Valorar correctamente el estado de hidratación en pacientes caninos y felinos es una de las competencias clínicas más importantes en medicina veterinaria, especialmente en urgencias, pacientes críticos o con patologías crónicas.
Una buena evaluación guía la fluidoterapia, el pronóstico y muchas decisiones terapéuticas.
Este artículo ofrece un enfoque práctico para evaluar la hidratación de perros y gatos en consulta, con herramientas aplicables incluso en situaciones sin acceso inmediato a pruebas analíticas.
¿Por qué es tan importante valorar la hidratación?
El agua corporal total representa entre un 50 y un 70 % del peso del animal. Alteraciones en este equilibrio pueden desencadenar hipovolemia, shock, disfunción orgánica o incluso la muerte si no se corrigen a tiempo. La deshidratación suele estar presente en:
- Pacientes con vómitos o diarrea.
- Enfermedades renales crónicas.
- Procesos febriles, infecciosos o endocrinos.
- Pérdidas insensibles (hiperpnea, fiebre, quemaduras).
- Anorexia prolongada.
Una valoración clínica adecuada permite intervenir precozmente y decidir si el animal requiere fluidoterapia oral, subcutánea o intravenosa.
Métodos clínicos para valorar la hidratación
Aunque las pruebas de laboratorio ayudan a cuantificar el estado hídrico, la evaluación física sigue siendo el primer paso. Para ello, existen varios indicadores clínicos que pueden usarse en conjunto para estimar el porcentaje de deshidratación.
Parámetros clínicos de utilidad:
- Turgencia cutánea: se valora pellizcando la piel del cuello o dorso. Si tarda más de 2 segundos en volver a su posición, puede indicar deshidratación (>5 %).
- Mucosas orales: deben estar húmedas. La sequedad o la pegajosidad indican déficit de fluidos.
- Tiempo de llenado capilar (TLC): más de 2 segundos sugiere hipoperfusión.
- Frecuencia cardíaca y pulso: taquicardia con pulso débil puede asociarse a hipovolemia.
- Estado mental: letargia, depresión o coma en casos graves.
- Peso corporal: variaciones rápidas pueden reflejar pérdidas hídricas (1 kg = 1 litro).
- Ojos hundidos: típico en deshidratación moderada a severa.
Es importante combinar varios signos para tener una estimación más fiable. Ningún parámetro por sí solo es definitivo.
Diferencias entre perros y gatos
Aunque los principios generales son similares, hay diferencias relevantes a tener en cuenta entre especies.
En perros:
- La turgencia cutánea suele ser más evidente.
- La taquicardia suele presentarse antes que en los gatos.
- El tutor puede notar más fácilmente la pérdida de apetito o letargo.
En gatos:
- La piel es más laxa y fina, lo que puede dificultar la valoración del pliegue cutáneo.
- Pueden compensar clínicamente durante más tiempo, lo que retrasa el diagnóstico.
- Son más sensibles a la manipulación, por lo que la valoración debe ser rápida y precisa.
En ambos casos, la colaboración del tutor es fundamental para conocer el historial reciente de ingesta de agua, vómitos, diarrea o cambios en la micción.
Estimación del porcentaje de deshidratación
Basándonos en la combinación de signos clínicos, es posible realizar una estimación orientativa del porcentaje de deshidratación, lo cual es útil para calcular necesidades de fluidoterapia.
Guía clínica orientativa:
- < 5 %: hidratación aparentemente normal; sin signos clínicos evidentes.
- 5–6 %: mucosas ligeramente secas, posible pliegue cutáneo prolongado.
- 7–9 %: turgencia cutánea retardada, ojos hundidos, mucosas secas, pulso débil.
- 10–12 %: signos claros de hipovolemia, shock compensado, piel fría, alteración mental.
- >12 %: shock hipovolémico grave, colapso, coma, muerte inminente.
Es recomendable documentar en la historia clínica la estimación realizada, ya que será la base para el cálculo de fluidos y el seguimiento del tratamiento.
Apoyo analítico
En caso de duda o necesidad de mayor precisión, pueden emplearse pruebas complementarias. Estas son especialmente útiles en pacientes hospitalizados o con enfermedades crónicas.
Parámetros de laboratorio útiles:
- Hematocrito y proteínas totales: aumentan en deshidratación hemoconcentrada.
- Urea y creatinina: pueden estar elevadas en deshidratación o fallo renal.
- Densidad urinaria: alta en deshidratación con función renal conservada.
- Lactato: marcador indirecto de hipoperfusión.
- Ecografía abdominal: puede valorar llenado vesical y vena cava caudal.
Estas pruebas ayudan a confirmar la evaluación clínica y ajustar el plan terapéutico.
Tabla resumen: signos clínicos según nivel de deshidratación
% Deshidratación | Signos clínicos observables | Recomendaciones terapéuticas |
<5 % | Sin signos; historial sugestivo | Vigilar y reforzar hidratación oral |
5–6 % | Mucosas secas, pliegue cutáneo leve | Fluidoterapia oral o subcutánea |
7–9 % | Turgencia cutánea clara, ojos hundidos, pulso débil | Fluidoterapia IV; hospitalización |
10–12 % | Shock compensado, mucosas pálidas, piel fría, letargia | Fluidoterapia agresiva IV; monitoreo |
>12 % | Shock grave, coma, hipotermia, colapso | Reanimación intensiva |
Conclusión
Valorar el estado de hidratación de forma precisa es esencial para tomar decisiones terapéuticas rápidas y eficaces en la clínica veterinaria. Un enfoque sistemático, basado en la combinación de signos físicos y pruebas complementarias, permite actuar con seguridad, adaptar la fluidoterapia y mejorar la evolución del paciente.
La educación del tutor también es clave, especialmente en casos crónicos, para que reconozcan los signos tempranos de deshidratación y consulten a tiempo. Perros y gatos presentan diferencias sutiles pero relevantes, por lo que la valoración debe adaptarse a cada especie y a cada contexto clínico.
Referencias científicas
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- Silverstein, D. C., & Hopper, K. (2015). Small Animal Critical Care Medicine. Saunders.
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