El tratamiento antibiótico de las infecciones del tracto urinario (ITU) en perros y gatos es una práctica habitual Sin embargo, sigue siendo una de las áreas donde más errores diagnósticos y terapéuticos se cometen, contribuyendo al desarrollo de resistencias y a tratamientos fallidos.
¿Por qué se cometen tantos errores?
Las ITU se presentan con síntomas inespecíficos, y en muchos casos los antibióticos se prescriben de forma empírica sin confirmar la infección ni su etiología. Además, la presión del tutor para una resolución rápida del problema puede llevar a decisiones terapéuticas precipitadas.
Los principales motivos de error son:
- Diagnósticos incorrectos o incompletos.
- Uso inadecuado de antimicrobianos.
- Duraciones excesivas o insuficientes del tratamiento.
- Falta de seguimiento tras la antibioterapia.
- Desconocimiento de guías clínicas actualizadas.
Aplicar protocolos racionales permite mejorar la eficacia del tratamiento y minimizar el riesgo de resistencias.
Diagnóstico: el primer punto de fallo
Muchas veces se asume que un animal con disuria o hematuria tiene una ITU, cuando en realidad puede tratarse de una cistitis estéril, urolitiasis, tumor vesical o incluso una alteración de comportamiento. Tratar sin confirmar lleva al uso innecesario de antibióticos.
Errores frecuentes en el diagnóstico:
- No realizar sedimento urinario ni tiras reactivas.
- No confirmar bacteriuria ni piuria con citología urinaria.
- Utilizar orina recogida por micción espontánea en lugar de cistocentesis.
- Prescribir sin realizar cultivo y antibiograma en pacientes con ITU recurrente o crónica.
- Interpretar mal la presencia de bacterias en muestras contaminadas.
En gatos, muchas cistitis idiopáticas se tratan erróneamente con antibióticos cuando son cuadros estériles autolimitados.
Elección incorrecta del antibiótico
La elección empírica del antibiótico debe hacerse solo cuando esté clínicamente justificado, y siempre siguiendo las guías actuales. Sin embargo, en la práctica, muchos tratamientos se inician con fármacos inadecuados, espectros excesivos o pautas erróneas.
Errores comunes en la elección del antibiótico:
- Utilizar fluoroquinolonas como primera opción sin antibiograma.
- Prescribir amoxicilina sola, con escasa eficacia frente a Enterobacteriaceae.
- Emplear cefovecina en casos donde no está indicado.
- No considerar la farmacocinética urinaria del antibiótico (concentración en orina vs suero).
- Elegir fármacos con baja penetración urinaria en infecciones altas (pielonefritis).
Los antibióticos deben seleccionarse según sensibilidad bacteriana, localización de la infección, estado del paciente y espectro necesario. Evitar el sobretratamiento es clave.
Duración del tratamiento: ni demasiado corto ni excesivo
Durante años se recomendaban tratamientos de 2 a 4 semanas para las ITU, pero la evidencia actual sugiere que en infecciones no complicadas de la vejiga, 3 a 5 días pueden ser suficientes si el antibiótico es eficaz.
Errores habituales en la duración:
- Tratamientos excesivos que favorecen resistencias y disbiosis.
- Abandono prematuro por parte del tutor al desaparecer los síntomas.
- No adaptar la duración según el tipo de ITU (baja, alta, complicada, recurrente).
- Mantener pautas prolongadas con antibióticos de amplio espectro innecesariamente.
Es fundamental ajustar la duración al tipo de infección, al antibiótico empleado y a la evolución clínica del paciente.
Falta de seguimiento o reevaluación
Una vez finalizado el tratamiento, muchos casos no se reevalúan. Esto puede llevar a infecciones recurrentes, resistencias ocultas o tratamientos mal instaurados.
Aspectos clave del seguimiento:
- Repetir cultivo 5–7 días tras finalizar el tratamiento en ITU complicadas o recurrentes.
- Revisar posibles causas subyacentes (urolitos, neoplasia, disfunción inmunitaria).
- Confirmar resolución clínica y microbiológica.
- Informar al tutor sobre signos de recaída.
El seguimiento adecuado permite prevenir cronicidades y detectar fallos terapéuticos a tiempo.
Tabla resumen: errores más frecuentes y cómo evitarlos
Error común | Consecuencia clínica | Solución práctica |
Tratar sin cultivo | Uso innecesario de antibióticos | Confirmar con cultivo y antibiograma |
Elegir antibiótico inadecuado | Fallo terapéutico, resistencias | Basarse en guías actualizadas y sensibilidad |
Tratamientos demasiado largos | Disbiosis, resistencias, efectos adversos | Adecuar duración al tipo de ITU |
No reevaluar tras el tratamiento | Recaídas, infección persistente | Repetir cultivo en casos indicados |
Confundir cistitis idiopática en gatos | Tratamiento innecesario | Valorar contexto clínico antes de medicar |
Conclusión
El uso correcto de antibióticos en infecciones urinarias requiere rigor diagnóstico, selección consciente del fármaco y seguimiento clínico. Evitar errores en estos tres pilares reduce la aparición de resistencias, mejora el pronóstico y optimiza los recursos.
Tanto en perros como en gatos, el enfoque debe ser individualizado y basado en la evidencia. Explicar al tutor la importancia del diagnóstico y del cumplimiento terapéutico es esencial para lograr buenos resultados y preservar la eficacia de los antimicrobianos en medicina veterinaria.
Referencias científicas
- Weese, J. S., & Blondeau, J. M. (2015). Antimicrobial therapy for urinary tract infections in dogs and cats. Canadian Veterinary Journal, 56(5), 507–514.
- CLSI. (2019). Veterinary Antimicrobial Susceptibility Testing Standards – VET01-A4. Clinical and Laboratory Standards Institute.
- Thompson, M. F., & Litster, A. L. (2014). Short-duration antimicrobial treatment for canine and feline urinary tract infection. Journal of Veterinary Internal Medicine, 28(4), 843–849.