La cojera es un síntoma clínico que puede manifestarse de diversas formas y tener múltiples causas en perros y gatos, que van desde lesiones musculoesqueléticas hasta enfermedades sistémicas.
Para diagnosticar y tratar eficazmente estas afecciones, es fundamental comprender en detalle las diferentes clasificaciones de las cojeras, que nos proporcionan información valiosa sobre la gravedad, la duración, y la causa subyacente de este problema.
A continuación, profundizaremos en cada una de estas clasificaciones para ayudaros a identificar y abordar adecuadamente las cojeras en vuestros pacientes peludos.
Clasificación por grados
- Grado I: Cojera leve: En este nivel, la cojera es apenas perceptible y puede ser intermitente, apareciendo solo bajo ciertas condiciones. El animal puede mostrar una ligera molestia al caminar, pero aún puede llevar a cabo sus actividades normales.
- Grado II: Cojera moderada: En este punto, la cojera se vuelve más evidente y persistente durante la mayoría de las actividades. El animal puede mostrar signos de incomodidad al apoyar peso en la extremidad afectada, pero aún así puede movilizarse.
- Grado III: Cojera grave: Aquí, la cojera es significativa y el animal tiene dificultades para apoyar peso en la extremidad afectada. Puede mostrar signos de dolor o malestar al caminar e incluso puede evitar usar la extremidad afectada en ciertas situaciones.
- Grado IV: Cojera severa: En el grado más alto, el animal no puede apoyar peso en la extremidad afectada y puede presentar deformidades visibles o cambios en la postura para compensar el dolor. La cojera es incapacitante y afecta gravemente la calidad de vida del paciente.
Clasificación por aparición
- Aguda: Esta forma de cojera aparece repentinamente después de un trauma, como una lesión deportiva, un accidente automovilístico o una caída desde una altura. La cojera puede ser el resultado de fracturas, luxaciones, esguinces o contusiones agudas.
- Crónica: En contraste, la cojera crónica se desarrolla gradualmente con el tiempo y puede estar relacionada con afecciones degenerativas como la osteoartritis, enfermedades del cartílago o la tendinitis crónica. Los síntomas pueden empeorar progresivamente con el tiempo si no se tratan adecuadamente.
Clasificación por origen
- Traumática: Las cojeras traumáticas son causadas por lesiones físicas en los huesos, articulaciones, músculos o tejidos blandos. Esto puede incluir fracturas óseas, luxaciones articulares, desgarros musculares o contusiones graves como resultado de un trauma agudo.
- Inflamatoria: Las cojeras de origen inflamatorio están asociadas con procesos inflamatorios en el cuerpo, como la artritis, la bursitis o la tendinitis. La inflamación en las articulaciones o los tejidos circundantes puede provocar dolor, hinchazón y limitación del movimiento.
- Neurológica: En algunos casos, las cojeras pueden ser el resultado de trastornos del sistema nervioso periférico o central, como neuropatías, hernias de disco o enfermedades de la médula espinal. Los problemas neurológicos pueden afectar la coordinación motora y la función sensorial, dando lugar a cojeras características.
- Vascular: Las cojeras de origen vascular están relacionadas con trastornos circulatorios que afectan el flujo sanguíneo hacia las extremidades. Esto puede incluir enfermedades vasculares periféricas, trombosis arterial o embolias que bloquean el suministro de sangre a una región específica.
- Metabólica: Finalmente, las cojeras metabólicas pueden surgir como resultado de desequilibrios metabólicos que afectan la salud ósea y articular, como la enfermedad de Paget, la osteodistrofia o los trastornos del metabolismo del calcio. Estas afecciones pueden provocar debilidad ósea, deformidades articulares o cambios en la marcha.
La importancia de entender los tipos de cojeras
Comprender estas clasificaciones es esencial para realizar un diagnóstico preciso y establecer un plan de tratamiento efectivo para las cojeras en perros y gatos. Siempre se debe realizar una evaluación exhaustiva que incluya una historia clínica detallada, un examen físico completo y, en muchos casos, pruebas diagnósticas adicionales como radiografías, ecografías, análisis de laboratorio o estudios de imagen avanzados.
Trabajar en colaboración con otros profesionales veterinarios, como especialistas en ortopedia, neurología o medicina interna, garantizará el mejor cuidado posible para nuestros pacientes.
Recuerda que cada caso es único y requiere un enfoque individualizado para lograr los mejores resultados.
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Fuentes y Referencias:
- Cook, J.L., & Read, R.A. (2016). Traumatología y Ortopedia de Animales Pequeños.
- Lascelles, B.D.X., & Thomson, M.J. (2018). Vet Times. “Clasificación de las cojeras en perros y gatos.”
- McCarthy, R.J. (2017). “Cojeras en perros: ¿Cómo las clasificamos y qué significan?” NAVC Clinicians Brief.
- Tacke, S., & Böhme, W. (2019). Manual de Ortopedia y Traumatología en Animales de Compañía.