La piometra es una urgencia médica frecuente en la clínica de pequeños animales. Saber identificarla a tiempo puede marcar la diferencia entre una resolución quirúrgica sin complicaciones y una sepsis con desenlace fatal.
Vamos a ver cómo diferenciar los tipos de piometra, qué signos deben hacernos sospechar desde la recepción y cómo confirmar el diagnóstico con rapidez y precisión.
Qué es una piometra y cómo se clasifica
La piometra es una infección purulenta del útero que ocurre principalmente en perras y gatas no esterilizadas. Suele desarrollarse durante el diestro, bajo el efecto de la progesterona, que predispone al acúmulo de secreciones y a la inmunosupresión local del endometrio.
Se clasifican en:
- Piometra abierta: el cuello del útero está permeable, lo que permite la salida de exudado purulento a través de la vulva.
- Piometra cerrada: el cérvix permanece cerrado, lo que impide el drenaje del contenido uterino y favorece la acumulación progresiva de pus.
Esta última es mucho más peligrosa y con frecuencia pasa desapercibida en los primeros momentos, lo que retrasa el tratamiento.
Signos clínicos de sospecha
Vamos a ver los signos que deben activar la alerta desde la primera conversación con el tutor. Muchos de ellos son inespecíficos, pero cobran relevancia en hembras enteras de mediana edad o mayores, especialmente si están en el segundo mes tras el celo.
Piometra abierta
- Secreción vulvar purulenta, mucopurulenta o hemorrágica
- Polidipsia y poliuria
- Letargia progresiva
- Fiebre moderada
- Inapetencia
Piometra cerrada
- No hay descarga vulvar
- Abdomen distendido o doloroso
- Vómitos intermitentes
- Deshidratación
- Fiebre o hipotermia
- Shock séptico en casos avanzados
En ambos casos, uno de los signos más frecuentes y precoces es el aumento de la ingesta de agua, algo que el tutor suele comentar sin darle importancia.
Exploración física: puntos clave
Durante la exploración, prestad especial atención a:
- Temperatura corporal: puede estar elevada o disminuida.
- Mucosas: pálidas o congestivas.
- Dolor abdominal a la palpación profunda.
- Distensión uterina palpable (en piometra cerrada).
- Estado general y respuesta a estímulos.
En muchos casos, si hay secreción vulvar evidente, ya tenemos una pista sólida. Sin embargo, cuando no la hay, la clave está en correlacionar los datos clínicos con la fase del ciclo y la evolución progresiva del cuadro.
Pruebas diagnósticas recomendadas
El diagnóstico de piometra debe confirmarse lo antes posible para evitar complicaciones. Veamos qué herramientas son más útiles:
Analítica sanguínea
- Leucocitosis marcada con neutrofilia y posible desviación a la izquierda.
- Aumento de proteínas totales y globulinas.
- Anemia leve o moderada si hay sangrado crónico.
- Aumento de urea y creatinina si hay compromiso renal.
Ecografía abdominal
Es la prueba de elección. En una piometra se observa:
- Engrosamiento uterino con contenido anecoico o mixto.
- Útero dilatado, tubular, no presente en hembras esterilizadas.
- Imposibilidad de visualizar contenido vaginal (diferencial con descarga fisiológica o vaginitis).
En piometras cerradas, la ecografía es imprescindible para el diagnóstico, ya que no hay secreción visible que lo sugiera.
Radiografía abdominal
Puede ser útil en animales grandes o cuando la ecografía no es concluyente. Muestra una masa tubular en caudal abdominal, desplazamiento intestinal o aumento del tamaño del útero.
Diagnóstico diferencial
No todas las secreciones vulvares o distensiones abdominales son piometra. Es clave descartar:
- Hematometra o hidrometra
- Endometritis sin infección activa
- Neoplasias uterinas
- Embarazo con muerte fetal
- Vólvulo uterino (muy raro)
- Cistitis o vaginitis
- Aborto retenido
La edad, el historial reproductivo y la evolución clínica ayudan a orientar correctamente.
Tabla resumen: signos clínicos y pruebas clave
Tipo de piometra | Signos más comunes | Diagnóstico clave |
Abierta | Secreción vulvar, PU/PD, fiebre, letargia | Ecografía + secreción visible |
Cerrada | No secreción, abdomen distendido, shock | Ecografía + signos sistémicos |
Tratamiento médico y quirúrgico: enfoque inicial
Aunque este artículo se centra en el diagnóstico, es importante mencionar brevemente los pasos iniciales del tratamiento, ya que muchas veces el diagnóstico se realiza justo antes de decidir la cirugía.
Opciones terapéuticas:
- Estabilización previa a la cirugía: fluidoterapia IV con cristaloides, corrección de electrolitos, antibióticos de amplio espectro.
- Ovariohisterectomía: tratamiento de elección en la mayoría de casos.
- Tratamiento médico conservador: reservado a animales destinados a la reproducción o con alto riesgo quirúrgico. Se utiliza aglepristona y prostaglandinas, aunque el riesgo de recidiva es elevado.
Tabla de fármacos y dosis más usados en el abordaje inicial
Fármaco | Dosis | Vía | Observaciones |
Amoxicilina-clavulánico | 20 mg/kg cada 12 h | IV u oral | Elección inicial de amplio espectro |
Enrofloxacino | 5 mg/kg cada 24 h | IV u oral | Alternativa en infecciones complicadas |
Metronidazol | 15 mg/kg cada 12 h | IV u oral | Añadir si sospecha de flora anaerobia |
Ringer Lactato | 60–90 ml/kg/día | IV | Ajustar según estado de hidratación |
Aglepristona (Alizin®) | 10 mg/kg SC, repetir a las 24 h | Subcutánea | Solo en casos seleccionados de tratamiento médico |
Carprofeno | 2–4 mg/kg cada 24 h | SC u oral | Analgesia postoperatoria, si no hay hipotensión |
La elección del protocolo quirúrgico o médico debe hacerse con el consentimiento informado del tutor y tras valorar riesgo-beneficio.
Conclusión
Sospechar de piometra abierta o cerrada desde el primer momento clínico puede salvar vidas. Ante cualquier hembra entera con letargia, vómitos, secreción o abdomen distendido, hay que incluirla entre los diagnósticos diferenciales.
La ecografía es la herramienta más útil y rápida para confirmarla, y cuanto antes se actúe, mejor será el pronóstico. Como siempre, la clave está en no esperar a que el cuadro sea evidente: la piometra cerrada avanza en silencio.
Referencias
- Ettinger, S. J., & Feldman, E. C. (2017). Textbook of Veterinary Internal Medicine (8th ed.). Elsevier.
- Plumb, D. C. (2023). Plumb’s Veterinary Drug Handbook (9th ed.). Wiley-Blackwell.
- England, G. C. W., & Russo, M. (2015). Canine pyometra: pathogenesis, diagnosis and treatment. In Practice, 37(6), 257–269.
- Verstegen, J., Onclin, K., & Silva, L. D. M. (2008). Prostaglandin and progesterone antagonist therapy of canine pyometra. Veterinary Research Communications, 32(1), 83–88.
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