La diabetes mellitus es una de las endocrinopatías más comunes en gatos mayores. A diferencia del perro, donde la insulinoterapia es vitalicia, muchos gatos pueden entrar en remisión si se diagnostican y tratan precozmente.
Veamos cómo instaurar un protocolo eficaz de insulina y monitorización, adaptado a cada paciente y con seguimiento realista para el tutor.
¿Qué debemos saber antes de iniciar tratamiento?
Antes de pinchar la primera dosis de insulina, hay que tener claro el contexto clínico del paciente:
- ¿El gato está estable o presenta una cetoacidosis diabética?
- ¿Qué tipo de dieta está recibiendo?
- ¿El tutor está capacitado para aplicar insulina y hacer controles en casa?
- ¿Existen comorbilidades (EII, enfermedad renal, hipertiroidismo)?
La evaluación inicial debe incluir:
- Analítica completa con fructosamina y urianálisis
- Confirmación de glucosuria persistente
- Descartar causas secundarias (estrés, corticosteroides, infecciones)
En nuestra experiencia, los errores más frecuentes en fases iniciales son iniciar insulina sin diagnóstico claro, o no explicar bien al tutor la importancia de la rutina y la monitorización.
Elección de la insulina: cuál, cuánto y cómo
La elección del tipo de insulina depende de varios factores: duración de acción, tolerancia, disponibilidad y experiencia clínica. Vamos a ver las más utilizadas en gatos.
Tipos de insulina más usados en gatos
Insulina | Duración (media) | Dosis inicial (gato) | Frecuencia | Observaciones clínicas |
Glargina (U100) | Larga (12–24 h) | 0,25–0,5 UI/kg cada 12 h | 2 veces al día | Alta tasa de remisión. Ideal para uso en casa |
Caninsulin/Vetsulin (U40) | Intermedia (8–12 h) | 0,25–0,5 UI/kg cada 12 h | 2 veces al día | Más accesible, menos estable que glargina |
PZI (protamina zinc) | Larga (12–24 h) | 0,25–0,5 UI/kg cada 12 h | 2 veces al día | Buena alternativa si glargina no está disponible |
Detemir (U100) | Muy larga (hasta 24 h) | Requiere titulación más cuidadosa | 1–2 veces/día | Mayor potencia, precaución en gatos pequeños |
Recomendación clínica: empezar siempre con la dosis más baja segura (0,25 UI/kg) y ajustar según curva o monitorización continua. Evitar cambios rápidos de insulina.
Administración y formación del tutor
Una parte fundamental del éxito del tratamiento es la educación del tutor. El 90% de las descompensaciones que vemos en consulta derivan de errores en la administración o en el control en casa.
Instrucciones claras que debe recibir el tutor
- Cómo preparar y agitar (si es necesario) la insulina
- Cómo cargar y purgar la jeringa (U40 o U100 según insulina)
- Cómo y dónde inyectar (zona interescapular o flanco)
- Horario de inyección vinculado a comida (siempre misma rutina)
- Qué signos deben hacer sospechar una hipoglucemia (temblores, letargo, convulsiones)
Siempre entregamos una hoja personalizada con el plan de alimentación, dosis, hora y una tabla de monitorización.
Cómo monitorizar: opciones, ventajas y cuándo usar cada una
Veamos ahora las formas más eficaces de controlar el progreso del paciente.
1. Curvas de glucosa
Son el método tradicional. Se realiza una medición cada 2 horas durante 12 h tras la inyección.
- Ventajas: permite evaluar el nadir, duración del efecto y respuesta a dosis
- Desventajas: estrés hospitalario, variabilidad, coste si se repite frecuentemente
Se recomienda realizarla:
- A las 7–14 días del inicio
- Tras cada ajuste de dosis
- Cada 1–3 meses si está controlado
2. Fructosamina
Refleja la glucemia media en las 2–3 semanas previas.
- Útil para evaluar estabilidad, pero no sirve para ajustes finos
- No se ve afectada por el estrés puntual
- Se usa junto a la clínica y la curva para valorar el control global
3. Monitorización continua con sensor (ej. FreeStyle Libre)
Cada vez más utilizada en clínica. Se coloca en la piel del cuello o lateral del tórax.
- Permite mediciones cada pocos minutos durante hasta 14 días
- Muy útil para detectar hipoglucemias ocultas y fluctuaciones
- Requiere formación al tutor para escanear y enviar datos
En nuestra experiencia, los sensores mejoran la adherencia del tutor y permiten ajustes más seguros, sobre todo en gatos con remisión potencial.
Criterios para ajustar la dosis de insulina
Los ajustes nunca deben hacerse solo por una cifra aislada. Se deben considerar:
- Nadir (punto más bajo) de la curva
- Duración del efecto (cuánto dura la bajada)
- Glucosa preprandial (si se mide en casa)
- Signos clínicos (polidipsia, peso, apetito)
- Fructosamina (si disponible)
Ejemplos prácticos de ajuste:
- Si el nadir está por debajo de 80 mg/dL → reducir dosis
- Si el nadir es >250 mg/dL y no hay hipoglucemias → subir dosis 0,25–0,5 UI
- Si hay signos de hipoglucemia aunque el nadir esté “bien” → mantener o bajar
Remisión diabética: ¿cuándo podemos reducir o suspender?
Una parte muy positiva del manejo de la diabetes felina es que, con tratamiento intensivo temprano, muchos gatos entran en remisión.
Factores asociados a remisión:
- Diagnóstico precoz
- Uso de glargina + dieta baja en carbohidratos
- Monitorización intensiva
- Peso corporal adecuado
- Ausencia de comorbilidades graves
En gatos en remisión, suspendemos insulina si las glucemias se mantienen <130 mg/dL en ayunas durante varios días y sin signos clínicos.
Tabla resumen: manejo de insulina y control
Elemento clínico | Recomendación práctica |
Insulina inicial más recomendada | Glargina U100 cada 12 h a 0,25 UI/kg |
Dosis máxima en monoterapia | Hasta 1,5 UI/kg cada 12 h (con controles adecuados) |
Mejor método de control | Curvas + fructosamina, o sensor continuo en casa |
Ajuste de dosis | Según nadir, signos clínicos y glucosa preprandial |
Evaluación del tutor | Formación inicial, seguimiento continuo, plan escrito |
Remisión diabética | Posible en primeras 3–6 semanas con control estricto y dieta adecuada |
Conclusión
El manejo de la diabetes en gatos es un proceso activo, que exige precisión en la administración de insulina, monitorización ajustada y colaboración estrecha con el tutor.
No hay un único protocolo válido para todos los pacientes, pero sí una lógica clínica que permite adaptar el tratamiento según la evolución. Con buena formación, insulinas adecuadas y un seguimiento coherente, muchos gatos pueden llevar una vida estable, e incluso alcanzar la remisión.
Referencias
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- Plumb, D. C. (2023). Plumb’s Veterinary Drug Handbook (9th ed.). Wiley-Blackwell.
- Gostelow, R., Forcada, Y., Graves, T., & Church, D. (2014). Diabetes mellitus in cats: a review of disease and treatment options. Veterinary Medicine: Research and Reports, 5, 45–57.