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Black Friday formación para Veterinarios y ATV

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La importancia de la monitorización de pequeños animales en hospitalización

Principios básicos de la radiografía torácica en veterinaria​

La monitorización en hospitalización es de vital importancia para el correcto seguimiento y salud de nuestros pacientes, y esta labor, en gran parte, nos corresponde a las ATVs. 

¿Pero qué es exactamente una correcta monitorización? ¿Qué tenemos que tener en cuenta a la hora saber si un paciente está estable o necesita de cuidados extras? ¿Cuáles son las constantes vitales que debemos medir y cada cuanto tiempo? ¿Cuáles son los parámetros que nos pueden dar la voz de alarma?

Si oyes en tu cabeza alguna de estas preguntas y no tienes muy claras las respuestas, o necesitas afianzar tus conocimientos sobre el tema, ¡sigue leyendo porque “te destripamos” todos los secretos de la monitorización en animales hospitalizados!

¿Qué es la monitorización y por qué es tan importante en la hospitalización y/o UCI?

Para empezar por el principio, tenemos que tener claro qué es la monitorización. De forma muy resumida, se trata de la medición y el control de parámetros médicos en nuestros pacientes. Todo ello con el fin de reconocer variaciones en esos parámetros e identificar estados que requieran la intervención veterinaria, ya que una variación leve de algún  parámetro ya puede indicar que el paciente necesita intervención médica de urgencia.

Es decir, tenemos que observar que los parámetros clínicos permanezcan estables y estar pendientes de cualquier variación que se desvíe de los valores normales. Así que para poder realizar una correcta monitorización, es imprescindible qué como ATVs sepamos, cuáles son esas valores normales.

Algo que tenemos que tener en cuenta en lo relativo a la monitorización (y a todos los cuidados en hospitalización y UCI) es el motivo por el cual el paciente ha sido ingresado.

No podemos tampoco olvidarnos de la importancia que tiene realizar una buena anamnesis veterinaria inicial. Esto nos puede dar muchas pistas sobre posibles diagnósticos y guiarnos a la hora de hacer nuestros controles. 

Seguro que con el término monitorización veterinaria se te vienen a la cabeza los monitores, y aunque sería genial tener toda clase de recursos digitales, no suele ser así (y tampoco son siempre necesarios). Existen técnicas simples que nos permiten observar la frecuencia respiratoria o la frecuencia cardíaca, por ejemplo.

En cambio, algunos parámetros requieren de otro tipo de técnicas en las que sí vamos a necesitar monitores o diferentes analíticas.

Puede que te estés preguntando, ¿de qué variables o parámetros estamos hablando? ¿Cómo medimos cada una de ellas? No te vayas porque continuamos con eso

¿Qué parámetros monitorizamos en veterinaria? ¿Cada cuánto lo hacemos?

Ya hemos hablado sobre qué es la monitorización en animales hospitalizados y la importancia que esta tiene. También sabemos que es una labor que en gran medida nos corresponde a las auxiliares de veterinaria (de hecho, las ATVs solemos ser las responsables de la “hospi”). 

Así que ahora nos centraremos en los parámetros clínicos que tenemos que monitorizar. ¡Vamos a ello!

Estado de consciencia

El estado de consciencia en un animal hospitalizado es uno de los primeros parámetros que tenemos que tener en cuenta. La evaluación del estado de conciencia forma parte del examen neurológico del paciente, es decir, estamos evaluando el funcionamiento de su sistema nervioso central. Además, para ello, no necesitamos ningún aparato adicional, más que la observación concisa. 

Los estados de consciencia pueden ser:

  • Normal: alerta, despierto, respondiendo a los estímulos ambientales
  • Desorientado: despierto, pero responde de forma confusa a los estímulos externos
  • Deprimido: medio dormido, pero responde a los estímulos
  • Estupor: dormido, pero responde a estímulos dolorosos
  • Coma: dormido, todas las funciones del organismo están presentes, pero no responde a ningún estímulo, ni siquiera doloroso

El estado de consciencia óptimo en nuestros pacientes, cómo nos podemos imaginar, es el normal. Es importante monitorizar el estado de conciencia cada vez que estemos cerca de él (cuando vayamos a medir otros parámetros de los que hablaremos a continuación), y avisar al veterinario ante cualquier cambio. 

Los motivos por los cuales un paciente puede tener alterado el estado de conciencia pueden ser muy variados. Entre ellos podemos encontrarnos la hipotensión, la hipoglucemia, la deshidratación severa, o el shock, entre otros. 

Hay que tener en cuenta que, en animales que presenten un estado mental alterado (sobretodo estupor y coma), debemos aplicar cuidados básicos de enfermería, tales como la lubricación de ojos y voltearlo cada 4 horas para evitar úlceras oculares o por decúbito.

Constantes vitales 

La monitorización de las constantes vitales es una de las primeras cosas que deberíamos aprender cuando hacemos las prácticas del curso de ATV (o debería serlo por lo menos). 

Las constantes vitales se miden en cualquier consulta de rutina, pero si hablamos de la hospitalización o la UCI, la medición es todavía muchísimo más importante. Esta monitorización forma parte del trabajo del auxiliar de veterinaria encargada de la hospitalización.

El orden y la frecuencia a la hora de monitorizar estos parámetros puede variar según las patologías y el estado del animal, pero en general, se hace cada 6-8 horas y engloba los siguientes parámetros en el siguiente orden:

  1. Frecuencia respiratoria
  2. Mucosas/ Tiempo de relleno capilar (TRC)/ Deshidratación
  3. Frecuencia cardíaca.
  4. PAS (presión arterial sistólica)/ PAD (presión arterial diastólica)/ PAM (presión arterial media)
  5. Dolor
  6. Temperatura
  7. Flushing

El orden en el que las ATV hacen la monitorización de las constantes vitales no es ninguna tontería, ya que, para evitar el estrés del animal y asegurarnos una buena toma de los diferentes parámetros, empezaremos por los controles menos invasivos (FR) e iremos incrementando el acercamiento al animal hasta llegar a la medición de temperatura. 

Así que, con esto claro, vamos a explicar en qué consiste la correcta monitorización de cada una de estas constantes vitales.

  1. Frecuencia respiratoria (FR)

Lo primero, como ya hemos comentado, es tener claro cuál es la frecuencia respiratoria normal en un perro y en un gato. Los valores normales son:

  • Perro: 10 -30 respiraciones/min
  • Gato: 20 -42 respiraciones/min

Para medir la frecuencia respiratoria de forma sencilla podemos observar los movimientos respiratorios en la zona costal y monitorizarlos durante un minuto. Un consejo sería medir las respiraciones durante 15 segundos y multiplicarlas por 4.  Si por lo que sea los movimientos no se observan bien, otra forma sencilla es colocando nuestra palma de la mano delante de su hocico y contar las espiraciones.

En los animales en los que observamos disnea (dificultad para respirar), sería recomendable la suplementación con oxígeno.

En esta evaluación también podemos llegar a observar taquipnea (aumento de la FR), que puede deberse, entre otras patologías, a hipoxia, dolor, acidosis metabólica.

La bradipnea (disminución de la FR), puede ser como consecuencia de la depresión del SNC, o efecto secundario de la administración de algunos medicamentos.

En cualquiera de los casos, si vemos algo que se sale de lo normal, hay que anotarlo y comentarlo con todo el equipo veterinario de manera urgente ya que… ¡Un animal que no respira bien es un animal en peligro!

La regularidad de esta medición dependerá de la patología del paciente. En pacientes críticos, deberíamos medirla mínimo cada 4 horas. En pacientes más estables, lo recomendable sería medirlo cada 8 horas.

  1. Mucosas/ Tiempo de relleno capilar (TRC)/ Deshidratación

El color de las mucosas y el tiempo de relleno capilar son dos parámetros que nos indican el estado hemodinámico del paciente, es decir, si su sangre está llegando a todas partes y oxigenando sus tejidos de forma adecuada.

Estos 2 parámetros se observan de la misma forma en perros y gatos. Si hablamos del color de las mucosas, la manera más sencilla de hacerlo es mirando en la encía (aunque se puede ver en otras mucosas), y el color óptimo de esta encía es rosada. Algunas de las variaciones que podemos encontrarnos nos son:

  • Pálidas
  • Azules (cianóticas)
  • Amarillas (ictéricas)
  • Granates (congestivas, hiperemia)
Coloración de mucosas ligeramente ictéricas debido a anemia hemolítica inmunomediada.
Coloración de mucosas ligeramente ictéricas debido a anemia hemolítica inmunomediada.

También hay que prestar atención a la textura de las mucosas, que debe ser ligeramente húmeda.

Para observar el tiempo de relleno capilar, basta con apretar levemente la encía, y al soltarlo, medir cuanto tiempo tarda en recuperar el color normal. El TRC en animales sanos es menor de 2 segundos. 

Si el TRC es mayor a 2 segundos, es que existe una mala perfusión periférica: no llega la suficiente cantidad de sangre a los vasos periféricos y por tanto tampoco oxígeno. ¡Ante esta situación hay que actuar de urgencia!

Ante cualquier variación de estos dos parámetros, debemos tenerla en cuenta y comentarla con el resto del equipo veterinario.

El color de las mucosas y el TRC también sirven para determinar el estado de hidratación. En la siguiente imagen podemos ver cuáles son los porcentajes de deshidratación de cada animal en función de los signos clínicos que presentan. Esto es de gran ayuda para las auxiliares veterinarias ya que es necesario saber este porcentaje para poder establecer un buen plan de fluidoterapia en perro y gato. 

En pacientes deshidratados, a los que estamos aplicando terapia de fluidos, al empezar es importante monitorizarlos cada hora, y ajustar los fluidos en caso necesario.

  1. Frecuencia cardíaca (FC)

La forma más sencilla y rápida de medir la frecuencia cardíaca en un paciente es usando un estetoscopio o fondendoscopio y auscultando directamente los latidos del corazón. Si no tenemos un “fonendo” a mano, podemos palpar la arteria femoral con los dedos y contar los pulsos que sentimos.

Los valores normales son los siguientes:

  • Perros: 60-160 latidos/min
  • Gatos: 140-200 latidos/min

Los valores altos (taquicardia) pueden ser signo de nerviosismo y estrés, o pueden indicar muchas otras complicaciones del paciente como fiebre o deshidratación entre otras causas. Los valores bajos (bradicardia) pueden indicar suelen verse en problemas ajenos al corazón, con el uso de algunos anestésicos o incluso en animales en shock hipovolémico grave.

Otra cosa que se puede monitorizar cuando auscultamos el corazón de un paciente, no es sólo si el ritmo cardíaco sube o baja, sino si existen variaciones en este, entonces hablamos de arritmias. 

Ante cualquier irregularidad, ya sea en la frecuencia o en el ritmo, es interesante (y recomendable), realizar un electrocardiograma (ECG).

La regularidad para la medición de estos parámetros dependerá del estado del paciente, de su patología y su gravedad. Para pacientes hospitalizados no críticos, mínimo tomamos la frecuencia cardiaca cada 8 horas. 

  1. PAS (presión arterial sistólica)/ PAD (presión arterial diastólica)/ PAM (presión arterial media)

Medir la presión arterial en perros y gatos es de vital importancia, ya que nos determina la perfusión tisular. Para medir las presiones podemos usar las mediciones directas o indirectas.

  • Medición directa: Se coloca un catéter permanente en una arteria periférica.
  • Medición indirecta: Más común.
    • Esfigmomanometría oscilométrica: Se basa en la oclusión arterial mediante un manguito que se infla y cuando el manguito se deshincha se detectan las pulsaciones sistólicas.
    • Mediante sonda Doppler: Igualmente, se utiliza un manguito para ocluir el flujo arterial y las pulsaciones se detectan mediante sonda Doppler.

Los valores normales de estas presiones son:

Perros

  • PAS: 100 -160
  • PAD: 60 -90
  • PAM: (PAS+PAD)/3 + PAD: 80 -120

Gatos

  • PAS: 120 -180
  • PAD: 60 -100
  • PAM: (PAS+PAD)/3 + PAD: 100-150

Las fluctuaciones o variaciones en cualquiera de estos parámetros puede indicar problemas, por eso es importante monitorizarlo en animales hospitalizados, mínimo cada 8 horas.

Dolor

Uno de los puntos básicos que tratamos en hospitalización es el manejo del dolor. Una de las primeras cosas que tenemos que tener claras es que existe el dolor agudo (el que dura poco tiempo), y el dolor crónico (que tiene una duración superior a 4 meses).

¿Cómo sabemos que nuestros pacientes presentan dolor? Algunos de los signos que pueden indicar dolor son:

  • Jadeo excesivo sin causa aparente
  • Respiración alterada y taquipnea
  • Pupilas dilatadas y sin brillo
  • Búsqueda de refugio
  • Lamidos excesivos en una zona concreta de su cuerpo
  • Llantos y gemidos
  • Temblores espontáneos
  • Cambios continuos de posiciones, incapacidad para dormir
  • Aumento de la presión arterial 
  • Taquicardia 

Una forma para la medición del dolor en nuestros pacientes es utilizar la escala de Glasgow. En gatos, recientemente se ha publicado la escala del dolor mediante expresión facial, llamada escala de Grimace:

Escala Felina Grimace
Escala Felina Grimace
Escala Canina Glasgow
Escala Canina Glasgow

El tratamiento para el manejo del dolor será pautado por la veterinaria y se tendrá que monitorizar cada pocas horas (en casos críticos, es conveniente hacerlo cada 4 horas).

Temperatura

La temperatura es otro de esos parámetros que son importantes para hacer una monitorización continua. Normalmente, se mide la temperatura rectal (introduciendo el termómetro con vaselina, cuidado y haciendo un pequeño movimiento de rotación contra la mucosa rectal para no medir la temperatura de las heces). 

Otra manera de medir la temperatura es con un termómetro ótico, esto nos ayuda mucho como ATV ya que nos facilita el trabajo con animales que se estresan ante el manejo. 

Los parámetros normales de temperatura son:

  • Perros: 37,5 – 39,2 °C
  • Gatos: 38 – 39,2 °C

Es importante tener en cuenta que los cachorros suelen tener temperaturas más elevadas. La monitorización de la temperatura debe realizarse cada 8 horas y en pacientes con problemas de temperatura con más frecuencia hasta estar estable. 

Cualquier variación por encima o por debajo de estos parámetros hay que evaluarla y transmitirla a todo el equipo veterinario.

Si quieres tenerlos valores fisiológicos de todos estos parámetros del perro y el gato en el bolsillo de tu riñonera, haz clic aquí y descárgate nuestra guía de valores fisiológicos para ATV. 

Flushing

A la mayoría de los pacientes que tenemos hospitalizados les hemos puesto una vía para administrar fluidos y/o medicamentos. Y las vías se pueden mover, podemos ponerlas mal o se pueden obstruir, por eso también hay que monitorizarlas. ¡Una vía mal puesta o obstruida significa que el animal no está recibiendo su tratamiento intravenoso! 

Es por eso que, en los controles el ATV debe realizar el flushing.

Al poner la vía y antes de introducir cualquier fluido, comprobamos que esta es permeable. Para ello, inyectamos 2 ml de suero (cristaloide isotónico) en ella, y si se introduce sin problemas, es que la vía es permeable y podemos seguir usándola.

En pacientes que requieran una hospitalización de larga duración, y aunque la vía siga siendo permeable, hay que cambiarla cada 3 días. Gracias a ello, evitamos complicaciones derivadas, como flebitis y sepsis. 

Output de orina

La producción de orina de nuestros pacientes nos da una información muy importante sobre su estado de hidratación, la función renal y si estamos haciendo un tratamiento de fluidoterapia adecuado. La forma de medir la cantidad de orina depende del estado del paciente. 

En perros que sacamos a pasear para que orinen, podemos recoger la orina directamente. En casos en los que los animales están en decúbito, podemos pesar los empapadores, y en gatos existen arenas especiales que permiten recoger orina de forma no invasiva.

También es importante observar si tienen dificultad a la hora de orinar, y el olor, color y la turbiedad de esta. 

Los valores normales del output de orina en perro y gato son de 1-2ml/kg/hora.

Valores más altos indican poliuria; si observamos valores entre 0,1-1ml/kg/hora estamos frente a oliguria, y valores menores a 0,1ml/kg/hora nos indican anuria.

Amplía más información acerca de la poliuria y polidipsia en veterinaria en nuestro artículo específico del blog.

La monitorización del output de orina en hospitalización hay que hacerla de forma sistemática (cada 12 horas), en pacientes en los que sospechamos (o sabemos) de enfermedades renales, diabetes, u obstrucción de las vías urinarias, entre otras patologías.

Vómitos/diarreas

Los vómitos y diarreas suelen ir asociados a enfermedades del tracto gastrointestinal. Debemos diferenciar entre el vómito y la regurgitación. La regurgitación sucede en las partes altas del sistema digestivo, y va acompañada de saliva y la comida recién ingerida. No contiene bilis.

El vómito va acompañado de un gran esfuerzo abdominal, y se expulsa el contenido del estómago junto con aquel que está en las primeras partes del intestino. Es de vital importancia la observación de lo que contiene el vómito. Esto nos puede dar pistas para el diagnóstico y ser clave a la hora de darle los antieméticos que necesita.

En cuanto a la defecación, la forma de monitorizar es similar a la de la orina, dependiendo del estado en el que se encuentra el animal.

Hay que observar el estado de las heces, si el animal siente dolor al defecar, y en casos de diarrea, la consistencia, el color y el olor, ya que hay enfermedades de las que podemos sospechar solo por la apariencia de las heces, como puede ser el caso de la IPE (insuficiencia pancreática exocrina). 

Amplia información sobre cómo gestionar vómitos y regurgitaciones.

Existen escalas de clasificación de las heces como la escala BRISTOL, gracias a la cual, con un simple vistazo de las heces, podemos obtener mucha información.

Escala de Bristol de clasificación de las heces.

Apetito e ingesta de agua

Un animal sin apetito generalmente nos indica que algo va mal. Hay muchísimas causas médicas por las que un animal puede estar sin apetito, y en todas ellas es de vital importancia realizar un plan de nutrición adecuado e individualizado en hospitalización.

Entre las alteraciones relativas a la ingesta de comidas podemos encontrar la anorexia, que es la falta de interés total por la comida, la hiporexia que es la disminución del apetito. Si tienen un apetito insaciable, también puede ser signo de que algo va mal y se denomina como polifagia.

También es importante prestar atención a la ingesta de agua y siempre deben tener acceso a ella (a no ser que el veterinario lo haya contraindicado). Igualmente, debemos monitorizar cuánta agua ingiere el paciente, ya que puede darnos signos de alarma de posibles patologías, como puede ser la diabetes, entre muchas otras.

Conclusiones acerca de la monitorización de animales hospitalizados

Monitorizar un animal hospitalizado es una labor del ATV, siempre contando con el apoyo y la ayuda de todo el equipo veterinario. Para ello, se deben tener rellenas y actualizadas las fichas de hospitalización. ¡Os dejamos por aquí las nuestras!

También es importante, siempre que sea posible, que la hospitalización de perros y gatos se realice en espacios diferentes. Los gatos son muy propensos a sufrir estrés, lo que puede derivar en más patologías y que no se recuperen.

Si bien todos los cuidados médicos y de enfermería son de vital importancia para la correcta recuperación de nuestro paciente, el cariño es un punto fundamental

La doctora Rebeca Kirby, en su libro sobre los 20 puntos para monitorizar en pacientes en UCI, también lo menciona como último punto (y no por ello menos importante). Seguro que la mayoría, hemos estudiado auxiliar de veterinaria por el amor que sentimos hacia los animales.

Así que si de cariño, amor y cuidados se trata, la monitorización en hospitalización, al fin y al cabo, va de esto. Cuantos más conocimientos tengamos, mejor vamos a cuidar a los animales y ello va a repercutir en su bienestar. ¡La hospitalización requiere de amor y ATVs especializadas! Por eso mismo os dejamos 6 clases gratuitas de nuestro Programa de Hospitalización Avanzada.

Bibliografía

  • Manual completo de enfermería veterinaria: Victoria Aspinall
  • Bases para el manejo del dolor en perros y gatos: Carlos Arturo Morales Vallecilla
  • Monitoring and Intervention for the Critically Ill Small Animal: The Rule of 20 – Rebecca Kirby

Desiré Huerga

Desiré es licenciada en física por la Universidad del País Vasco y ATV. Uniendo estas dos pasiones, ha realizado varios cursos de especialización sobre diagnóstico por imagen, haciendo internados en hospitales. Además, se enamoró del quirófano desde el primer día que entró en uno. Le encanta la divulgación, y piensa que la formación continúa y la información veraz es imprescindible para esta profesión.

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