La regurgitación en perros es un síntoma común pero a menudo confundido con el vómito. Se caracteriza por la expulsión pasiva de contenido no digerido del esófago o la faringe, sin náuseas, arcadas ni contracciones abdominales.
A diferencia del vómito, la regurgitación no implica esfuerzo físico previo y suele ocurrir poco después de la ingestión de alimentos o líquidos. Aunque a simple vista puede parecer inofensiva, la regurgitación puede ser indicativa de enfermedades graves, como megaesófago, obstrucciones o trastornos neuromusculares, que requieren atención veterinaria inmediata.
Así que con todo esto sobre la mesa, veamos cuáles son las principales causas, cómo diagnosticarla correctamente y los tratamientos disponibles.
¿Qué es la regurgitación en perros?
La regurgitación es un proceso pasivo que ocurre cuando el alimento no digerido o los líquidos regresan desde el esófago o la faringe hacia la boca sin un esfuerzo aparente. Este proceso se diferencia del vómito en que:
- No hay contracciones abdominales ni náuseas previas.
- El contenido expulsado no tiene bilis y suele aparecer en forma de tubo debido a la forma del esófago.
La distinción entre regurgitación y vómito es esencial, ya que ayuda a identificar el origen del problema: el tracto digestivo superior (esófago) o el estómago y los intestinos.
Causas de la regurgitación en perros
El síntoma de la regurgitación puede ocurrir en los siguientes casos:
1. Trastornos esofágicos
Los problemas en el esófago son la principal causa de regurgitación y pueden incluir:
- Megaesófago: Dilatación del esófago que impide el movimiento normal del alimento hacia el estómago. Puede ser congénito o adquirido.
- Esofagitis: Inflamación del esófago debido a reflujo gástrico, cuerpos extraños o irritación química.
- Obstrucción esofágica: La presencia de cuerpos extraños (huesos, juguetes), tumores o estenosis (estrechamiento del esófago) puede dificultar el paso del alimento.
- Anomalía del anillo vascular: Un defecto congénito que comprime el esófago, impidiendo el flujo normal del alimento.
2. Trastornos neuromusculares
Problemas en los nervios o músculos responsables del movimiento esofágico pueden provocar regurgitación:
- Miastenia gravis: Un trastorno autoinmune que afecta la unión neuromuscular y puede causar megaesófago secundario.
- Polineuropatías: Enfermedades que afectan los nervios periféricos y comprometen la función del esófago.
3. Problemas anatómicos congénitos
Algunas anomalías presentes desde el nacimiento predisponen a la regurgitación crónica, como:
- Fístula traqueoesofágica: Conexión anómala entre el esófago y la tráquea.
- Estenosis congénita: Estrechamiento del esófago que afecta el paso del alimento.
4. Causas metabólicas y sistémicas
Algunas enfermedades sistémicas pueden dar lugar a regurgitación como síntoma secundario:
- Hipotiroidismo: Puede debilitar la función muscular esofágica.
- Enfermedad de Addison (hipoadrenocorticismo): Afecta el sistema neuromuscular y digestivo.
5. Intoxicaciones o cuerpos extraños
La ingestión de objetos no comestibles, sustancias cáusticas o tóxicas puede dañar el esófago, causando inflamación y regurgitación.
Síntomas asociados a la regurgitación en perros
Además de la expulsión pasiva del alimento no digerido, la regurgitación puede acompañarse de otros signos clínicos, dependiendo de la causa:
- Pérdida de peso progresiva.
- Tos o estornudos (debido a aspiración de alimento hacia las vías respiratorias).
- Halitosis (mal aliento).
- Dificultad para tragar (disfagia).
- Respiración dificultosa o neumonía por aspiración.
- Letargo o debilidad generalizada.
Diagnóstico de la regurgitación en perros
El diagnóstico preciso de la regurgitación es esencial para abordar la causa subyacente y evitar complicaciones como la neumonía por aspiración. El proceso diagnóstico incluye:
1. Historia clínica
Se realizarán preguntas para diferenciar la regurgitación del vómito:
- ¿Ocurre inmediatamente después de comer?
- ¿El alimento expulsado está sin digerir y sin bilis?
- ¿El perro presenta tos o dificultad respiratoria?
2. Examen físico
- Evaluación de la condición corporal y los signos de deshidratación.
- Palpación cervical para detectar masas o cuerpos extraños.
3. Pruebas complementarias
- Radiografías torácicas simples: Detectan megaesófago, cuerpos extraños o anomalías anatómicas.
- Radiografía con contraste (esofagograma): Permite visualizar el movimiento del alimento y posibles obstrucciones.
- Endoscopia esofágica: Ayuda a identificar inflamaciones, cuerpos extraños o estenosis.
- Análisis de sangre completo: Evalúa enfermedades metabólicas como hipotiroidismo o hipoadrenocorticismo.
- Pruebas neuromusculares: Diagnóstico de miastenia gravis o polineuropatías.
Tratamiento de la regurgitación en perros
El tratamiento depende de la causa subyacente y puede incluir manejo médico, quirúrgico y cambios en la alimentación.
Opciones de tratamiento
Causa subyacente | Tratamiento recomendado | Dosis | Vía de administración | Duración |
Megaesófago | Alimentación elevada y cambios en la textura del alimento | Pequeñas raciones en posición vertical | Oral | Manejo de por vida |
Esofagitis | Sucralfato | 0,5-1 g cada 6-8 horas | Oral | 10-14 días |
Obstrucción esofágica | Extracción endoscópica o quirúrgica | N/A | N/A | Urgente |
Miastenia gravis | Piridostigmina | 1-3 mg/kg cada 8-12 horas | Oral | Según evolución clínica |
Hipotiroidismo | Levotiroxina | 0,02 mg/kg cada 12 horas | Oral | De por vida |
Cuidados adicionales
- Alimentación específica: En casos de megaesófago, alimentar al perro en posición elevada (posición de Bailey) ayuda a que la gravedad facilite el paso del alimento al estómago.
- Textura del alimento: Dietas blandas o en puré suelen ser mejor toleradas que los alimentos sólidos.
- Tratamiento de la neumonía por aspiración: Los perros con complicaciones respiratorias requieren antibióticos y oxigenoterapia.
Prevención de la regurgitación en perros
Aunque no siempre es posible prevenir la regurgitación, se pueden tomar medidas para reducir el riesgo:
- Evitar la ingestión de cuerpos extraños o alimentos inadecuados.
- Alimentar en pequeñas porciones y con calma para evitar atragantamientos.
- Realizar chequeos regulares para detectar enfermedades metabólicas en etapas tempranas.
- Proporcionar una dieta equilibrada y adecuada según la edad y tamaño del perro.
Conclusión
La regurgitación en perros es un síntoma que requiere una evaluación cuidadosa, ya que puede ser indicativo de condiciones graves como megaesófago, enfermedades neuromusculares o esofagitis. Diferenciarla del vómito es fundamental para un diagnóstico correcto y un tratamiento adecuado.
Fuentes consultadas
- Nelson, R. W., & Couto, C. G. (2020). Small Animal Internal Medicine. Elsevier.
- Fossum, T. W. (2018). Small Animal Surgery. Elsevier.
- Ettinger, S. J., & Feldman, E. C. (2017). Textbook of Veterinary Internal Medicine. Elsevier.
- Tams, T. R., & Rawlings, C. A. (2011). Small Animal Endoscopy. Elsevier.
- American College of Veterinary Internal Medicine (ACVIM). (2023). Guidelines for Diagnosis and Management of Esophageal Disorders in Dogs.