La neutrofilia es el aumento de recuento de neutrófilos en la sangre periférica. Los neutrófilos son los leucocitos más abundantes en los perros, por eso la neutrofilia es una alteración que debemos tener en cuenta y entenderla.
¿Pero cuál puede ser la causa de esta alteración? ¿Qué síntomas se pueden observar y cuáles son los tratamientos? Si quieres tener claras las respuestas a estas preguntas, ¡sigue leyendo porque te respondemos a todo! Sin embargo puedes conocer más información al respecto en nuestro artículo sobre neutrofilia y neutropenia en veterinaria.
¿Qué son los neutrófilos y cuáles son sus valores de referencia? ¿Qué función tienen?
Cómo ya hemos comentado, los neutrófilos son los leucocitos más comunes. Forman parte de la serie blanca del hemograma, por lo tanto, del sistema inmunitario de los perros.
Los neutrófilos tienen funciones específicas dentro del sistema inmunitario. Por un lado, y su función principal, es la de fagocitosis. Pero no podemos olvidar que también tiene acción microbicida.
Los rangos normales de neutrófilos en sangre periférica en perros son entre 3.000/µl y 12.000/µl. Además, debemos saber que su vida media en sangre es bastante corta, de unas 10 horas aproximadamente.
En animales sanos, los neutrófilos inmaduros, también llamados células en banda, suelen tener muy poca presencia (menos de 300/µl). Cuando vemos un aumento significativo de estas células en banda, qué también lo podemos denominar desviación a la izquierda, suelen tener un valor clínico importante. Puedes leer más sobre los neutrófilos en nuestro artículo sobre el frotis sanguíneo del perro.
Causas y síntomas más comunes de la neutrofilia en perros
Cómo en la mayoría de las ocasiones, al interpretar un hemograma no debemos tener en cuenta solamente los valores aislados a la hora de identificar el origen de dicha alteración.
Si hablamos de neutrofilia con una desviación a la izquierda, es decir, un aumento de neutrófilos inmaduros, normalmente siempre será como consecuencia de una inflamación aguda activa. Esta inflamación puede deberse a infecciones localizadas como piometra, abscesos, o peritonitis, entre otras.
También relacionado con el punto anterior, las hemorragias, tanto externas como internas, pueden producir neutrofilia. Las necrosis o lesiones tisulares, la hemólisis por diferentes motivos (por tóxicos, inmunomediada o parasitaria), las neoplasias o las enfermedades inmunomediadas también producen inflamación, y como consecuencia, neutrofilia.
Si observamos una neutrofilia en perros, pero sin desviación a la izquierda, puede ser a causa de hiperadrenocorticismo (síndrome de Cushing)¡Ojo! Un aumento del recuento de neutrófilos en perros también puede deberse al estrés del momento. En estos casos, no es patológico (y además suele ser bastante común).En cuanto a los síntomas de la neutrofilia, estos dependen de la causa subyacente. Las inflamaciones localizadas suelen ser una causa muy común, por lo que, en estos casos, podemos ver fiebre o hinchazón de la zona.
Tratamiento
Los tratamientos asociados a este tipo de alteraciones, de la misma forma que los síntomas, dependen del origen de la neutrofilia.
En los casos en los que se debe a infecciones localizadas, habrá que tratar esa infección particular, ya sea con cirugía, por ejemplo, en piometra, o con fármacos en otro tipo de localizaciones.
También hemos comentado que estas inflamaciones pueden ser debidas a procesos neoplásicos. Si por ejemplo, el proceso neoplásico es debido a un linfoma multicéntrico, y se trata con el protocolo CHOP de quimioterapia, la evaluación de la neutrofilia durante el proceso puede ser clave, como nos indica este estudio.
Si la neutrofilia se debe al síndrome de Cushing, y la hemos diagnosticado con pruebas complementarias, en este caso también suele tratarse con medicamentos. Las cirugías en estos casos todavía se encuentran bajo estudio.
Y ahora, ¡cuéntanos! Cuando te encuentras frente a una neutrofilia, ¿Qué pruebas complementarias sueles hacer para encontrar el origen? ¡Nos encantará leerte!
Bibliografía
Interpretación del hemograma canino y felino – Alan H. Rebar, DVM, PhD