El dolor articular crónico en gatos es un problema infradiagnosticado que afecta de forma silenciosa a una gran parte de la población felina, especialmente a medida que envejecen.
A diferencia de los perros, los gatos no suelen manifestar el dolor de forma evidente, lo que dificulta su detección sin una exploración clínica minuciosa y una observación atenta del comportamiento.
Por qué es tan difícil detectar el dolor en gatos
Los gatos tienen una elevada tolerancia al dolor y tienden a enmascarar sus síntomas. Esto, unido a su carácter reservado, hace que muchos casos de dolor articular pasen desapercibidos durante meses o incluso años.
Es fundamental observar los cambios sutiles en la conducta y la movilidad, que a menudo son los únicos indicadores de dolor crónico.
Diferencia entre artrosis y artritis en gatos
Aunque a menudo se usan como sinónimos, conviene distinguir:
- Artrosis (osteoartritis): degeneración crónica del cartílago articular. Es la causa más común de dolor articular en gatos mayores.
- Artritis: inflamación articular, que puede deberse a infecciones, enfermedades inmunomediadas o procesos reactivos.
Ambas provocan dolor crónico, pero su evolución clínica y tratamiento pueden diferir, especialmente en casos inmunomediados o sépticos.
Signos clínicos de dolor articular crónico en gatos
La manifestación más clara es la disminución progresiva de la actividad y cambios en el comportamiento habitual. Aquí tienes una clasificación de signos que ayuda a reconocer el cuadro clínico:
Signos sutiles (frecuentemente ignorados)
- Menor interés en jugar o saltar
- Disminución del acicalamiento (especialmente lomo y base de la cola)
- Letargo sin causa aparente
- Aislamiento social o menos interacción con el entorno
- Dormir en zonas más accesibles o a nivel del suelo
Signos evidentes
- Cojera o marcha rígida
- Dificultad para subir al arenero, cama o sofá
- Vocalizaciones al ser manipulado
- Postura encorvada persistente
- Atrofia muscular en extremidades posteriores
Exploración clínica y pruebas complementarias
Detectar dolor articular en consulta exige combinar observación, palpación y evaluación dinámica. Estos son los pasos más efectivos:
- Anamnesis estructurada: preguntar al tutor por cambios en rutina, apetito, hábitos de juego, saltos, acicalamiento y conducta general.
- Observación del movimiento: entrada y salida del transportín, salto espontáneo, marcha, cambios de dirección.
- Palpación articular: evaluar crepitación, dolor a la extensión/flexión, calor o engrosamiento articular.
- Escalas validadas: como la Feline Musculoskeletal Pain Index (FMPI) o Arthritis Behavior Checklist (ABC-Feline).
- Vídeos en casa: muy útiles para observar comportamientos que no se reproducen en consulta.
- Radiografías articulares: para valorar osteofitos, pérdida de espacio articular, esclerosis subcondral. A menudo el dolor es mayor que lo visible en imagen.
Escala práctica de observación en casa
Comportamiento | Cambios compatibles con dolor articular |
Saltos | Evita saltar o lo hace de forma torpe |
Acicalamiento | Zonas mal peinadas o sucias |
Aseo postural | Se sienta con extremidades rígidas |
Uso del arenero | Hace fuera o evita bandejas elevadas |
Relación social | Más irritable o evita el contacto |
Manejo ambulatorio del dolor articular crónico
Una vez diagnosticado, el tratamiento ambulatorio debe adaptarse a la cronicidad y tolerancia del paciente. Suele ser multimodal, combinando control farmacológico, ajuste ambiental y terapias complementarias.
Cambios en el entorno
- Rutas accesibles sin saltos (rampas, plataformas intermedias)
- Areneros con entrada baja
- Camas ortopédicas o colchones firmes
- Reforzar zonas cálidas y seguras
Control farmacológico
El tratamiento farmacológico debe ser pautado con prudencia, especialmente en pacientes geriátricos o con comorbilidades renales/hepáticas.
A continuación, la tabla con los medicamentos más utilizados:
Tabla de medicamentos para el tratamiento del dolor articular en gatos
Fármaco | Indicación principal | Dosis recomendada | Vía / Frecuencia | Comentarios |
Robenacoxib | AINE aprobado en gatos | 1 mg/kg/día | Oral o SC, 1 vez/día | Máximo 6 días sin revisión renal |
Meloxicam | AINE de uso crónico | 0,05 mg/kg/día (mantenimiento) | Oral, 1 vez/día | Ajustar según función renal y peso corporal |
Frunevetmab (anticuerpo monoclonal) | Dolor articular crónico | 1–2 mg/kg cada 4 semanas | SC | Alta eficacia y buena tolerancia |
Gabapentina | Dolor neuropático/sensibilización | 5–10 mg/kg cada 12 h | Oral | Sedación leve, iniciar con dosis baja |
Tramadol | Analgésico complementario | 1–2 mg/kg cada 8–12 h | Oral | Mal tolerado por algunos gatos |
Condroprotectores | Soporte articular a largo plazo | Según producto | Oral, diario | No sustituyen el tratamiento analgésico |
¿Se puede tratar en casa?
Sí, con pautas claras y seguimiento veterinario. Es clave:
- Enseñar al tutor a observar signos de recaída.
- Mantener controles clínicos periódicos para adaptar el tratamiento.
- Ajustar la dosis y suspender AINEs en caso de vómitos, letargia, anorexia o cambios renales.
Conclusión
El dolor articular crónico en gatos es más común de lo que se diagnostica y su detección exige atención a pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos. Como veterinarios, debemos enseñar a los tutores a observar con otros ojos y a valorar cambios de conducta como posibles señales de dolor.
Referencias
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