La conjuntivitis afecta tanto a perros como a gatos y se caracteriza por la inflamación de la conjuntiva, la membrana mucosa que recubre el interior de los párpados y parte de la superficie ocular.
A pesar de su alta prevalencia, el tratamiento de la conjuntivitis no siempre es sencillo. Muchos casos se resuelven con terapias básicas, pero otros pueden complicarse debido a diagnósticos erróneos o al uso inadecuado de medicamentos.
Por qué es importante tratar correctamente la conjuntivitis
La conjuntivitis en animales puede ser secundaria a múltiples causas, como infecciones bacterianas o víricas, alergias, cuerpos extraños, alteraciones anatómicas (entropión, ectropión), traumatismos o enfermedades sistémicas.
Un tratamiento incorrecto no solo retrasa la resolución, sino que puede empeorar el cuadro clínico, predisponer a infecciones secundarias y causar molestias crónicas al paciente.
Además, en algunos casos la conjuntivitis es el primer signo de una enfermedad ocular más grave (úlceras corneales, glaucoma, queratoconjuntivitis seca), lo que refuerza la importancia de un diagnóstico preciso.
Error 1: automedicar al animal con colirios humanos
Uno de los fallos más comunes por parte de los tutores es utilizar colirios o lágrimas artificiales destinados a personas sin supervisión veterinaria. Aunque algunos pueden ser inocuos, otros contienen corticoides, vasoconstrictores o conservantes que resultan perjudiciales en animales.
Problemas asociados:
- Retraso diagnóstico al enmascarar los signos.
- Agravamiento de úlceras corneales si se aplican corticoides.
- Irritación adicional de la mucosa ocular.
El uso de cualquier colirio debe estar indicado tras una exploración oftalmológica veterinaria.
Error 2: asumir que todas las conjuntivitis son infecciosas
Muchos tutores, e incluso algunos clínicos, tienden a tratar la conjuntivitis como una infección bacteriana primaria. Sin embargo, la mayoría de los casos en gatos son de origen vírico (herpesvirus, calicivirus), mientras que en perros es frecuente que la causa sea alérgica, traumática o secundaria a alteraciones anatómicas.
Errores frecuentes:
- Uso indiscriminado de antibióticos tópicos sin confirmar etiología.
- No considerar factores predisponentes (entropión, pestañas ectópicas).
- Ignorar la posibilidad de alergias ambientales o a alimentos.
Un diagnóstico erróneo conduce a tratamientos ineficaces y a la cronificación del cuadro.
Error 3: no realizar un diagnóstico completo antes del tratamiento
La conjuntivitis requiere un examen ocular detallado para descartar patologías más graves. Sin embargo, uno de los errores más comunes en la práctica clínica es iniciar tratamiento sin pruebas básicas.
Pruebas que no deben omitirse:
- Test de fluoresceína: descartar úlceras corneales.
- Test de Schirmer: valorar la producción lagrimal.
- Medición de presión intraocular: descartar glaucoma o uveítis.
- Exploración de párpados y pestañas: descartar entropión, cuerpos extraños.
No realizar estas pruebas expone al paciente a un tratamiento inadecuado y aumenta el riesgo de complicaciones.
Error 4: uso prolongado de corticoides tópicos sin control
Los colirios con corticoides son muy eficaces en conjuntivitis alérgicas o inflamatorias, pero su uso inadecuado puede ser devastador. Aplicarlos en un ojo con úlcera corneal activa puede provocar una perforación.
Errores habituales:
- Prescribir corticoides sin descartar lesión corneal con fluoresceína.
- Mantener la terapia más tiempo del necesario.
- No monitorizar al paciente en revisiones periódicas.
El uso de corticoides debe ser siempre selectivo, monitorizado y basado en diagnóstico.
Error 5: abandono prematuro del tratamiento por parte del tutor
Otro error común es que el tutor interrumpa el tratamiento en cuanto desaparecen los signos visibles (enrojecimiento, secreción). Esto provoca recaídas y aumenta el riesgo de resistencia bacteriana si se trata de infecciones.
Factores que lo favorecen:
- Dificultad para aplicar colirios en gatos o perros poco colaboradores.
- Desconocimiento de la importancia de completar el tratamiento.
- Falta de comunicación veterinario-tutor sobre la duración exacta.
La educación del tutor es clave para garantizar adherencia al tratamiento y evitar cronificaciones.
Error 6: no tratar la causa subyacente
La conjuntivitis puede ser solo un signo secundario de un problema mayor. Tratar solo la inflamación sin abordar la causa primaria conlleva recaídas constantes.
Ejemplos comunes:
- Conjuntivitis recurrentes en perros con entropión no corregido quirúrgicamente.
- Conjuntivitis crónicas en gatos positivos a herpesvirus sin terapia antiviral de apoyo.
- Inflamación persistente asociada a cuerpos extraños no detectados (espigas, pelos).
Sin un enfoque etiológico, la resolución completa es improbable.
Error 7: falta de seguimiento clínico
Muchos tutores consideran la conjuntivitis como una “afección menor” y no acuden a controles. Sin embargo, en la práctica, es fundamental reevaluar la respuesta al tratamiento y modificar la pauta si no hay mejoría.
La falta de seguimiento puede derivar en:
- Ulceración corneal no detectada.
- Progresión a queratoconjuntivitis seca.
- Infecciones crónicas resistentes.
El veterinario debe recalcar la importancia de revisiones incluso cuando los signos mejoran.
Papel del tutor en el éxito terapéutico
La colaboración del tutor es determinante. En la mayoría de los casos, el éxito no depende solo del colirio prescrito, sino de la capacidad de aplicarlo correctamente y durante el tiempo indicado.
Recomendaciones prácticas para tutores:
- Sujetar al animal con calma y sin estrés.
- Aplicar el colirio en el saco conjuntival inferior, sin tocar la superficie ocular.
- Guardar los medicamentos en condiciones adecuadas (muchos requieren refrigeración).
- Seguir estrictamente las indicaciones de dosis y frecuencia.
- Acudir a las revisiones pautadas.
La comunicación veterinario-tutor debe ser clara, reforzando la importancia de cada paso.
Tabla resumen: errores comunes al tratar conjuntivitis en animales
Error | Consecuencia clínica | Cómo evitarlo |
Uso de colirios humanos | Agravamiento de la lesión, irritación | Solo usar medicamentos veterinarios indicados |
Asumir origen infeccioso | Tratamientos ineficaces, cronificación | Diagnóstico diferencial completo |
No realizar pruebas básicas | Úlceras o glaucoma no detectados | Test de fluoresceína, Schirmer, PIO |
Corticoides sin control | Riesgo de perforación corneal | Confirmar integridad corneal antes de uso |
Abandono prematuro | Recaídas, resistencias | Educación al tutor, seguimiento clínico |
Ignorar la causa subyacente | Recidivas constantes | Corregir entropión, tratar virus, retirar cuerpos extraños |
No seguimiento | Complicaciones crónicas | Revisiones programadas |
Conclusión
La conjuntivitis en perros y gatos, aunque frecuente, no debe subestimarse. Los errores más habituales en su manejo incluyen el uso inadecuado de medicamentos, la falta de pruebas diagnósticas básicas, el abandono prematuro de los tratamientos y la ausencia de seguimiento clínico.
Prevenir estos errores no solo mejora el pronóstico, sino que también evita complicaciones oculares irreversibles que comprometerían la calidad de vida del paciente.
Referencias científicas
- Hendrix, D. V. H. (2007). Canine conjunctivitis. Clinical Techniques in Small Animal Practice, 22(2), 46–51.
- Maggs, D. J. (2018). Conjunctivitis. En: Slatter’s Fundamentals of Veterinary Ophthalmology (6ª ed.). Elsevier.
- Stiles, J. (2013). Feline ophthalmology: conjunctivitis. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, 43(5), 997–1013.