La obstrucción uretral felina, en la mayoría de los casos, afecta a machos adultos. Si no se resuelve de forma rápida y adecuada, puede desembocar en azotemia, alteraciones electrolíticas críticas y muerte.
Por eso, es fundamental que todo veterinario cuente con un protocolo claro para estabilizar y desobstruir con seguridad y eficacia.
¿Qué es una uropatía obstructiva?
Una uropatía obstructiva se define como la incapacidad para eliminar orina debido a una obstrucción física o funcional del tracto urinario inferior.
En gatos, el punto más habitual de bloqueo es la uretra peneana, y su etiología incluye tapones uretrales, cristales, cistitis idiopática severa, espasmo uretral, cálculos o edema por inflamación local.
Las consecuencias metabólicas de la obstrucción aparecen rápidamente: acumulación de productos nitrogenados (urea, creatinina), hiperpotasemia, acidosis metabólica, deshidratación y, en última instancia, colapso cardiovascular.
El abordaje temprano es vital para prevenir complicaciones como ruptura vesical, necrosis uretral o arritmias fatales.
¿Cómo identificar los signos clínicos?
Los gatos con obstrucción suelen presentar una sintomatología progresiva, a menudo confundida en fases iniciales con cistitis:
- Disuria o intentos repetidos de orinar sin éxito.
- Vocalización en el arenero, posturas de micción prolongadas.
- Vómitos, letargia, anorexia y signos de dolor abdominal.
- Vejiga distendida, firme y dolorosa a la palpación.
- Bradicardia (<120 lpm) en gatos adultos, común en hiperpotasemia severa.
Algunos gatos llegan con estupor, hipotermia (<35,5 °C) y mucosas pálidas: esto indica una fase crítica, y se requiere actuación urgente.
Estabilización inicial: abordaje paso a paso
Antes de intentar desobstruir, es esencial estabilizar al paciente, aunque esto no signifique esperar varias horas si el estado clínico empeora. El orden de actuación debería ser:
- Canalización IV: vía periférica con catéter de calibre adecuado (22–24G).
- Fluidoterapia: iniciar cristaloides isotónicos (Ringer lactato, NaCl 0,9 %) a 10–20 ml/kg en 15–30 minutos, según signos de hipovolemia.
- Corregir hiperpotasemia si el potasio es >6,5 mEq/L o hay ECG anormal:
- Glucosa 0,5–1 g/kg IV + insulina regular (0,1 U/kg IV)
- Bicarbonato sódico 0,5–1 mEq/kg IV lento (en casos con acidosis y signos cardiacos)
- Glucosa 0,5–1 g/kg IV + insulina regular (0,1 U/kg IV)
- Oxigenoterapia si está disponible.
- Monitorización ECG: ondas T picudas, PR prolongado o QRS ancho son indicativos de toxicidad por potasio.
Una vez iniciado este proceso, puede procederse a la desobstrucción uretral en cuanto el estado lo permita. En situaciones muy críticas, se puede sondar directamente mientras se estabiliza.
Ubicación, sedación y sondaje uretral
Veamos cuáles son los pasos clave para un sondaje uretral seguro y eficaz:
- Sedación: Midazolam (0,2–0,3 mg/kg IV) + Buprenorfina (10–30 µg/kg IV) + Propofol a efecto si es necesario. Evitar fármacos depresores cardiacos en pacientes descompensados.
- Posicionamiento: decúbito dorsal, con pene exteriorizado y uretra visualizada.
- Lubricación + irrigación: aplicar solución salina tibia para eliminar coágulos, sedimentos o tapones mucosos.
- Sonda adecuada: sonda Tomcat rígida o polietileno 3,5 Fr bien lubricada. Insertar con movimientos suaves, sin forzar.
- Desbloqueo: si hay resistencia, realizar irrigación repetida con jeringa de 10–20 ml y solución salina.
- Colocación de sonda Foley tras desbloqueo si se desea mantener abierta la uretra. Fijar correctamente y conectar al sistema cerrado de recolección.
Durante todo el proceso, controlar el estado hemodinámico del paciente y monitorizar el retorno de orina.
Diuresis post-obstructiva y manejo intensivo
Una vez desobstruido, muchos gatos desarrollan una diuresis post-obstructiva intensa que puede durar de 24 a 48 horas. Esta pérdida masiva de agua y electrolitos debe compensarse:
- Aumentar fluidoterapia hasta 2,5–5 veces mantenimiento (60–100 ml/kg/día).
- Monitorizar cada 2–4 horas: diuresis, peso, potasio, sodio y equilibrio ácido-base.
- Valorar hipotermia, bradicardia y signos de hipovolemia secundaria.
Los gatos que presentaban azotemia significativa, alteraciones electrolíticas severas o sondaje difícil deben mantener la sonda durante 2–3 días, con monitorización y cuidados locales (limpieza con clorhexidina diluida).
Manejo del dolor, relajantes uretrales y antibióticos
Un aspecto esencial del tratamiento es el control del dolor y el espasmo uretral:
- Buprenorfina: 10–30 µg/kg SC o IV cada 8–12 h.
- Metadona: 0,2–0,3 mg/kg IV cada 4–6 h.
- Prazosina: 0,5–1 mg/gato cada 12 h VO para relajar músculo liso uretral.
- Diazepam: 0,2–0,5 mg/kg IV si hay sospecha de espasmo uretral distal.
Respecto a los antibióticos:
- No se deben administrar de forma profiláctica.
- Sólo indicar si hay evidencia clínica o analítica de infección urinaria, idealmente tras urocultivo.
Diagnóstico complementario y prevención a largo plazo
Una vez estabilizado el paciente, el siguiente paso es investigar la causa subyacente y prevenir recurrencias:
- Análisis de orina completo: densidad, pH, cristales, proteinuria, piuria.
- Urocultivo y antibiograma: sólo si hay bacteriuria o signos sistémicos.
- Ecografía abdominal: descartar litiasis, neoplasias o anomalías anatómicas.
- Manejo ambiental: reducir estrés, dieta húmeda, acceso constante a agua, evitar areneros sucios.
- Dieta específica: recomendada en casos con cristales o recurrencia.
Tabla resumen
Aspecto | Manejo recomendado |
Estabilización inicial | Cristaloides IV, corrección hiperpotasemia, ECG, oxigenoterapia |
Sondaje uretral | Sedación adecuada, técnica atraumática, irrigación + sonda Tomcat o Foley |
Diuresis post-obstrucción | 2,5–5× mantenimiento; controlar peso, electrolitos, perfusión |
Analgesia y relajación | Buprenorfina o metadona + prazosina oral |
Cuidados posteriores | Mantener higiene, valorar retirada de sonda tras 48–72 h si micción espontánea |
Diagnóstico etiológico | Orina completa, cultivo, imagen; valorar dieta urinaria y entorno enriquecido |
Conclusión
Las uropatías obstructivas felinas requieren una intervención rápida y estructurada. Desde la estabilización hemodinámica hasta el sondaje y la atención postoperatoria, cada paso debe basarse en protocolos clínicos sólidos. Además, el éxito no termina al restaurar el flujo urinario: prevenir las recidivas a través de cambios ambientales y manejo dietético es igual de importante. Un abordaje integral y proactivo asegura el mejor pronóstico para estos pacientes tan vulnerables.
Referencias
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