Con una ecografía abdominal se pueden detectar desde alteraciones estructurales leves hasta patologías graves que no serían evidentes en una exploración física o analítica.
Sin embargo, enfrentarse por primera vez a una imagen ecográfica puede resultar intimidante si no se tiene una base clara. En esta guía vamos a ver los fundamentos esenciales para comenzar a interpretar una ecografía abdominal con confianza clínica.
¿Qué hay que saber antes de empezar a interpretar?
Antes de acercarse al ecógrafo, hay que tener claro que la imagen ecográfica no es una “foto” anatómica. Se trata de una representación en escala de grises generada por la reflexión de ultrasonidos.
Por tanto, interpretar correctamente requiere entrenamiento visual, conocimiento anatómico y lógica clínica.
Algunos puntos que debéis considerar:
- La ecografía no sustituye a la palpación, sino que la complementa.
- La calidad de imagen depende del equipo, la sonda y la preparación del paciente.
- No todo lo que se ve es patológico: muchas variaciones pueden ser fisiológicas.
- La posición del animal y la orientación de la sonda son clave para no desorientarse.
Una vez dominada la técnica básica de exploración, la ecografía se convierte en una herramienta diagnóstica rápida, accesible y muy rentable en clínica diaria.
Equipamiento mínimo y preparación del paciente
Vamos a ver qué hace falta para obtener una imagen de calidad desde el minuto uno:
- Sonda recomendada: microconvexa de 5-8 MHz para perros medianos y gatos. En animales grandes puede usarse una sonda convexa de baja frecuencia.
- Gel ecográfico: esencial para evitar la presencia de aire entre piel y transductor.
- Clíper y alcohol: rasurar y humedecer el abdomen mejora mucho la penetración del haz de ultrasonido.
- Pacientes en ayunas: al menos 8 horas sin alimento, para reducir el gas intestinal que interfiere con la imagen.
- Posición: decúbito dorsal preferente, pero también se puede explorar en decúbito lateral según la zona.
En nuestra experiencia clínica, un 80% de los diagnósticos digestivos se apoya en una buena imagen obtenida con una sonda microconvexa y una adecuada preparación del animal.
Estructuras clave y su ecogenicidad normal
Una de las primeras dudas al mirar la pantalla del ecógrafo es: “¿Esto qué es?”. Para evitar esa frustración, veamos una lista de los principales órganos abdominales y cómo deben verse en condiciones normales:
Estructura | Ecogenicidad esperada | Comentario clínico rápido |
Hígado | Homogéneo, ligeramente hiperecoico | Debería tener ecogenicidad similar al bazo |
Vesícula biliar | Anecoica (negra), con pared fina | Si hay ecos internos: pensar en lodo o cálculo |
Riñones | Corteza hiperecoica, médula hipoecoica | La relación entre ambas es clave para detectar enfermedad |
Bazo | Homogéneo, más ecogénico que el hígado | Si está muy aumentado, valorar proceso infiltrativo |
Intestino delgado | Patrón en capas, 5 capas visibles | Engrosamiento + pérdida de capas = sospecha grave |
Estómago | Pared con capas; contenido variable | Evaluar peristaltismo y contenido |
Vejiga urinaria | Anecoica, redondeada, paredes finas | Pared engrosada sugiere cistitis o irritación |
Próstata (machos) | Simétrica, homogénea | Hiperplasia, abscesos o neoplasias alteran forma |
Útero (hembras) | No visible en anestro | Si visible, sospechar piometra o gestación |
Estos patrones deben usarse como referencia, pero siempre dentro del contexto clínico. Un hígado con ecogenicidad alterada no siempre indica enfermedad hepática primaria: podría ser congestión, lipidosis o infiltración secundaria.
Interpretar los hallazgos: lo que se ve y lo que no se debe pasar por alto
Una vez localizada la estructura, el siguiente paso es identificar alteraciones que puedan tener valor diagnóstico. Vamos a repasar los cambios más comunes y cómo interpretarlos.
Cambios de ecogenicidad
- Hiperecoico: fibrosis, mineralización, lipidosis.
- Hipoecoico: edema, inflamación, neoplasias, necrosis.
- Anecoico: líquidos (bilis, orina, sangre, exudados).
Cambios de forma o tamaño
- Órganos agrandados: inflamación, congestión, infiltración.
- Formas irregulares o contornos borrosos: procesos infiltrativos o lesiones expansivas.
Lesiones focales
- Masa hipoecoica en bazo: posible hemangiosarcoma.
- Imagen redondeada anecoica en riñón: quiste renal.
- Estructura en “rosquilla” en intestino: intususcepción.
Gas o artefactos
El gas intestinal es el enemigo del ecografista abdominal. Produce sombras acústicas que impiden ver estructuras más profundas. En algunos casos, realizar la ecografía en decúbito lateral derecho mejora la visualización del hígado y páncreas.
Trucos clínicos para empezar con buen pie
Basándonos en la experiencia en consulta, aquí van algunos consejos que ayudan mucho en las primeras ecografías:
- Siempre usar la vejiga como punto de partida: es fácil de identificar y permite orientarse anatómicamente.
- Tener una rutina de exploración fija: por ejemplo, empezar por vejiga → próstata → bazo → estómago → intestino → riñones → hígado.
- Mover la sonda lentamente y con control, evitando movimientos bruscos que desorienten.
- Comparar lados derecho e izquierdo: muchas alteraciones son unilaterales.
- Guardar imágenes representativas y revisar después, especialmente si no se puede interpretar todo en el momento.
Tabla resumen
Punto clave | Recomendación clínica |
Tipo de sonda | Microconvexa 5–8 MHz |
Preparación del paciente | Ayuno 8 h, rasurado, gel y alcohol |
Estructura de inicio recomendada | Vejiga urinaria |
Estructura más fácil de identificar | Bazo |
Patrón intestinal normal | 5 capas visibles, grosor <3 mm |
Evitar gas intestinal | Ayuno previo y decúbito lateral si es necesario |
Guardar imágenes | Siempre que se detecte hallazgo anómalo |
Conclusión
Aprender a interpretar una ecografía abdominal no requiere tener un ecógrafo de última generación ni años de experiencia, sino constancia, metodología y sentido clínico.
Los primeros pasos deben centrarse en familiarizarse con las estructuras normales, entender la lógica de la ecogenicidad y saber cuándo algo no encaja con lo esperado. Poco a poco, la interpretación se vuelve automática. Como en tantas áreas clínicas, la clave está en observar, comparar y practicar.
Referencias
- Nyland, T. G., & Mattoon, J. S. (2015). Small Animal Diagnostic Ultrasound (3rd ed.). Elsevier.
- Penninck, D., & d’Anjou, M. A. (2015). Atlas of Small Animal Ultrasonography (2nd ed.). Wiley-Blackwell.
- Barr, F. J., & Gaschen, L. (2011). Diagnostic Ultrasound in Small Animal Practice. Wiley-Blackwell.
- Kealy, J. K., McAllister, H., & Graham, J. P. (2010). Diagnostic Radiology and Ultrasonography of the Dog and Cat (5th ed.). Saunders Elsevier.
- Mattoon, J. S., & Nyland, T. G. (2020). The Essentials of Veterinary Ultrasound: A Practical Guide to Techniques and Interpretation. Elsevier.