La dermatitis seborreica en perros es una alteración cutánea frecuente que, aunque no siempre reviste gravedad, supone un reto clínico por su carácter crónico, recidivante y altamente molesto para el paciente.
Se manifiesta por descamación anormal, mal olor, prurito variable y alteraciones del pelaje, y suele estar asociada a trastornos subyacentes más complejos que deben identificarse para lograr un tratamiento eficaz a largo plazo.
Más allá de su aspecto dermatológico, esta patología refleja un desequilibrio funcional de la piel, por lo que su abordaje debe ser integral, combinando tratamiento tópico, terapias sistémicas cuando corresponda, corrección de enfermedades de base y seguimiento prolongado.
¿Qué es la dermatitis seborreica?
La dermatitis seborreica es una afección crónica de la queratinización y de la producción de sebo, caracterizada por la acumulación anormal de escamas, grasa, caspa y, en muchos casos, mal olor corporal.
No se trata de una única enfermedad, sino de un síndrome clínico que puede ser primario (idiopático o genético) o secundario a diversas patologías cutáneas o sistémicas.
La seborrea en perros se clasifica tradicionalmente en dos tipos:
- Seborrea seca: piel áspera, con escamas secas, opacidad del pelo y prurito leve
- Seborrea oleosa: acumulación de grasa visible, pelaje pegajoso, escamas húmedas, olor rancio o rancio-fermentado
Ambas formas pueden coexistir o evolucionar en un mismo paciente. La distribución típica afecta áreas de fricción (cuello, axilas, ingles), orejas, tronco y base de la cola.
Causas y factores predisponentes
La dermatitis seborreica puede tener múltiples causas. En la mayoría de los perros afectados, la seborrea es secundaria a otra enfermedad subyacente que altera el equilibrio cutáneo. Entre las causas más frecuentes:
- Dermatitis atópica o alergias alimentarias
- Parásitos cutáneos (Demodex, Cheyletiella, pulgas)
- Hipotiroidismo
- Síndrome de Cushing
- Infecciones recurrentes por Malassezia o piodermas
- Déficits nutricionales (zinc, vitamina A, ácidos grasos esenciales)
- Dermatosis idiopática genéticamente determinadas (como en Cocker Spaniel, Basset Hound o Shar Pei)
Diagnóstico en consulta
El diagnóstico de la dermatitis seborreica es principalmente clínico, basado en el aspecto y la distribución de las lesiones. No obstante, es esencial diferenciar entre seborrea primaria (menos frecuente) y seborrea secundaria, ya que el tratamiento y el pronóstico dependerán de ello.
Los pasos habituales en consulta incluyen:
- Exploración dermatológica completa: para valorar el tipo de seborrea, distribución, olor, prurito, lesiones asociadas
- Citología cutánea: identifica presencia de Malassezia spp. o infecciones bacterianas
- Raspado cutáneo y tricograma: descarta ectoparásitos y enfermedades foliculares
- Pruebas endocrinas (TSH, T4 libre, cortisol basal o ACTH) si hay sospecha hormonal
- Biopsia cutánea: en casos crónicos sin diagnóstico claro o para confirmar seborrea primaria
Reseñas clínicas por raza
Algunas razas presentan predisposición genética a la dermatitis seborreica primaria o a formas específicas del trastorno de queratinización.
- Cocker Spaniel: seborrea oleosa grave, otitis crónica asociada, Malassezia recurrente
- West Highland White Terrier: dermatitis seborreica con componente alérgico o atópico
- Shar Pei: engrosamiento dérmico, pliegues, seborrea grasa
- Basset Hound: olor intenso, escamas adheridas, piel engrosada
En estos casos, aunque no haya una enfermedad secundaria clara, se considera que existe una disfunción genética de la queratinización, y el tratamiento es principalmente de mantenimiento.
Tratamiento: enfoque integral
El manejo de la dermatitis seborreica requiere un tratamiento multifactorial, donde los productos tópicos son esenciales, pero el éxito a largo plazo depende del control de la causa subyacente cuando exista.
Tratamiento tópico
Los champús medicados son la base del tratamiento. Su elección dependerá del tipo de seborrea y presencia o no de infecciones secundarias.
Principales activos terapéuticos:
- Seborrea seca:
- Ácidos grasos esenciales
- Azufre + ácido salicílico (suave queratolítico)
- Pantenol, avena coloidal (hidratación y alivio del prurito)
- Ácidos grasos esenciales
- Seborrea grasa:
- Peróxido de benzoilo (desengrasante y antibacteriano)
- Ácido salicílico + azufre (queratolítico-queratoplástico)
- Champús con fitosfingosina o OPHYTRIUM™ (en restauración de la barrera cutánea)
- Peróxido de benzoilo (desengrasante y antibacteriano)
- Con sobrecrecimiento de Malassezia o bacterias:
- Clorhexidina al 2–4%
- Miconazol o ketoconazol tópico
- Champús combinados antimicrobianos + queratolíticos
- Clorhexidina al 2–4%
Frecuencia recomendada:
- Fase aguda: 2–3 baños por semana
- Mantenimiento: 1 baño semanal o cada 10 días según evolución
Tratamiento sistémico
No siempre es necesario, pero puede indicarse en casos de dermatitis seborreica secundaria a enfermedad endocrina, alérgica o inmunomediada, o en formas generalizadas severas.
- Ácidos grasos omega-3 y omega-6 orales: modulan inflamación y mejoran la barrera cutánea
- Antifúngicos sistémicos (itraconazol, ketoconazol) si hay malassezia resistente al tratamiento tópico
- Antibióticos si hay infecciones bacterianas secundarias (p. ej., cefalexina 20–30 mg/kg cada 12 h)
En casos genéticos o idiopáticos, puede valorarse el uso prolongado de retinoides bajo control clínico, aunque su uso es limitado por efectos secundarios.
Seguimiento y control
El tratamiento de la dermatitis seborreica es generalmente crónico, con períodos de control y brotes. Es fundamental realizar un seguimiento periódico del paciente, ajustar la frecuencia de los baños, evitar el sobretratamiento de la piel, y revisar de forma regular la presencia de infecciones secundarias.
También es aconsejable educar al tutor para que identifique signos tempranos de recaída y mantenga una rutina de higiene adecuada.
Conclusión
La dermatitis seborreica en perros no es una enfermedad en sí misma, sino un signo clínico de un desequilibrio cutáneo que puede tener múltiples orígenes. Su manejo exige una combinación de diagnóstico preciso, terapias tópicas eficaces, control de infecciones secundarias y seguimiento prolongado.
Con una estrategia terapéutica bien estructurada y personalizada para cada paciente, la mayoría de los perros pueden mantener una calidad de vida adecuada y una piel sana, incluso en casos con predisposición genética.
Referencias
- Douxo S3. (2022). Seborrea en perros: fisiopatología y tratamiento tópico
- Plumb, D. C. (2022). Plumb’s Veterinary Drug Handbook (10ª ed.)
Griffin, C. E. (2018). Current Veterinary Dermatology: The Science and Art (5ª ed.)