Las transfusiones sanguíneas son un recurso fundamental en la medicina veterinaria moderna. En perros y gatos, su uso puede resultar vital en casos de anemia aguda, hemorragias, coagulopatías o enfermedades medulares.
Sin embargo, la transfusión no está exenta de riesgos, por lo que es imprescindible seguir protocolos bien definidos para garantizar la seguridad del paciente y optimizar los resultados.
El éxito depende de una correcta selección del donante, la preparación del receptor, la administración segura y la monitorización estrecha durante y después del procedimiento.
Indicaciones de la transfusión sanguínea
La transfusión está indicada cuando los beneficios superan los riesgos, especialmente en situaciones críticas.
- Anemia aguda: hemorragias traumáticas, quirúrgicas o por parásitos hemáticos.
- Anemia crónica grave: cuando compromete la oxigenación tisular.
- Coagulopatías: deficiencia de factores de coagulación, intoxicación por anticoagulantes.
- Hipoproteinemia severa: en casos específicos, mediante plasma fresco congelado.
- Enfermedades medulares: aplasia o hipoplasia que impiden la producción de hematíes.
El umbral transfusional suele situarse en un hematocrito < 20% en perros y < 15% en gatos, aunque la decisión debe basarse también en la clínica del paciente.
Tipos de hemoderivados
Según la necesidad del paciente, pueden administrarse distintos componentes sanguíneos:
- Sangre total: útil en hemorragias agudas masivas.
- Concentrado de hematíes (CH): para anemias normovolémicas.
- Plasma fresco congelado (PFC): en coagulopatías, intoxicaciones o deficiencia de factores.
- Crioprecipitado: específico para deficiencia de factor VIII y enfermedad de von Willebrand.
El uso de hemoderivados en lugar de sangre total mejora la eficiencia terapéutica y reduce riesgos.
Compatibilidad y pruebas cruzadas
Antes de cualquier transfusión, la compatibilidad entre donante y receptor es prioritaria.
- Perros:
- El antígeno más clínicamente relevante es DEA 1.
- La primera transfusión en un perro DEA- puede ser segura, pero se recomienda tipificación y prueba cruzada en todos los casos.
- El antígeno más clínicamente relevante es DEA 1.
- Gatos:
- Existen tres grupos sanguíneos (A, B y AB).
- La incompatibilidad puede provocar reacciones hemolíticas graves incluso en la primera transfusión.
- Es obligatorio tipificar siempre antes de transfundir.
- Existen tres grupos sanguíneos (A, B y AB).
- Pruebas cruzadas (crossmatch):
- Mayor: plasma del receptor con hematíes del donante.
- Menor: plasma del donante con hematíes del receptor.
- Recomendadas en pacientes politransfundidos o con antecedentes de reacciones.
- Mayor: plasma del receptor con hematíes del donante.
Preparación del paciente
Antes de iniciar la transfusión, es necesario estabilizar al paciente y garantizar condiciones óptimas.
- Colocar vía intravenosa exclusiva para la transfusión.
- Administrar fluidoterapia si es necesario para mantener normovolemia (evitar sobrecarga).
- Monitorizar parámetros basales: frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, temperatura, mucosas, presión arterial.
- No administrar medicamentos en la misma vía.
La preparación adecuada reduce complicaciones y facilita la monitorización.
Protocolo de administración
La transfusión debe realizarse siguiendo pasos estructurados:
- Selección del hemoderivado según la necesidad clínica.
- Filtrado de la sangre mediante sistemas con filtro para evitar microcoágulos.
- Calentamiento solo si se administra a gran velocidad o en neonatos; no usar microondas.
- Velocidad de infusión:
- Iniciar lentamente (0,25 ml/kg/h) durante los primeros 15–30 minutos.
- Si no hay reacciones, aumentar progresivamente hasta 5–10 ml/kg/h en perros y 2–5 ml/kg/h en gatos.
- La transfusión no debe durar más de 4 horas para evitar proliferación bacteriana.
- Iniciar lentamente (0,25 ml/kg/h) durante los primeros 15–30 minutos.
- Dosis orientativas:
- Perros: 10–20 ml/kg de sangre total o 6–10 ml/kg de CH.
- Gatos: 10–15 ml/kg de sangre total o 5–8 ml/kg de CH.
- Perros: 10–20 ml/kg de sangre total o 6–10 ml/kg de CH.
La velocidad y dosis deben ajustarse según la condición clínica y la estabilidad del paciente.
Monitorización durante la transfusión
La monitorización estricta es fundamental para detectar reacciones adversas tempranas.
Parámetros a controlar cada 15–30 minutos:
- Temperatura corporal.
- Frecuencia cardiaca y respiratoria.
- Presión arterial.
- Color de mucosas y tiempo de relleno capilar.
Ante cualquier signo anormal, la transfusión debe interrumpirse de inmediato.
Reacciones adversas
Las reacciones pueden ser inmediatas o tardías, y varían en gravedad.
- Inmediatas
- Fiebre, vómitos, temblores, urticaria.
- Hemólisis aguda (taquicardia, hipotensión, hemoglobinemia).
- Reacciones anafilácticas graves.
- Fiebre, vómitos, temblores, urticaria.
- Tardías
- Ictericia, disminución progresiva del hematocrito.
- Reacciones febriles no hemolíticas.
- Infecciones transmitidas por transfusión (raro con bancos controlados).
- Ictericia, disminución progresiva del hematocrito.
El manejo incluye suspender la transfusión, administrar fluidos, antihistamínicos, corticoides u oxígeno según la reacción.
Papel del tutor
El tutor debe ser informado antes de la transfusión sobre:
- La indicación y el objetivo del procedimiento.
- Los riesgos de reacciones adversas.
- La necesidad de monitorización estrecha durante y después.
- La importancia de controles posteriores de hematocrito y parámetros clínicos.
La transparencia con el tutor facilita la toma de decisiones y refuerza la confianza en el procedimiento.
Tabla resumen: protocolo de transfusión en perros y gatos
Etapa | Aspectos principales |
Indicaciones | Anemias graves, hemorragias, coagulopatías, hipoproteinemia |
Compatibilidad | Tipificación obligatoria en gatos, recomendable en perros |
Preparación del paciente | Vía IV exclusiva, monitorización basal, fluidoterapia si precisa |
Administración | Iniciar lento, aumentar progresivo; duración máx. 4 h |
Dosis | Perros: 10–20 ml/kg sangre total; gatos: 10–15 ml/kg |
Monitorización | Tª, FC, FR, PA, mucosas cada 15–30 min |
Reacciones adversas | Fiebre, vómitos, hemólisis, anafilaxia |
Papel del tutor | Información sobre riesgos, beneficios y seguimiento |
Conclusión
La administración de sangre en perros y gatos es una herramienta terapéutica de gran valor, pero exige un protocolo riguroso para garantizar seguridad y eficacia. La selección del producto, la compatibilidad, la monitorización continua y la comunicación con el tutor son pilares fundamentales del proceso.
El desarrollo de bancos de sangre veterinarios y el uso creciente de hemoderivados están mejorando el acceso a transfusiones seguras, consolidando este procedimiento como parte esencial de la medicina de urgencias y cuidados intensivos.
Referencias científicas
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