Cada vez es más habitual encontrarse con pacientes oncológicos en la clínica general. Las mejoras en la medicina preventiva han aumentado la vida media de perros y gatos, lo que hace que el cáncer sea una enfermedad frecuente en animales geriátricos.
A menudo, el clínico general es quien realiza el diagnóstico inicial de neoplasia, gestiona la comunicación con el tutor y puede ofrecer tratamientos sencillos, paliativos o derivaciones oportunas. Vamos a ver cómo abordar al paciente oncológico de forma estructurada, humana y eficaz.
Fases clave en el manejo oncológico
El manejo oncológico debe seguir una secuencia lógica y adaptada a cada caso:
- Diagnóstico: sospecha clínica reforzada por citología o biopsia para confirmar tipo de tumor.
- Estadificación: extensión local y metastásica mediante pruebas como radiografía torácica o ecografía abdominal.
- Plan terapéutico: valorar cirugía, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia o estrategias paliativas según el tipo de tumor, estado del paciente y preferencia del tutor.
- Seguridad: asegurar manejo seguro del paciente, fármacos citotóxicos y ambiente clínico.
- Comunicación empática con el tutor: informar claramente sobre pronóstico, coste, expectativas y calidad de vida.
- Colaboración con oncólogo especialista: derivar en caso de tumores complejos, terapias avanzadas o dudas diagnósticas.
El rol del veterinario general: pilar en el tratamiento
El clínico general tiene un rol fundamental, incluso si no realiza quimioterapia. Sus responsabilidades incluyen: ofrecer un diagnóstico preciso, gestionar expectativas del tutor, coordinar derivaciones y, cuando sea posible, administrar tratamientos oncológicos orales simples o cuidados paliativos.
Un modelo colaborativo entre clínica general y especialistas mejora resultados y satisfacción del tutor.
Principios prácticos en clínica general
A modo de resumen, los principios prácticos del manejo del paciente oncológico incluyen:
Diagnóstico y estadificación
- Implementar pruebas básicas como citología, radiografías y análisis.
- Establecer si se trata de un tumor con alto potencial de remisión o uno cuyo objetivo es estabilización.
Seguridad y manejo de tratamientos
- Aunque la clínica no administre quimio intravenosa, debe conocer protocolos de seguridad y manejo de medicamentos citotóxicos.
- Transmitir instructivos claros al tutor sobre manipulación en casa (uso de guantes, eliminación de excrementos, cuarentenas).
Soporte paliativo y control de síntomas
- Cuando el tratamiento curativo no es viable, la atención se centra en controlar el dolor, anorexia o fiebre.
- Técnicas como quimio metronómica o analgésicos adecuadamente seleccionados pueden ser bastante eficaces.
Comunicación eficaz con el tutor
- Antes de cualquier tratamiento, conversar sobre pronóstico realista, expectativas, balance coste-beneficio y calidad de vida del paciente.
- Un diálogo empático y claro reduce ansiedad y facilita el seguimiento
Derivación o derivación compartida
- Cuando el tratamiento supera los recursos clínicos o la experiencia, se debe ofrecer el contacto con un oncólogo o centro especializado.
- Compartir el manejo clínico (derivación compartida) permite continuidad en cuidados y seguimiento.
Tabla de terapias típicas con dosis orientativas
Objetivo clínico | Fármaco | Dosis orientativa | Vía | Comentario |
Analgesia (insuficiencia renal) | Metacam® (meloxicam) | 0,1 mg/kg/día (PO) | Oral | Evitar en animales con riesgo de gastritis |
Antiemético (quimioterapia) | Maropitant | 1 mg/kg, 24 h antes del tratamiento | SC | Reduce náuseas preoperatorias o quimio |
Quimio oral metronómica | Ciclofosfamida | 10–15 mg/m² cada 48 h | Oral | En protocolos paliativos o bajo control |
Quimio oral para linfoma felino | Clorambucilo | 2 mg/kg cada 48–72 h | Oral | Monitorizar leucograma cada 2–3 semanas |
Antiangiogénico | Toceranib (Palladia®) | 2.5 mg/kg cada 48 h | Oral | Requiere seguimiento hematológico |
Antibiótico profilaxis | Amoxicilina–clavulánico | 20 mg/kg cada 12 h | Oral | En casos postoperatorios o ulceración tumoral |
Las dosis deben ajustarse a la norma clínica local y tener en cuenta el estado general, función renal/hepática y respuesta al tratamiento del paciente.
Conclusión
El manejo del paciente oncológico en clínica general exige un enfoque informado, empático y colaborativo. Aunque no todos los tratamientos avanzados estén disponibles, el clínico puede ofrecer diagnóstico temprano, cuidados paliativos eficaces, comunicación transparente con el tutor y coordinar derivación si es necesario. Convertir la oncología en una prioridad clínica humaniza la práctica y fortalece la confianza del tutor.
Referencias
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- Venable, R. (2025). Managing cancer in general practice. DVM 360.
- AVMA & AAHA. (2016). AAHA releases oncology guidelines for dogs and cats. JAVMA News.
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