comúnmente a perros, especialmente aquellos de edad avanzada. Se caracteriza por una producción excesiva de cortisol, una hormona vital en la regulación del estrés y el metabolismo.
Reconocer y tratar a tiempo esta condición es fundamental para mejorar la calidad de vida del perro y evitar complicaciones serias. Debido a su importancia, a lo largo del artículo veremos cómo diagnosticar y manejar la enfermedad de Cushing en la clínica, así como las opciones de tratamiento disponibles. ¡Empecemos!
¿Qué es la enfermedad de Cushing?
La enfermedad de Cushing en perros es un trastorno donde las glándulas suprarrenales producen demasiado cortisol. Este exceso puede deberse a un tumor en la glándula pituitaria (hipófisis) o en la glándula adrenal.
La forma más común es la hipofisaria, que representa alrededor del 80-85% de los casos. Los perros afectados presentan una variedad de síntomas relacionados con el desequilibrio hormonal, lo que hace esencial un diagnóstico certero para su correcto tratamiento.
Signos clínicos comunes
Los perros con Cushing pueden mostrar diversos signos clínicos que a menudo se confunden con el envejecimiento normal. Los síntomas incluyen:
- Aumento en el consumo de agua y la producción de orina.
- Pérdida de pelo , especialmente en áreas simétricas del cuerpo.
- Abdomen distendido (barriga de “potro”).
- Aumento del apetito.
- Debilidad muscular.
- Letargo y disminución de la actividad física.
Diagnóstico de la enfermedad de Cushing
Diagnosticar el Cushing en perros puede ser complicado, ya que los signos clínicos pueden ser sutiles y similares a otras enfermedades. Las pruebas más comunes incluyen:
Pruebas de laboratorio
- Prueba de supresión con dexametasona en dosis bajas: Consiste en medir los niveles de cortisol en sangre antes y después de administrar dexametasona. Si el cortisol no disminuye adecuadamente, puede indicar Cushing.
- Prueba de estimulación con ACTH: Se mide el nivel de cortisol antes y después de la inyección de ACTH (hormona adrenocorticotrópica). Si el nivel de cortisol es elevado tras la administración de ACTH, el diagnóstico es positivo para Cushing.
- Ecografía abdominal: Útil para evaluar el tamaño de las glándulas suprarrenales y detectar la presencia de tumores.
Perros con mayor predisposición
El Cushing puede afectar a perros de cualquier raza, pero hay ciertas razas más predispuestas a desarrollar la enfermedad. Algunas de ellas incluyen:
- Caniche.
- Dachshund (Teckel).
- Boxer.
- Beagle.
- Terriers.
El diagnóstico temprano es vital, sobre todo en perros mayores de 7 años, donde la prevalencia de la enfermedad es mayor.
Manejo de la enfermedad de Cushing
El tratamiento para la enfermedad de Cushing depende del tipo de hiperadrenocorticismo. El objetivo principal es controlar la producción de cortisol para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del animal.
Existen varias opciones de tratamiento, que incluyen tanto terapias médicas como quirúrgicas.
Tratamiento médico
- Trilostano: Este fármaco es el más utilizado para controlar la producción de cortisol. El trilostano inhibe la síntesis de cortisol en las glándulas suprarrenales. Se administra vía oral y su dosis varía dependiendo del tamaño del perro.
- Dosis: 2-10 mg/kg una vez al día, por vía oral.
- Es importante realizar análisis regulares para monitorear los niveles de cortisol y ajustar la dosis según sea necesario.
- Mitotano: Otro fármaco empleado en el tratamiento del Cushing es el mitotano, que actúa destruyendo selectivamente las células de la corteza suprarrenal.
- Dosis: 50-100 mg/kg al día, por vía oral durante la fase de inducción. La dosis de mantenimiento es más baja y se ajusta en función de los análisis.
- Ketoconazol: Aunque menos común, el ketoconazol también se utiliza en algunos casos para inhibir la producción de cortisol.
- Dosis: 10-15 mg/kg dos veces al día, por vía oral.
Tratamiento quirúrgico
En casos de hiperadrenocorticismo suprarrenal causado por un tumor adrenal, la opción preferida es la adrenalectomía. Esta cirugía implica la extirpación de la glándula suprarrenal afectada. Aunque puede ser curativa, se trata de una intervención compleja que requiere cuidados intensivos postoperatorios.
Manejo en caso de urgencia
En situaciones de crisis aguda o descompensación, los perros con Cushing pueden desarrollar un cuadro conocido como crisis Addisoniana, caracterizado por un colapso circulatorio debido a la insuficiencia adrenal aguda. En estos casos, el tratamiento de urgencia incluye:
- Fluidoterapia: Rehidratación rápida con soluciones cristaloides como Ringer Lactato o solución salina isotónica.
- Glucocorticoides: Administración de dexametasona (0,1-0,2 mg/kg IV) o prednisona en dosis de choque para estabilizar los niveles de cortisol en sangre.
Seguimiento y cuidados a largo plazo
El seguimiento regular es crucial para garantizar el éxito del tratamiento. Se recomienda realizar pruebas de control cada 3-6 meses para ajustar la medicación y vigilar posibles efectos secundarios. Además, los responsables del perro deben estar atentos a los signos de descompensación y contactar con el veterinario en caso de duda.
Tabla resumen de fármacos
Medicamento | Dosis en perros | Vía de administración |
Trilostano | 2-10 mg/kg una vez al día | Oral |
Mitotano | 50-100 mg/kg en fase de inducción | Oral |
Ketoconazol | 10-15 mg/kg dos veces al día | Oral |
Dexametasona | 0,1-0,2 mg/kg en urgencias | Intravenosa (IV) |
Conclusión
El manejo de la enfermedad de Cushing en perros requiere un enfoque integral que combine diagnóstico temprano, tratamiento adecuado y seguimiento constante. Con el tratamiento correcto, los perros afectados pueden vivir muchos años con una muy buena calidad de vida.
Recordar también que siempre es necesaria la estrecha colaboración entre veterinarios y tutores para garantizar el bienestar del animal y prevenir complicaciones derivadas de la enfermedad.
Referencias
- Feldman, E. C., Nelson, R. W. “Endocrinología y enfermedades metabólicas en perros y gatos”. Editorial Inter-Médica.
- “Canine Cushing’s Disease.” American College of Veterinary Internal Medicine.