La hipertensión sistémica felina es una enfermedad frecuente, sobre todo en gatos mayores con patologías renales o endocrinas. Cuando la presión arterial alcanza valores muy elevados y provoca daño orgánico agudo, hablamos de crisis hipertensiva, una urgencia que puede causar ceguera, encefalopatía o insuficiencia cardíaca en cuestión de horas.
¿Qué es una crisis hipertensiva en gatos?
Se define como una elevación súbita y grave de la presión arterial, generalmente con presión sistólica >180 mmHg, acompañada de signos clínicos derivados del daño en órganos diana: ojos, riñones, corazón y sistema nervioso central.
Las crisis hipertensivas suelen ser consecuencia de hipertensión secundaria mal controlada, aunque también pueden presentarse en gatos sin diagnóstico previo.
Factores predisponentes
La hipertensión en gatos es rara como enfermedad primaria. En la mayoría de los casos es secundaria a procesos crónicos.
Principales enfermedades asociadas:
- Enfermedad renal crónica (ERC): la causa más frecuente.
- Hipertiroidismo: aumenta la contractilidad y la frecuencia cardíaca.
- Enfermedad cardíaca: especialmente miocardiopatía hipertrófica.
- Feocromocitoma y otras neoplasias (menos común).
Los tutores de gatos con estas patologías deben ser informados del riesgo y de la necesidad de controles periódicos de la presión arterial.
Signos clínicos de crisis hipertensiva
Los signos dependen del órgano afectado. El tutor suele describir la aparición brusca de síntomas neurológicos o visuales.
- Oculares: midriasis, ceguera aguda, hemorragia intraocular, desprendimiento de retina.
- Neurológicos: convulsiones, ataxia, cambios de conducta, letargia.
- Cardiovasculares: soplos, arritmias, disnea, signos de edema pulmonar.
- Renales: poliuria/polidipsia, anorexia, empeoramiento de la función renal.
Ante cualquiera de estos cuadros en un gato mayor, la medición inmediata de la presión arterial es prioritaria.
Diagnóstico en urgencias
El diagnóstico se basa en la medición de la presión arterial con Doppler o método oscilométrico validado. Es importante realizar varias mediciones consecutivas en un entorno tranquilo para evitar el “efecto bata blanca”.
Parámetros clave:
- Presión sistólica > 180 mmHg.
- Presión diastólica > 120 mmHg.
- Presencia de daño en órganos diana.
El diagnóstico debe complementarse con pruebas básicas: hemograma, bioquímica con perfil renal, T4 total, urianálisis y ecografía abdominal o cardiaca según sospecha.
Tratamiento de la crisis hipertensiva
El objetivo en urgencias es reducir la presión arterial de forma controlada, evitando descensos bruscos que comprometen la perfusión renal y cerebral.
Pautas clínicas en el manejo inicial:
- Hospitalización en un entorno tranquilo.
- Oxigenoterapia en gatos con disnea o edema pulmonar.
- Fármacos de acción rápida:
- Amlodipino oral (0,125–0,25 mg/gato cada 24 h) es el más utilizado en gatos estables.
- Hidralazina IV (0,1–0,5 mg/kg) o labetalol IV (0,25–0,5 mg/kg) en crisis severas hospitalarias.
- Amlodipino oral (0,125–0,25 mg/gato cada 24 h) es el más utilizado en gatos estables.
- Monitorizar la presión arterial cada 30–60 minutos.
- Evitar reducir la presión sistólica más del 25 % en las primeras 24 horas.
En casos con convulsiones o alteraciones neurológicas graves, puede ser necesario asociar benzodiacepinas y cuidados intensivos.
Manejo a largo plazo
Una vez controlada la crisis, el tratamiento crónico se basa en:
- Amlodipino oral como fármaco de elección.
- Ajustar dosis según respuesta clínica y controles periódicos.
- Tratar la enfermedad subyacente (ERC, hipertiroidismo, cardiopatías).
- Revisiones regulares de presión arterial (cada 2–3 meses).
- Educación del tutor para reconocer signos de recaída (ceguera súbita, cambios de conducta, convulsiones).
El pronóstico depende de la rapidez del diagnóstico, del control de la presión arterial y del grado de daño orgánico establecido.
Tabla resumen: protocolo en crisis hipertensiva felina
Etapa | Actuación clínica principal |
Sospecha inicial | Signos oculares, neurológicos, cardíacos, renales |
Diagnóstico | PA sistólica >180 mmHg + daño en órganos diana |
Tratamiento inmediato | Amlodipino oral o hidralazina/labetalol IV en crisis graves |
Monitorización | Medir PA cada 30–60 min; evitar descensos >25 % en 24 h |
Manejo crónico | Amlodipino oral a largo plazo + tratamiento de la enfermedad base |
Comunicación con tutor | Explicar urgencia, riesgo de ceguera y necesidad de controles |
Conclusión
La crisis hipertensiva en gatos es una urgencia vital que requiere diagnóstico inmediato y actuación cuidadosa. El manejo debe centrarse en reducir la presión arterial de forma segura, estabilizar al paciente y prevenir daño irreversible en órganos diana.
La clave está en la combinación de control agudo, tratamiento crónico individualizado y educación del tutor para garantizar un seguimiento adecuado y mejorar la calidad de vida del paciente felino.
Referencias científicas
- Brown, S., Atkins, C., Bagley, R., Carr, A., Cowgill, L., Davidson, M., et al. (2007). Guidelines for the identification, evaluation, and management of systemic hypertension in dogs and cats. Journal of Veterinary Internal Medicine, 21(3), 542–558.
- Elliot, J., & Syme, H. M. (2020). Systemic hypertension in cats. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, 50(6), 1399–1414.
Sparkes, A. H., et al. (2016). ISFM Consensus Guidelines on the Diagnosis and Management of Hypertension in Cats. Journal of Feline Medicine and Surgery, 18(3), 219–239.