es el pioderma?
El término “pioderma” se refiere a una infección bacteriana de la piel que puede afectar a diferentes niveles: superficial, intermedio o profundo. En perros, suele ser secundaria a alergias, parasitosis, enfermedades endocrinas o disfunción de la barrera cutánea.
La causa bacteriana más común es Staphylococcus pseudintermedius, una bacteria comensal de la piel canina que puede convertirse en patógena ante una alteración del sistema inmunitario local o una lesión dérmica.
Clasificación clínica
La clasificación más útil en la práctica clínica es por profundidad:
Pioderma superficial
- Involucra solo la epidermis
- Lesiones: pústulas, collaretes epidérmicos, eritema, alopecia focal
- No hay afectación dérmica profunda ni fístulas
- Incluye: impétigo, foliculitis bacteriana superficial
Pioderma profundo
- Involucra la dermis y el folículo piloso en profundidad
- Lesiones: nódulos, abscesos, fístulas, celulitis
- Dolor, mal olor y secreción purulenta
- Ejemplos: forunculosis, acné canino, celulitis facial juvenil
Diagnóstico en clínica
El diagnóstico de pioderma es clínico y citológico, pero debe siempre ir acompañado de la búsqueda de la causa subyacente.
Pasos clave:
- Exploración física completa: identificar patrón de distribución, cronicidad, prurito.
- Citología cutánea: tinción de Diff-Quick o Giemsa. Presencia de neutrófilos, cocos intracelulares, queratinocitos degenerados.
- Raspado cutáneo y tricograma: para descartar parásitos o dermatofitos.
- Cultivo bacteriano y antibiograma: en casos recurrentes, piodermas profundos o falta de respuesta a antibióticos empíricos.
- Pruebas complementarias si hay sospecha de enfermedad de base: hipotiroidismo, leishmaniosis, atopía, hipersensibilidad alimentaria.
Tratamiento antibiótico
Los antibióticos son uno de los fármacos para hacer frente al pioderma canino.
Terapia tópica
Es esencial en todos los casos, tanto como tratamiento único en piodermas leves, como coadyuvante en infecciones moderadas o profundas.
Agentes tópicos recomendados:
Producto | Concentración | Frecuencia | Observación clínica |
Clorhexidina champú | 2–4% | 2–3 veces/semana | Bactericida, bien tolerado |
Mupirocina pomada | 2% | 1–2 veces/día | Ideal para lesiones localizadas |
Peróxido de benzoilo | 2.5–3% | 1–2 veces/semana | Desengrasante y útil en foliculitis |
Gel con ácido hipocloroso | Uso diario | Uso prolongado | Para mantenimiento o recaídas crónicas |
Antibióticos sistémicos
Indicados en piodermas moderadas a profundas, o cuando hay extensión amplia o signos sistémicos.
Opciones empíricas (si no hay antibiograma):
- Cefalexina: 20–30 mg/kg cada 12 h (oral)
- Clindamicina: 5.5–11 mg/kg cada 12 h
- Amoxicilina-clavulánico: 12.5–25 mg/kg cada 12 h
- Enrofloxacina: 5 mg/kg cada 24 h (solo si se confirma por cultivo)
Duración:
- Pioderma superficial: 3 semanas o mínimo 7 días tras resolución clínica
- Pioderma profundo: mínimo 4–6 semanas o 14 días tras la curación total
¡Nunca suspender antes del tiempo recomendado!
Protocolos clínicos
Dependiendo del tipo de lesión, los protocolos a seguir varían.
Protocolo 1: foliculitis superficial
- Confirmar con citología: cocos intracelulares + pústulas
- Iniciar cefalexina oral + champú de clorhexidina
- Reevaluar a los 10 días: continuar si hay mejoría, extender mínimo 21 días
- Investigar causa subyacente si hay recurrencia
Protocolo 2: forunculosis del mentón en Bulldog
- Cultivo + antibiograma
- Antibiótico sistémico + limpieza diaria con gel de clorhexidina
- Revisar alimentación, higiene, posible sobrecrecimiento porcina
- Duración total: 4–6 semanas + revisión al mes
Prevención y control de recaídas
Para evitar la recurrencia del pioderma, es esencial controlar la causa subyacente. Algunas claves:
- Tratar atopia o alergia alimentaria con dieta adecuada
- Controlar ectoparásitos (pulgas, Demodex, Cheyletiella)
- Corregir endocrinopatías (hipotiroidismo, hiperadrenocorticismo)
- Evitar exceso de humedad en pliegues cutáneos
- Mantener higiene regular con productos dermatológicos
Conclusión
El pioderma en perros es una condición frecuente, pero su correcta resolución requiere más que eliminar la infección: es fundamental diagnosticar la causa subyacente, realizar un tratamiento completo y personalizado, y usar antibióticos de forma racional para evitar resistencias.
El éxito a largo plazo está en el enfoque gradual, la integración de terapia tópica y la educación al tutor sobre los factores predisponentes y los cuidados necesarios.
Referencias
- Hill, P. B., et al. (2020). Diagnóstico y tratamiento del pioderma canino. Vet Dermatol, 31(4), 250–266
- Vitale, C. (2023). Pioderma en perros: enfoque gradual. Vet Focus, Royal Canin
- MSD Veterinary Manual. (2023). Piodermas en perros y gatos
- Gonzalo, A. (2022). Guía práctica de infecciones cutáneas. Congreso Veterinario Ibiza
- Redondo, E. (2021). Pioderma canina: causas, diagnóstico y tratamiento. Vanguardia Veterinaria