Los vómitos y las regurgitaciones son las alteraciones gastrointestinales más comunes por las que se suele acudir a la clínica veterinaria. Normalmente, las familias no saben diferenciar entre estos dos eventos, ¡pero es importante saber hacerlo para una pronta atención correcta del animal!
Tanto el origen, las causas y el tratamiento para el vómito y la regurgitación son diferentes. Por lo tanto, si formamos de manera adecuada a los tutores a saber distinguirlas, podemos actuar más rápidamente cuando su animal presente estas alteraciones. ¡También pueden grabar el evento cuando ocurra!
Para poder formar a los tutores, es imprescindible tener las diferencias claras y ordenadas, ¡y a eso vamos!
¿Cuál es la diferencia entre vómito y regurgitación en pequeños animales?
Hablemos del vómito
El vómito es un proceso activo, es decir, se puede ver al animal haciendo un esfuerzo para expulsar el alimento. Este esfuerzo se observa con la contracción tanto del diafragma como de los músculos abdominales. Este movimiento es el que provoca la expulsión del contenido estomacal y en ocasiones, de la parte superior del intestino delgado.
Cuando consigue expulsarlo, se puede ver comida digerida (a veces sólo parcialmente), y en ocasiones, acompañada de jugos gástricos, como la bilis.
Pero antes de que esto ocurra, se pueden ver algunos síntomas en los animales. Comúnmente, veremos al perro o gato lamiéndose los labios, con salivación excesiva, arcadas, náuseas y signos generales de malestar.
Las causas del vómito pueden ser muy variables. Entre ellos se encuentran:
- Le ha sentado mal algo que comió
- Intoxicación
- Cambio de alimentación sin transición
- Alergias o intolerancias alimentarias
- Presencia de cuerpos extraños
- Infección vírica, bacteriana o parasitaria
- Problemas en otros órganos como hígado, riñón y páncreas
Si el vómito es algo puntual, no va acompañada de diarrea u otros síntomas y podemos sospechar la causa, no deberíamos alarmarnos. Aunque es necesario estar observando al animal.
En el caso de que los vómitos ocurran de forma recurrente y vayan acompañados de otros síntomas como diarreas, será necesario realizar las pruebas clínicas oportunas. El tratamiento será diferente dependiendo de la causa del vómito. También puedes obtener más información sobre cuidados en nuestro artículo sobre la nutrición hospitalaria.
¡Ojo en gatos no confundir con las bolas de pelo o la tos!
¿Qué es la regurgitación?
La regurgitación, en cambio, es un proceso pasivo, es decir, el animal no hace ningún esfuerzo físico para realizarla. No se observan contracciones abdominales.La comida (o líquido) que se expulsa está normalmente sin digerir y proviene del esófago, la faringe o el estómago. En ocasiones, puede presentar la forma tubular del esófago.
La regurgitación ocurre poco tiempo después de haber comido, y por lo tanto, no suele ser habitual que presente bilis.
Cómo hemos comentado, es un proceso pasivo, así que no hay síntomas previos de arcadas, náuseas o salivación excesiva. Aunque en algunos casos, sobre todo cuando la expulsión proviene del esófago, es posible observar distensión esofágica.
La regurgitación suele ser más común en perros que en gatos, y si es de forma ocasional, puede deberse a haber comido de forma muy rápida y habiendo tragado bastante aire.
Pero si es algo recurrente, las causas pueden ser, entre otras:
- Obstrucción esofágica, ya sea por cuerpos extraños o tumores
- Esofagitis, causada por alimentos muy calientes, productos irritantes o infecciones, entre otras causas
- Megaesófago: dilatación esofágica que impide contraer el músculo. Puede darse en perros sobre todo, y las razas con más predisposición genética son las grandes y el schnauzer.
- Persistencia del cuarto arco aórtico: causa congénita que provoca estenosis esofágica dando lugar a la regurgitación. Las razas más predispuestas son el gran danés, pastor alemán, o el labrador retriever, entre otras.
Habiendo tantas causas diferentes, el tratamiento para la regurgitación, obviamente dependerá de la causa subyacente.
Por ejemplo, en el caso de megaesófago, habrá que estudiar primero la causa, que puede ser debida a la alimentación. El tratamiento consistirá en alimentación de calidad, y normalmente estos animales se benefician de una alimentación en vertical. El tratamiento es largo, en ocasiones de por vida, y siempre individualizado.
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¿Ya podemos diferenciar entre vómitos y regurgitaciones?
Teniendo claros los puntos que hemos comentado, será más fácil tanto para el equipo veterinario como para los tutores diferenciar el vómito vs. contra la regurgitación.
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Tampoco nos podemos olvidar que los vómitos y las regurgitaciones pueden suceder en momentos muy particulares, y en estos casos, el abordaje será diferente. ¿Qué pasa con los animales en el postoperatorio? ¿Pueden tener vómitos y regurgitaciones? ¿Cuáles pueden ser los motivos? ¡Aquí tienes un estudio científico súper interesante sobre esto!
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