La diabetes mellitus en perros es una endocrinopatía crónica y progresiva, caracterizada por la hiperglucemia persistente derivada de una deficiencia absoluta o relativa de insulina.
En la práctica clínica, es fundamental identificar de forma temprana los síntomas cardinales y los signos subclínicos asociados para instaurar un tratamiento eficaz antes de que se produzcan complicaciones metabólicas o secundarias graves.
En la mayoría de los casos, hablamos de una diabetes tipo 1 (insulinodependiente), donde la destrucción o disfunción de las células β pancreáticas impide una secreción adecuada de insulina.
Etiología y factores predisponentes
Aunque en muchos pacientes la causa es idiopática, existen factores predisponentes claramente identificados:
- Sexo y edad: más común en hembras de mediana a edad avanzada (7–9 años)
- Obesidad: factor agravante, especialmente en razas predispuestas
- Trastornos hormonales: diestro prolongado, hiperadrenocorticismo, hipotiroidismo
- Pancreatitis crónica: daño directo a células pancreáticas
- Uso prolongado de glucocorticoides o progestágenos
- Razas predispuestas: Caniche, Schnauzer miniatura, Beagle, Samoyedo, Dachshund
Síntomas clínicos de la diabetes canina
La mayoría de los perros con diabetes mellitus se presentan con un conjunto de síntomas clásicos y progresivos. Reconocerlos en fases tempranas es clave para evitar complicaciones como cetoacidosis diabética o infecciones secundarias.
Signos cardinales
Síntoma | Nombre clínico | Mecanismo fisiopatológico |
Aumento de la ingesta de agua | Polidipsia | Osmolaridad elevada por hiperglucemia |
Aumento del volumen de orina | Poliuria | Diuresis osmótica por glucosuria |
Aumento del apetito | Polifagia | Células “hambrientas” por falta de insulina |
Pérdida de peso progresiva | – | Catabolismo muscular y lipólisis |
Estos síntomas suelen desarrollarse de forma gradual durante semanas o meses. En la anamnesis, los tutores suelen referir que el perro “come más pero adelgaza” o que “bebe y orina constantemente”.
Signos secundarios
- Letargia y disminución de la actividad
- Hiperqueratosis nasal y plantar leve (en fases avanzadas)
- Aliento dulce o afrutado (por cuerpos cetónicos en cetoacidosis)
- Visión borrosa o pérdida de visión súbita (por cataratas diabéticas)
- Infecciones urinarias recurrentes (por glucosuria persistente)
- Vómitos, deshidratación, ataxia (en cetoacidosis diabética)
Manifestaciones oftálmicas: las cataratas diabéticas
Hasta el 75% de los perros diabéticos desarrollan cataratas bilaterales en el primer año tras el diagnóstico. Se deben a un exceso de glucosa intraocular que, al ser convertida en sorbitol, altera la presión osmótica del cristalino, provocando edema y opacidad.
Su progresión puede ser muy rápida (en días o semanas) y debe valorarse la remisión quirúrgica mediante facoemulsificación si el control glucémico es estable.
Diagnóstico clínico y pruebas complementarias
Una vez sospechada la diabetes por los síntomas clínicos, se debe confirmar mediante pruebas laboratoriales:
Pruebas básicas
- Glucemia en ayunas >180–200 mg/dL (confirmada en dos mediciones)
- Glucosuria persistente en tira reactiva o sedimento urinario
- Fructosamina sérica: indica hiperglucemia sostenida en las últimas 2–3 semanas
- Urianálisis completo: detecta infecciones secundarias, cetonas o proteinuria
- Hemograma y bioquímica general: para descartar pancreatitis, enfermedad hepática o dislipemia asociada
Diagnóstico diferencial
Patología | Diferencias clínicas |
Hipercalcemia (p. ej. linfoma) | Polidipsia-poliuria pero sin glucosuria |
Cushing | PU/PD con signos dérmicos y alteraciones hepáticas |
Insuficiencia renal | PU/PD pero con isostenuria y uremia |
Piómetra | PU/PD en hembra entera, fiebre, leucocitosis |
Abordaje clínico inicial
Una vez confirmado el diagnóstico, es fundamental estabilizar al paciente y educar al tutor sobre la naturaleza crónica del proceso.
Plan inicial en consulta
- Iniciar insulinoterapia: NPH o insulina lente (por ejemplo, Caninsulin®, 0.25–0.5 U/kg/12 h)
- Cambio a dieta alta en fibra y baja en carbohidratos simples
- Tratar infecciones urinarias si están presentes
- Monitorizar glucemia postprandial y niveles de fructosamina cada 2–4 semanas al inicio
En caso de descompensación aguda o signos de cetoacidosis (vómitos, letargia severa, acidosis), está indicada la hospitalización con fluidoterapia y corrección de electrolitos.
Comunicación con el tutor
El tutor debe entender que la diabetes es manejable pero no curable, y que requiere:
- Administración estricta de insulina dos veces al día
- Dieta pautada, sin cambios ni premios adicionales
- Control regular de glucemia, peso y signos clínicos
- Revisiones veterinarias cada 3–6 meses una vez estabilizado
Conclusión
La diabetes mellitus en perros es una enfermedad endocrina frecuente, especialmente en hembras adultas no esterilizadas. Su detección temprana depende de la identificación correcta de los síntomas clásicos: polidipsia, poliuria, polifagia y pérdida de peso. La instauración rápida de insulina, dieta específica y control clínico permite una calidad de vida excelente en la mayoría de los pacientes.
El rol del veterinario es clave no solo en el diagnóstico, sino también en el seguimiento, adaptación de la pauta y educación continua del tutor.
Referencias
- Nelson, R. W., & Couto, C. G. (2019). Small Animal Internal Medicine (6ª ed.). Elsevier
- Fleeman, L. M., & Rand, J. S. (2001). Management of canine diabetes. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, 31(5), 855–880
- Behrend, E. N. (2023). Diabetes mellitus in dogs. Merck Veterinary Manual
- Hess, R. S. (2010). Insulin treatment strategies in dogs. Journal of the American Veterinary Medical Association, 236(6), 646–650
- Plumb, D. C. (2022). Plumb’s Veterinary Drug Handbook (10ª ed.). Wiley-Blackwell