La hiperplasia prostática benigna (HPB) es la enfermedad prostática más frecuente en perros adultos no castrados. Aunque muchas veces es un hallazgo incidental en la ecografía, en otros casos se presenta con síntomas molestos o incluso con complicaciones importantes.
Veamos cómo abordar estos casos en la clínica general, qué decisiones terapéuticas tienen más respaldo y qué errores debemos evitar para no cronificar o agravar el proceso.
Qué es la hiperplasia prostática benigna
Se trata de un aumento difuso del tamaño de la próstata, no inflamatorio y no neoplásico, relacionado directamente con la edad y la estimulación androgénica. La mayoría de los machos enteros de más de 6–7 años presentan cierto grado de hiperplasia prostática, aunque no siempre con signos clínicos.
Es un proceso fisiológico asociado al envejecimiento testicular y al desequilibrio entre testosterona y estrógenos.
Signos clínicos: cuándo sospecharla
En muchos casos, la HPB es asintomática y se detecta durante una ecografía abdominal realizada por otros motivos. Sin embargo, puede generar síntomas cuando alcanza cierto volumen o si se complica:
- Tenesmo o dificultad para defecar (por compresión rectal)
- Hematuria intermitente o al final de la micción
- Goteo prepucial con sangre (hematospermia)
- Estreñimiento crónico en machos mayores
- Cambios en el patrón de micción (chorro débil, polaquiuria)
En consulta, el tutor suele referir que su perro “se esfuerza para defecar”, que “tarda mucho” o que a veces “sale sangre por el pene sin explicación aparente”.
Exploración y pruebas complementarias
Una buena exploración física y algunas pruebas básicas permiten orientar el diagnóstico:
- Palpación rectal: próstata simétrica, aumentada de tamaño, no dolorosa.
- Ecografía abdominal: imagen típica de HPB con parénquima homogéneo, simétrico, sin signos inflamatorios ni cavidades.
- Análisis de orina: suele ser normal; puede haber hematuria microscópica.
- Citología prostática (si hay duda): puede hacerse por eyaculado o aspirado ecoguiado en casos seleccionados.
Qué hacer: tratamiento y seguimiento
Dependiendo del paciente, el tratamiento puede ser diferente, de ahí la importancia de individualizar:
Opciones terapéuticas eficaces
- Castración quirúrgica
Es el tratamiento más efectivo y duradero. Reduce el tamaño prostático en un 50% en 3–4 semanas. Muy recomendable si el tutor no tiene intención de reproducir al animal. - Tratamiento médico con antiandrógenos
Para tutores que desean mantener la fertilidad o cuando hay contraindicación quirúrgica.
- Acetato de osaterona
- Delmadinona
- Finasterida
- Acetato de osaterona
- Seguimiento clínico y ecográfico
En casos asintomáticos sin complicaciones, puede optarse por vigilancia activa, informando bien al tutor sobre los posibles riesgos a futuro (infección, abscesos, retención urinaria).
En machos geriátricos, siempre valorad también la coexistencia con prostatitis crónica o neoplasia prostática, especialmente si el cuadro no mejora con el tratamiento.
Qué evitar
- Antibióticos empíricos sin evidencia de infección: no están indicados si no hay prostatitis o bacteriuria.
- Suplementos sin respaldo clínico: muchas veces se usan productos naturales que no han demostrado eficacia en HPB.
- Evitar el control exclusivamente clínico en casos con hematospermia persistente: puede enmascarar procesos más graves.
- Ignorar una próstata muy agrandada aunque el animal esté asintomático: riesgo de complicaciones futuras.
Tabla de tratamientos con dosis orientativas
Fármaco | Dosis recomendada | Vía | Observaciones |
Acetato de osaterona | 0,25–0,5 mg/kg/día durante 7 días | Oral | Efecto sostenido varias semanas |
Finasterida | 0,1–0,5 mg/kg/día | Oral | Uso prolongado, requiere controles periódicos |
Delmadinona (Tardak®) | 1–3 mg/kg cada 2–3 semanas | IM | Control parcial, recidiva frecuente |
Carprofeno | 2–4 mg/kg cada 24 h | Oral | Si hay dolor prostático o inflamación asociada |
Marbofloxacino | 2–4 mg/kg cada 24 h | Oral | Solo si hay signos compatibles con prostatitis |
Tabla resumen
Aspecto clínico | Recomendación principal |
Diagnóstico más eficaz | Ecografía abdominal + palpación rectal |
Tratamiento de elección | Castración quirúrgica |
Alternativa si no castración | Acetato de osaterona oral |
Complicaciones posibles | Prostatitis, abscesos, obstrucción rectal o urinaria |
Qué evitar | Uso empírico de antibióticos sin indicación |
Conclusión
La hiperplasia prostática benigna es una patología muy frecuente y generalmente subestimada en perros enteros de mediana o avanzada edad. Su abordaje debe individualizarse según los signos clínicos, el tamaño prostático, los deseos del tutor y el pronóstico reproductivo del paciente.
Referencias
- Johnston, S. D., Root Kustritz, M. V. R., & Olson, P. N. S. (2001). Canine and Feline Theriogenology. Saunders.
- Plumb, D. C. (2023). Plumb’s Veterinary Drug Handbook (9ª ed.). Wiley-Blackwell.
- Smith, J. (2008). Disorders of the prostate gland in dogs. In: Ettinger & Feldman. Textbook of Veterinary Internal Medicine (7ª ed.).
- Sirinarumitr, T., Johnston, S. D., et al. (2001). Pharmacologic effects of osaterone acetate in dogs with benign prostatic hyperplasia. Theriogenology, 55(6), 1391–1403.
- Teske, E., & van Garderen, E. (2017). Prostate disease in the dog. Journal of Comparative Pathology, 157(2–3), 125–131.