El proteinograma es una herramienta diagnóstica esencial en medicina interna veterinaria. Permite analizar en detalle las fracciones de proteínas séricas y orientar el diagnóstico en cuadros inflamatorios crónicos, inmunomediados, infecciosos o neoplásicos.
Sin embargo, no siempre resulta fácil de interpretar si no se domina la lógica detrás de cada fracción. Vamos a ver cómo sacarle todo el partido en consulta, con un enfoque práctico basado en casos clínicos reales.
Qué es un proteinograma y para qué se utiliza
El proteinograma, o electroforesis de proteínas séricas, separa las proteínas en distintas fracciones según su carga y tamaño. Cada fracción representa grupos funcionales con valor clínico concreto.
Las cinco fracciones principales en perros y gatos son:
- Albúmina
- α1-globulinas
- α2-globulinas
- β-globulinas
- γ-globulinas
En algunos laboratorios se agrupan en albúmina, globulinas totales y γ-globulinas, mientras que otros ofrecen perfiles más detallados.
El proteinograma es especialmente útil cuando hay hiperproteinemia inexplicada, hipoalbuminemia persistente o se sospecha mieloma múltiple, leishmaniosis o enfermedades inmunomediadas.
Cuándo solicitar un proteinograma
No es una prueba de rutina, pero sí clave en ciertos contextos clínicos. Vamos a ver los escenarios donde conviene pedirlo:
- Hiperproteinemia con albúmina normal o baja
- Sospecha de gammopatía monoclonal o policlonal
- Enfermedades infecciosas crónicas (leishmaniosis, ehrlichiosis)
- Sospecha de inmunomediadas (LES, PANDAS felina)
- Proteinuria glomerular persistente sin causa aparente
- Linfadenopatía o esplenomegalia sin diagnóstico
- Casos con hiperglobulinemia inexplicada
Consejo clínico: ante una hiperglobulinemia >5 g/dL sin causa clara, el proteinograma ayuda a distinguir entre inflamación crónica e inmunoproliferación maligna.
Cómo interpretar cada fracción
Aquí es donde entra el análisis fino. Veamos fracción por fracción cómo leer el resultado.
Albúmina
- Principal proteína plasmática
- Disminuida en enfermedades hepáticas, pérdidas renales o digestivas, inflamación crónica
Baja albúmina con globulinas normales o altas → sospechar enteropatía o inflamación
α1-globulinas
- Proteínas de fase aguda (alfa-1-antitripsina)
- Aumentan en inflamación sistémica
Elevadas en procesos inflamatorios agudos
α2-globulinas
- Haptoglobina, ceruloplasmina, macroglobulina
- También aumentan en inflamación o neoplasias
Muy elevadas → neoplasias hepáticas, pancreatitis
β-globulinas
- Incluyen transferrina, complemento y algunas inmunoglobulinas
- Elevadas en procesos crónicos e inmunomediados
Ejemplo práctico: en leishmaniosis es habitual ver elevación de β y γ-globulinas
γ-globulinas
- Inmunoglobulinas (IgG, IgA, IgM)
- Elevación policlonal → respuesta inmune crónica
- Elevación monoclonal → mieloma, linfoma, leucemias
Ojo: algunas policlonales muy marcadas pueden parecer monoclonales a simple vista. El contexto clínico y, si es necesario, la inmunofijación aclaran la duda.
Casos clínicos prácticos: cómo usar el proteinograma
Caso 1: Gato con hiperglobulinemia
Datos:
- Albúmina baja
- Elevación marcada en la fracción γ
- Globulinas totales: 6,8 g/dL
Interpretación: patrón policlonal → compatible con infección crónica (posible FIV, PIF, toxoplasmosis)
Caso 2: Perro con esplenomegalia y letargo
Datos:
- Albúmina normal
- Elevación intensa, aguda, en γ-globulinas con pico estrecho
Interpretación: gammopatía monoclonal → alta sospecha de mieloma múltiple → solicitar aspirado de médula ósea, radiografías y proteinuria de Bence Jones
Caso 3: Perro con enteropatía crónica
Datos:
- Albúmina baja
- Globulinas normales
- α1 y α2 elevadas
Interpretación: inflamación crónica intestinal con pérdida proteica → enfermedad inflamatoria intestinal o linfangiectasia
Tabla resumen de interpretación del proteinograma
Hallazgo | Diagnóstico probable | Acción clínica recomendada |
Hiperglobulinemia γ (policlonal) | Leishmania, PIF, LES | Serologías, PCR, inmunosupresores según caso |
Pico monoclonal γ | Mieloma múltiple, linfoma B | Inmunofijación, médula ósea, radiografías |
α2 elevadas | Inflamación aguda, pancreatitis | Revisión clínica y analítica completa |
Albúmina baja, globulinas normales | Enteropatía perdedora de proteínas | Ecografía abdominal, biopsia intestinal |
Hiperglobulinemia β | Inmunomediadas, infecciones crónicas | Tratamiento específico + seguimiento |
Qué errores evitar
- Interpretar sin el contexto clínico
- Tomar decisiones terapéuticas basadas solo en un patrón
- No diferenciar entre policlonal y monoclonal
- No repetir el proteinograma en pacientes crónicos para valorar evolución
- Olvidar que algunas gammopatías monoclonales también se ven en enfermedades infecciosas
Recordad: el proteinograma no da diagnósticos, da pistas. Es una herramienta que hay que leer junto a historia, analítica y pruebas específicas.
Conclusión
El proteinograma es una herramienta valiosa que, bien interpretada, nos ayuda a orientar el diagnóstico en enfermedades complejas e inespecíficas. Su fuerza reside en combinar datos analíticos con el juicio clínico.
Entender los patrones más frecuentes y saber cuándo solicitarlo puede marcar la diferencia en el abordaje de casos difíciles, especialmente en medicina interna.
Referencias
- Kaneko, J. J., Harvey, J. W., & Bruss, M. L. (2008). Clinical Biochemistry of Domestic Animals (6th ed.). Academic Press.
- Tvedten, H., & Willard, M. D. (2016). Small Animal Clinical Diagnosis by Laboratory Methods (5th ed.). Elsevier.
- Day, M. J., Mackin, A., & Littlewood, J. (2012). Manual of Canine and Feline Haematology and Transfusion Medicine (2nd ed.). BSAVA.
- Watson, P. J., & Herrtage, M. E. (2003). The clinical utility of serum protein electrophoresis in dogs. Journal of Small Animal Practice, 44(11), 491–496.
- Zini, E., & Glaus, T. M. (2004). Interpretation of serum protein electrophoresis in dogs and cats. Compendium on Continuing Education for the Practicing Veterinarian, 26(3), 191–203.