Las úlceras cutáneas en perros son lesiones abiertas, profundas y de evolución variable que requieren una evaluación veterinaria minuciosa.
Pueden pasar desapercibidas en estadios iniciales o confundirse con heridas superficiales, pero su manejo clínico adecuado marca la diferencia entre una recuperación exitosa o complicaciones graves como infecciones sistémicas o necrosis tisular.
Qué es una úlcera cutánea y cómo reconocerla
Una úlcera en la piel es una pérdida de tejido que afecta al menos a la epidermis y la dermis, con frecuencia llegando a planos más profundos. A diferencia de una erosión, que solo afecta capas superficiales, la úlcera puede exponer tejido subcutáneo e incluso muscular.
Desde la consulta, muchas veces el tutor llega preocupado por una “llaga que no cierra”, una “herida que huele mal” o una zona de piel “que se ha caído”. Las presentaciones clínicas pueden incluir:
- Piel enrojecida y húmeda, con bordes irregulares
- Exudado purulento o seroso
- Necrosis visible o esfacelos
- Dolor a la palpación
- Costras, pérdida de pelo, olor fétido
- Presencia de fistulaciones o sangrado
Cómo diagnosticar la causa de una úlcera en perros
Las úlceras no son una enfermedad en sí, sino un signo clínico. Por ello, el enfoque diagnóstico debe ser amplio y protocolizado. Las causas pueden clasificarse en:
- Traumáticas: mordeduras, quemaduras, fricción, automutilación.
- Infecciosas: bacterias (Staphylococcus pseudintermedius), hongos (Malassezia, dermatofitos), leishmaniosis.
- Autoinmunes: pénfigo foliáceo, lupus eritematoso, vasculitis.
- Neoplásicas: carcinomas ulcerados, mastocitomas.
- Vasculares: úlceras por decúbito en perros inmovilizados.
- Reacciones medicamentosas o contacto con sustancias irritantes.
Protocolo diagnóstico recomendado:
- Historia clínica detallada y exploración completa (incluyendo mucosas, ganglios y zonas de apoyo).
- Citología cutánea: detección de bacterias, levaduras, neutrófilos degenerados.
- Raspados profundos y pruebas para sarna (en lesiones compatibles).
- Cultivo bacteriano y antifúngico si hay exudado o mala evolución.
- Biopsia cutánea en casos crónicos o con sospecha inmunomediada/neoplásica.
- Serologías específicas: Leishmania, Ehrlichia, ANA si se sospechan enfermedades sistémicas.
Predisposición en razas y factores agravantes
Cualquier perro puede desarrollar úlceras, pero ciertos factores predisponen:
- Perros mayores o inmovilizados: úlceras por decúbito.
- Razas braquicéfalas: predisposición a dermatopatías húmedas.
- Animales inmunodeprimidos (por fármacos o enfermedades crónicas).
- Perros con piel fina o sin pelo (ej. Whippet, Galgo).
Además, climas húmedos, mala nutrición o higiene deficiente favorecen la cronicidad de las lesiones.
Manejo clínico y tratamiento
El abordaje debe ser integral, tratando tanto la úlcera como su causa primaria. A continuación, se detalla un protocolo clínico aplicable en la mayoría de los casos:
1. Limpieza y desbridamiento
- Limpiar la úlcera con suero fisiológico templado.
- Desbridar tejido necrótico bajo sedación si es necesario.
- Evitar antisépticos citotóxicos (como povidona yodada en solución concentrada).
2. Control del dolor
- Analgésicos como meloxicam o tramadol, según intensidad y paciente.
3. Antibióticos sistémicos si hay infección
- Tras cultivo y antibiograma si es posible.
- En infecciones moderadas-graves, iniciar empírico y ajustar tras resultados.
4. Tratamiento específico según etiología
- Autoinmune: inmunosupresores (prednisona, ciclosporina).
- Leishmaniosis: alopurinol + miltefosina o antimoniales.
- Neoplasia: cirugía, quimioterapia o eutanasia según viabilidad y pronóstico.
Medicación habitual para úlceras cutáneas
Fármaco | Dosis (perros) | Vía | Indicaciones |
Cefalexina | 20-30 mg/kg cada 12 h | VO | Infección bacteriana primaria o secundaria |
Clindamicina | 5.5–11 mg/kg cada 12 h | VO | Infecciones por anaerobios o heridas profundas |
Prednisona | 0.5–1 mg/kg/día | VO | Enfermedades inmunomediadas |
Tramadol | 2–4 mg/kg cada 8–12 h | VO | Analgesia leve a moderada |
Alopurinol | 10 mg/kg cada 12 h | VO | Leishmaniosis cutánea |
Ciclosporina A | 5 mg/kg/día | VO | Autoinmunes crónicas |
5. Cuidados locales
- Apósito hidrocoloide o plata si hay exudado.
- Cambios cada 24–48 h, según evolución.
- Collar isabelino para evitar automutilación.
Tabla resumen
Tipo de úlcera | Etiología principal | Diagnóstico clave | Tratamiento principal | Pronóstico |
Traumática | Heridas, mordeduras, fricción | Historia + exploración | Limpieza + antibióticos tópicos | Bueno |
Infecciosa | Bacterias, hongos, Leishmania | Cultivo + citología | Antibióticos/antifúngicos específicos | Variable |
Autoinmune | Lupus, pénfigo, vasculitis | Biopsia + serología | Inmunosupresores | Reservado |
Neoplásica | Mastocitoma, carcinoma | Biopsia | Cirugía/quimioterapia | Variable/malo |
Por decúbito | Presión prolongada | Clínico | Higiene + colchón ortopédico + apósitos | Bueno si precoz |
Conclusión
Las úlceras en la piel de los perros son un signo clínico común pero complejo, que puede esconder múltiples patologías.
En la práctica diaria, es clave no quedarse en el tratamiento tópico, sino investigar la causa de fondo para evitar recurrencias.
La aplicación de un enfoque diagnóstico sistemático, junto a una terapia combinada local y sistémica, permite una recuperación eficaz y mejora notable en la calidad de vida del animal.
Referencias
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- Scott, D. W., Miller, W. H., & Griffin, C. E. (2001). Small Animal Dermatology (6th ed.). Saunders.
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