Las fístulas perianales, también conocidas como enfermedad perianal inmunomediada, son complicadas de tratar en la clínica, tanto por su diagnóstico como por su tratamiento a medio y largo plazo.
No se trata solo de una herida infectada o de una glándula impactada: son lesiones crónicas, dolorosas, que requieren un enfoque terapéutico multimodal. Veamos cómo reconocerlas a tiempo, diferenciarlas de otros procesos anales y diseñar un tratamiento eficaz y adaptado a cada paciente.
Qué son las fístulas perianales
Las fístulas perianales son trayectos ulcerativos y drenantes que se desarrollan alrededor del ano, frecuentemente acompañados de inflamación, dolor y secreción purulenta o sanguinolenta.
Aunque pueden confundirse con abscesos, infecciones simples o neoplasias, su origen suele estar vinculado a una disfunción inmunológica crónica, y por eso tienden a recidivar si no se abordan adecuadamente.
Este proceso inflamatorio es progresivo y puede afectar desde la piel perianal superficial hasta estructuras profundas, incluyendo el esfínter anal externo, lo que complica el tratamiento y el pronóstico.
Razas predispuestas y factores de riesgo
Si bien cualquier perro puede desarrollarlas, algunas razas tienen una predisposición genética clara:
- Pastor alemán (es el clásico)
- Setter irlandés
- Labrador retriever
- Border collie
Además, se ha observado un mayor riesgo en animales con colitis crónica, estreñimiento persistente o mala ventilación perianal (colas gruesas, encurvadas, zonas con poco aireado natural).
Diagnóstico diferencial: qué otras patologías pueden parecerlo
A la hora de explorar un paciente con signos perianales, hay que descartar otras causas que puedan simular o coexistir con las fístulas:
Diagnósticos que debemos considerar:
- Saculitis o absceso de glándulas anales
- Tumores perianales: adenomas o adenocarcinomas
- Fístulas por cuerpos extraños (espigas, huesos)
- Traumatismos perianales o heridas de mordida
- Infecciones bacterianas primarias o micóticas
- Colitis ulcerativa crónica
Cómo diferenciarlas:
- Las fístulas suelen ser múltiples, profundas, con trayectos sinuosos y muy dolorosas a la palpación.
- Los abscesos anales tienden a ser unilaterales, con inflamación aguda, y drenan espontáneamente.
- Los tumores presentan masa palpable, no siempre dolorosa, y suelen afectar a perros mayores.
Exploración clínica y pruebas complementarias
Veamos qué hacer desde el momento en que sospechamos una fístula perianal:
- Exploración física cuidadosa, con guantes y paciencia. El dolor puede ser intenso, así que muchas veces se requiere sedación.
- Inspección visual directa: localizar orificios fistulosos, zonas de ulceración, secreción, tejido necrótico o fibrosis.
- Palpación rectal: valorar tono del esfínter, extensión de las lesiones y glándulas anales.
- Citología o biopsia: si hay duda con tumores o infecciones atípicas.
- Coprológico: para descartar parásitos en casos con colitis asociada.
Consejo clínico: siempre que se pueda, haced fotos antes de iniciar tratamiento para comparar evolución. Las lesiones pueden cambiar mucho en pocos días.
Tratamiento médico: ¿qué funciona realmente?
El manejo médico de las fístulas perianales ha avanzado mucho en los últimos años. Hoy sabemos que no basta con antibiótico y limpieza: el enfoque inmunomodulador es la clave.
Enfoque médico estándar
- Ciclosporina A
- Tacrolimus tópico 0,1%
- Corticoides orales
- Antibióticos si hay sobreinfección
- Antisépticos locales
- Dieta hipoalergénica
Tabla de fármacos y dosis recomendadas
Fármaco | Dosis | Vía | Observaciones |
Ciclosporina A | 5 mg/kg cada 12 h | Oral | Iniciar a dosis completa durante 4–6 semanas. Reducir progresivamente según respuesta |
Tacrolimus 0,1% tópico | Aplicar 1–2 veces al día | Tópica local | Uso con guantes, evitar contacto ocular |
Prednisona | 0,5–1 mg/kg/día | Oral | Útil en fases agudas, retirar lentamente |
Amoxicilina-clavulánico | 12,5–20 mg/kg cada 12 h | Oral | Si hay secreción purulenta o mal olor |
Cefalexina | 20 mg/kg cada 12 h | Oral | Alternativa útil si hay resistencia |
Clorhexidina 0,05–0,1% | Limpieza 1 vez/día | Tópica | Diluir en agua templada, sin frotar |
Povidona yodada diluida | Limpieza cada 24–48 h | Tópica | Solo en casos de tejido necrótico visible |
Dieta hipoalergénica | Exclusiva, al menos 8 semanas | Oral | Idealmente proteína hidrolizada |
Todos los tratamientos deben individualizarse según la tolerancia del paciente, la cronicidad del caso y la implicación del tutor.
Cuándo recurrir a cirugía
La cirugía no es la primera opción, pero puede ser necesaria en casos refractarios o cuando el dolor impide una exploración eficaz. Las opciones quirúrgicas incluyen:
- Cauterización y curetaje de trayectos
- Fistulectomía con cierre por segunda intención
- Amputación de la cola (en casos con mala aireación perianal)
- Electrocirugía o láser CO₂ (menor recidiva, más preciso)
La cirugía debe ir siempre acompañada de tratamiento médico para reducir la inflamación previa y prevenir recidivas.
Seguimiento y manejo a largo plazo
Las fístulas perianales tienden a la cronicidad. Aunque la mejoría suele ser evidente en las primeras semanas, es frecuente que aparezcan brotes o lesiones nuevas si se retira el tratamiento demasiado pronto.
Recomendaciones clave:
- Revisión cada 2–3 semanas durante el tratamiento activo
- Espaciar dosis de ciclosporina lentamente, no suspender de golpe
- Mantener dieta hipoalergénica como base
- Entrenar al tutor para aplicar el tacrolimus con guantes y sin forzar
La implicación del tutor es esencial para el éxito: aplicar tratamiento local, mantener la higiene y observar cualquier signo precoz de recidiva.
Tabla resumen: diagnóstico y tratamiento
Elemento clínico | Características/Acción |
Signos típicos | Úlceras perianales múltiples, dolor, secreción fétida |
Razas predispuestas | Pastor alemán, setter irlandés, labrador, border collie |
Diagnóstico diferencial | Abscesos, tumores, colitis, cuerpos extraños |
Tratamiento médico base | Ciclosporina A, tacrolimus tópico, dieta hipoalergénica |
Cuándo operar | Casos refractarios o con dolor grave no controlado |
Seguimiento ideal | Cada 2–3 semanas, reducción progresiva de medicación |
Conclusión
Las fístulas perianales no son solo una “herida cerca del ano”. Son lesiones complejas, dolorosas y de base inmunomediada que requieren diagnóstico preciso, tratamiento prolongado y seguimiento estrecho.
Con un protocolo médico estructurado y buena comunicación con el tutor, la mayoría de los casos pueden mejorar significativamente sin necesidad de cirugía. Lo más importante es no subestimar estos procesos ni esperar a que el cuadro sea grave para empezar a tratar.
Referencias
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