La epilepsia es un trastorno neurológico común en perros y gatos, que se caracteriza por episodios recurrentes de convulsiones. Aunque puede ser alarmante para las familias, una vez diagnosticada la epilepsia y con el tratamiento adecuado, la calidad de vida de los animales afectados puede mejorar notablemente.
Es fundamental entender las diferentes formas de epilepsia, sus causas, síntomas y las opciones de tratamiento disponibles. Este artículo proporciona información detallada sobre el manejo y tratamiento de la epilepsia en nuestros pacientes, así que, ¡a darlo todo!
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia se define como una predisposición crónica a presentar convulsiones recurrentes. Puede ser idiopática, o secundaria, cuando se debe a una lesión cerebral, infecciones, enfermedades metabólicas o exposiciones tóxicas. La forma más común es la epilepsia idiopática, que suele tener un componente genético.
Síntomas de la epilepsia en perros
Los síntomas de la epilepsia en perros pueden variar, pero los más típicos incluyen:
- Convulsiones: Pueden manifestarse como movimientos involuntarios, temblores o rigidez.
- Pérdida de consciencia: Durante la convulsión, el perro puede perder el conocimiento.
- Orina y heces involuntarias: Es común que los perros evacuén durante el episodio.
- Confusión postictal: Tras la convulsión, pueden parecer desorientados o aturdidos.
Síntomas de la epilepsia en gatos
En gatos, los síntomas de epilepsia pueden ser menos evidentes, pero pueden incluir:
- Convulsiones: Al igual que en los perros, pueden presentar movimientos involuntarios o temblores.
- Comportamiento inusual: Pueden mostrar agitación o inquietud antes de un episodio.
- Desorientación postictal: Al finalizar el episodio, pueden parecer confundidos o desorientados.
Diagnóstico de la epilepsia
El diagnóstico de la epilepsia en perros y gatos incluye la evaluación de la historia clínica, examen físico y pruebas diagnósticas.
Pasos para el diagnóstico
- Historia clínica: Recoger información sobre la frecuencia, duración y tipo de convulsiones, así como antecedentes médicos y familiares.
- Examen físico: Realizar un examen neurológico completo para evaluar el estado general del animal.
- Pruebas de laboratorio:
- Análisis de sangre: Para descartar problemas metabólicos o infecciosos que puedan estar causando las convulsiones.
- Pruebas de imagen: La resonancia magnética o tomografía computarizada pueden ser necesarias para identificar lesiones estructurales en el cerebro.
- Electroencefalograma (EEG): En algunos casos, puede ser útil para evaluar la actividad eléctrica cerebral y confirmar el diagnóstico.
Tratamiento de la epilepsia
El tratamiento de la epilepsia en perros y gatos se centra en el control de las convulsiones y la mejora de la calidad de vida del animal.
Estrategias de tratamiento
- Medicamentos antiepilépticos:
Fenobarbital
- Perros: Se administra a una dosis inicial de 2 a 5 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Es importante ajustar la dosis según la respuesta del animal y realizar controles periódicos de los niveles en sangre.
- Gatos: La dosis inicial es de 1 a 2 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Aunque es un tratamiento común, puede ser menos efectivo en comparación con su uso en perros.
Bromuro de Potasio
- Perros: La dosis inicial es de 15 a 30 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Este medicamento se utiliza frecuentemente como tratamiento complementario, especialmente en perros que no responden bien a otros antiepilépticos.
- Gatos: Se recomienda una dosis de 10 a 20 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Al igual que en perros, se debe monitorizar el nivel del medicamento en sangre para ajustar la dosis según sea necesario.
Levetiracetam
- Perros: Se puede administrar a una dosis de 10 a 20 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Este medicamento es relativamente nuevo y es conocido por tener menos efectos secundarios en comparación con otros antiepilépticos.
- Gatos: La dosis para gatos también es de 10 a 20 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Generalmente, es bien tolerado y puede ser utilizado como terapia de primera línea.
Zonisamida
- Perros: Se recomienda una dosis de 5 a 10 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Este medicamento es efectivo y seguro, pero debe ser usado con precaución en animales con problemas hepáticos.
- Gatos: La dosis es de 2.5 a 5 mg/kg cada 12 horas por vía oral. Puede ser especialmente útil para aquellos que no responden a otros tratamientos.
- Monitorización: Es crucial realizar un seguimiento regular de los niveles de medicamentos en sangre para evitar efectos adversos y ajustar las dosis según sea necesario.
- Control del entorno: Mantener un ambiente seguro para minimizar lesiones durante las convulsiones es esencial. Se recomienda usar collares de identificación y evitar áreas peligrosas.
- Manejo de crisis: En caso de una crisis prolongada (status epilepticus), es fundamental informar a las familias de la importancia de acudir inmediatamente al veterinario. Se pueden administrar benzodiazepinas como el diazepam o el midazolam para interrumpir las convulsiones.
Diazepam
- Perros: Se puede administrar una dosis de 0.5 a 1 mg/kg por vía intravenosa (IV) o rectal. Si la convulsión persiste, se puede repetir la dosis cada 15-30 minutos, hasta un máximo de 3-5 mg/kg en total.
- Gatos: Se recomienda una dosis de 0.5 a 1 mg/kg por vía intravenosa (IV) o rectal. Al igual que en perros, si las convulsiones continúan, se puede repetir la dosis cada 15-30 minutos, hasta un total de 3-5 mg/kg.
Midazolam
- Perros: La dosis inicial es de 0.1 a 0.2 mg/kg por vía intravenosa (IV) o intramuscular (IM). La dosis se puede repetir cada 5-10 minutos si es necesario, hasta un máximo de 1 mg/kg.
- Gatos: Se puede administrar una dosis de 0.1 a 0.2 mg/kg por vía intravenosa (IV) o intramuscular (IM). La dosis se puede repetir cada 5-10 minutos si es necesario, hasta un máximo de 1 mg/kg.
Prevención y manejo a largo plazo
Aunque no todos los casos de epilepsia son prevenibles, hay estrategias que pueden ayudar a manejar la condición:
- Chequeos veterinarios regulares: Realizar revisiones periódicas para ajustar el tratamiento y controlar la salud general del animal.
- Educación del tutor: Informar a las familias sobre cómo reconocer los signos de convulsiones y cómo actuar durante un episodio.
- Nutrición adecuada: Una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede contribuir a la salud neurológica general.
- Evitar desencadenantes: Identificar y minimizar factores que pueden provocar convulsiones, como el estrés o la exposición a ciertos químicos.
Conclusión
Para manejar y tratar la epilepsia, se requiere un compromiso continuo por parte del tutor y del veterinario. Muchos animales diagnosticados con epilepsia llevan una vida plena y activa.
Cómo ya hemos comentado, la educación sobre la enfermedad y la comunicación constante entre las familias y el equipo veterinario son clave para asegurar el bienestar de nuestros pacientes, tanto caninos como felinos.
Fuentes:
- Podell, M. (2019). “Veterinary Neurology.” Elsevier.
- Duffy, D. J., & Brown, A. M. (2021). “Clinical Veterinary Advisor: A Comprehensive Guide to Companion Animal Medicine.” Elsevier.
- Haskins, S. C., & Vite, C. H. (2020). “Veterinary Neurology and Neurosurgery.” Wiley-Blackwell.