Manejo de la disnea en perros con enfermedad cardíaca: Guía para veterinarios

Manejo de la disnea en perros con enfermedad cardíaca: Guía para veterinarios

La disnea en perros con enfermedad cardíaca es un signo clínico alarmante que indica dificultad respiratoria y puede ser el resultado de una insuficiencia cardíaca congestiva (ICC), edema pulmonar, o derrame pleural. El manejo de la disnea en estos pacientes requiere una intervención rápida y efectiva para estabilizar al perro, mejorar la oxigenación y abordar la causa subyacente de la enfermedad cardíaca. Este artículo proporciona una guía completa para el manejo de la disnea en perros con enfermedad cardíaca, incluyendo la evaluación inicial, estabilización del paciente, y las opciones de tratamiento.

¿Qué es la disnea en perros con enfermedad cardíaca?

La disnea es una dificultad para respirar que puede manifestarse como respiración rápida, superficial, con esfuerzo, o incluso como respiración jadeante. En perros con enfermedad cardíaca, la disnea es a menudo un signo de insuficiencia cardíaca congestiva, que puede ser el resultado de:

  • Cardiomiopatía dilatada (CMD): Común en razas grandes como el Doberman y el Boxer.
  • Enfermedad valvular degenerativa (EVD): Afecta principalmente la válvula mitral y es común en razas pequeñas como el Cavalier King Charles Spaniel.
  • Arritmias cardíacas: Fibrilación auricular, taquicardia ventricular.
  • Enfermedades congénitas del corazón: Como defectos septales o displasia valvular.

Signos clínicos de disnea en perros con enfermedad cardíaca

Los signos clínicos de disnea pueden variar dependiendo de la severidad de la insuficiencia cardíaca y pueden incluir:

  • Taquipnea: Respiración rápida y superficial.
  • Ortopnea: Dificultad para respirar al acostarse, prefieren posiciones sentadas o de pie.
  • Tos: Frecuentemente nocturna, causada por la acumulación de líquido en los pulmones.
  • Letargia o intolerancia al ejercicio.
  • Cianosis: Color azulado de las mucosas debido a la hipoxemia.
  • Síncope o colapso: Episodios de desmayo debido a la hipoxia cerebral.

Evaluación inicial del perro con disnea y enfermedad cardíaca

Historia clínica y examen físico

a. Historia clínica

  • Duración y progresión de la disnea: Indagar sobre la duración de los síntomas respiratorios y si han empeorado progresivamente.
  • Síntomas concurrentes: Preguntar sobre la presencia de tos, intolerancia al ejercicio, síncope, o colapso.
  • Tratamiento previo: Determinar si el perro ya está bajo tratamiento para enfermedad cardíaca (p. ej., diuréticos, inhibidores de la ECA, beta-bloqueadores).

b. Examen físico

  • Evaluación de signos vitales: Frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, temperatura, y presión arterial.
  • Auscultación torácica: Evaluar la presencia de soplos cardíacos, arritmias, estertores pulmonares, o sonidos respiratorios disminuidos (sugestivos de derrame pleural).
  • Palpación de pulso femoral: Evaluar la fuerza del pulso y la regularidad.
  • Evaluación de la mucosa: Palidez, cianosis, tiempo de relleno capilar prolongado.

Diagnóstico por imagen y pruebas adicionales

a. Radiografía torácica

  • Radiografía torácica: Es fundamental para evaluar la presencia de edema pulmonar, agrandamiento del corazón (cardiomegalia), derrame pleural o efusión pericárdica.
    • Edema pulmonar cardiogénico: Pérdida de definición de los vasos pulmonares, aumento de la opacidad intersticial o alveolar, y distribución perihiliar.

b. Ecocardiografía

  • Ecocardiografía: Es esencial para evaluar la estructura y función del corazón, determinar la fracción de eyección, la función diastólica, la presencia de insuficiencia valvular, y para descartar enfermedades congénitas.

c. Pruebas de laboratorio

  • Análisis de gases arteriales: Para evaluar la oxigenación y el estado ácido-base.
  • Biomarcadores cardíacos: Troponina I, péptido natriurético atrial (ANP), o péptido natriurético cerebral (BNP) para evaluar el grado de insuficiencia cardíaca.
  • Electrolitos y función renal: Evaluar antes de iniciar o ajustar la dosis de diuréticos.

Manejo de emergencia de la disnea en perros con enfermedad cardíaca

Estabilización inicial del paciente

a. Oxigenoterapia

  • Oxígeno suplementario: Administrar oxígeno mediante jaula de oxígeno, máscara facial o cánula nasal para mejorar la oxigenación. La oxigenoterapia es fundamental en pacientes con disnea moderada a severa para aliviar la hipoxemia.

b. Control del edema pulmonar

  • Diuréticos de asa (furosemida): Son el pilar del tratamiento para reducir el edema pulmonar y aliviar la disnea.
    • Dosis inicial: 1-2 mg/kg IV en bolus, seguido de 1 mg/kg cada 1-2 horas según la respuesta clínica. Ajustar la dosis y la frecuencia según la severidad del edema pulmonar.
  • Monitorización del peso corporal y producción urinaria: Para ajustar la dosis de furosemida y prevenir la deshidratación o la insuficiencia renal secundaria.

c. Reducción de la poscarga y precarga

  • Vasodilatadores: Reducen la carga de trabajo del corazón y mejoran el gasto cardíaco.
    • Nitroglicerina (ungüento o parche): Aplicar tópicamente (1-2 mg/kg) cada 6-8 horas para reducir la precarga.
    • Nitroprusiato de sodio: 0.5-1 µg/kg/min IV para reducir la poscarga en casos de insuficiencia cardíaca severa resistente a otros tratamientos. Requiere monitoreo continuo de la presión arterial para evitar hipotensión excesiva.

Manejo específico según la causa subyacente

a. Enfermedad valvular degenerativa (EVD)

  • Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA): Ayudan a reducir la poscarga y el remodelado cardíaco.
    • Enalapril: 0.5 mg/kg por vía oral cada 12-24 horas.
    • Benazepril: 0.25-0.5 mg/kg por vía oral cada 12-24 horas.
  • Pimobendán: Un inodilatador que mejora la contractilidad cardíaca y reduce la poscarga.
    • Dosis: 0.25-0.3 mg/kg por vía oral cada 12 horas.

b. Cardiomiopatía dilatada (CMD)

  • Digoxina: Puede ser útil para controlar la frecuencia cardíaca en perros con fibrilación auricular.
    • Dosis: 0.005-0.01 mg/kg por vía oral cada 12 horas. Requiere monitoreo regular de niveles séricos debido a su estrecho margen terapéutico.
  • Beta-bloqueadores (atenolol, carvedilol): Utilizados con precaución para reducir la frecuencia cardíaca y mejorar la función diastólica.
    • Atenolol: 0.25-1 mg/kg por vía oral cada 12-24 horas.

Tratamiento de soporte adicional

a. Manejo del dolor y la ansiedad

  • Ansiolíticos o sedantes leves: Pueden ser útiles en pacientes con disnea severa que muestran signos de ansiedad o estrés, lo que puede agravar la disnea.
    • Butorfanol: 0.2-0.4 mg/kg IV o IM cada 6-8 horas.

b. Monitoreo y manejo de complicaciones

  • Monitoreo constante: Frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, presión arterial, saturación de oxígeno (SpO2), y temperatura corporal.
  • Prevención de arritmias: Continuar monitoreando y ajustar la terapia en caso de arritmias.
  • Monitoreo de la función renal y electrolitos: Especialmente cuando se usan diuréticos o IECA para evitar complicaciones como hiponatremia, hipocalemia o insuficiencia renal aguda.

Manejo a largo plazo y seguimiento

a. Terapia continua

  • Reevaluación regular: Revisiones regulares para ajustar la terapia de acuerdo a la respuesta clínica del perro y el progreso de la enfermedad cardíaca.
  • Monitoreo en el hogar: Educar a los propietarios para monitorear signos de empeoramiento como aumento de la tos, disminución de la tolerancia al ejercicio, aumento de la frecuencia respiratoria en reposo, o signos de edema.

b. Modificaciones en el estilo de vida

  • Restricción del ejercicio: Evitar el ejercicio extenuante y proporcionar actividad física leve y controlada según la tolerancia del paciente.
  • Dieta baja en sodio: Ayuda a reducir la retención de líquidos y minimizar la carga de trabajo del corazón.

Conclusión

El manejo de la disnea en perros con enfermedad cardíaca es un desafío clínico que requiere una intervención rápida y un enfoque multifacético para estabilizar al paciente, mejorar la oxigenación y manejar la causa subyacente. Un manejo adecuado del paciente, incluido el control del edema pulmonar, la reducción de la poscarga y la precarga, y la monitorización continua son fundamentales para mejorar el pronóstico y la calidad de vida del paciente. Mantenerse actualizado sobre las mejores prácticas y protocolos de manejo es esencial para brindar el mejor cuidado posible a estos pacientes.

Referencias

  1. Ettinger SJ, Feldman EC, Côté E. Textbook of Veterinary Internal Medicine. 8th ed. Elsevier; 2017.
  2. Nelson RW, Couto CG. Small Animal Internal Medicine. 6th ed. Elsevier; 2020.
  3. Sisson D, Kittleson MD, Oyama MA. Small Animal Cardiovascular Medicine. 2nd ed. Elsevier; 2019.

Desiré Huerga

Desiré es licenciada en física por la Universidad del País Vasco y ATV. Uniendo estas dos pasiones, ha realizado varios cursos de especialización sobre diagnóstico por imagen, haciendo internados en hospitales. Además, se enamoró del quirófano desde el primer día que entró en uno. Le encanta la divulgación, y piensa que la formación continúa y la información veraz es imprescindible para esta profesión.

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