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Desafíos en el tratamiento de la leptospirosis: un enfoque integral

tratamiento integral de la leptospirosis en mascotas

La leptospirosis es una infección bacteriana zoonótica causada por Leptospira, que afecta tanto a perros como a otras especies, incluidos los humanos. Es una enfermedad que requiere una intervención oportuna y especializada debido a su alta morbilidad y potencial letalidad. 

Los profesionales veterinarios nos enfrentamos a múltiples desafíos en el tratamiento de esta enfermedad, desde el diagnóstico oportuno hasta la elección de protocolos adecuados y la prevención de su transmisión a los responsables y a otros animales. 

En este artículo, abordamos estos retos y revisamos las estrategias para mejorar el manejo clínico de la leptospirosis en perros, proporcionando un enfoque integral para su control en la práctica veterinaria. ¡Vamos a ello!

¿Qué es la leptospirosis y cómo afecta a los perros?

La leptospirosis es causada por espiroquetas del género Leptospira, las cuales infectan a los perros mediante el contacto con agua, suelo o superficies contaminadas con orina de animales portadores, especialmente roedores. 

Una vez en el organismo, la bacteria afecta principalmente los riñones y el hígado, aunque también puede comprometer otros sistemas como el respiratorio y el sistema nervioso.

Los signos clínicos de leptospirosis pueden variar, lo que dificulta su diagnóstico. Los síntomas comunes incluyen:

  • Fiebre y letargo
  • Vómitos y diarrea
  • Ictericia (coloración amarillenta de las mucosas)
  • Dolor abdominal y rigidez muscular
  • Aumento en la frecuencia de micción

Dado que estos síntomas también son comunes en otras infecciones, el diagnóstico temprano y específico es uno de los primeros desafíos en el manejo de la leptospirosis.

Diagnóstico: un primer obstáculo

El diagnóstico de la leptospirosis suele requerir una combinación de pruebas clínicas y de laboratorio. Las pruebas serológicas, como el test de aglutinación microscópica (MAT), y las pruebas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) para detectar el ADN de Leptospira son las más comunes. 

Sin embargo, estos métodos pueden no ser completamente fiables en las primeras etapas de la infección, ya que los anticuerpos pueden tardar en desarrollarse y no siempre la bacteria es detectable en muestras de sangre o orina.

Los veterinarios debemos considerar el contexto del paciente, como la exposición a áreas de alto riesgo o la presencia de síntomas característicos, para tomar decisiones clínicas tempranas y comenzar un tratamiento presuntivo mientras se esperan los resultados de las pruebas. Este enfoque es clave para reducir la progresión de la enfermedad y mejorar el pronóstico.

Manejo de la leptospirosis: antibióticos y terapia de soporte

El tratamiento principal de la leptospirosis se basa en la administración de antibióticos, siendo la doxiciclina el fármaco de elección en perros debido a su efectividad para eliminar la bacteria de los tejidos y prevenir el estado de portador. 

En casos graves, especialmente cuando hay afectación renal o hepática, se pueden utilizar también otras opciones como la penicilina en fases agudas, seguida de doxiciclina para eliminar completamente el patógeno.

Dosis y administración de antibióticos

  1. Doxiciclina: 5 mg/kg cada 12 horas por vía oral durante 14 a 21 días.
  2. Ampicilina o penicilina G: 20 mg/kg cada 8 horas por vía intravenosa en infecciones severas, seguida de doxiciclina para eliminar la bacteria.

La administración de antibióticos debe ir acompañada de una terapia de soporte intensiva, ya que los órganos comprometidos pueden requerir tratamiento específico para prevenir daños permanentes. 

La fluidoterapia es esencial para estabilizar a los pacientes con insuficiencia renal y prevenir la deshidratación, mientras que se pueden administrar protectores hepáticos y agentes antieméticos para controlar el vómito.

Desafíos en el tratamiento de casos severos

Los casos graves de leptospirosis pueden presentar una alta mortalidad, especialmente cuando la enfermedad no se diagnostica a tiempo y la infección ha avanzado hasta un punto crítico. 

Uno de los desafíos más significativos es el manejo de la insuficiencia renal aguda y el daño hepático, que pueden derivar en complicaciones como el síndrome de dificultad respiratoria aguda y trastornos de coagulación. En tales casos, los veterinarios debemos trabajar para mantener una hidratación adecuada, monitorear los niveles de electrolitos y gestionar complicaciones secundarias.

En algunos pacientes, es posible que se necesite hemodiálisis para aliviar la carga renal, aunque esta técnica puede no estar disponible en todas las clínicas veterinarias y representa un coste elevado para las familias responsables. La derivación a centros especializados en estos casos puede ser una solución, pero es fundamental que se establezca un manejo de soporte adecuado mientras se realiza la derivación.

Bioseguridad en la clínica: prevención de la transmisión zoonótica

Dado que la leptospirosis es una enfermedad zoonótica, los veterinarios debemos tomar medidas de bioseguridad estrictas al tratar a los perros infectados. La manipulación de la orina y otros fluidos corporales debe hacerse con guantes y equipos de protección, y es recomendable utilizar desinfectantes eficaces para prevenir la propagación de la bacteria en la clínica.

Informar a las familias sobre los riesgos de transmisión y las precauciones necesarias en casa también es esencial para reducir el riesgo de contagio. Estas precauciones incluyen evitar el contacto con fluidos del animal infectado y desinfectar adecuadamente las áreas de la casa en las que el perro ha estado en contacto.

Estrategias preventivas: vacunas y control ambiental

La vacunación contra la leptospirosis es una medida preventiva eficaz y debe incluirse en el programa de vacunación rutinario de los perros. Las vacunas actuales protegen contra las serovariedades más comunes de Leptospira, aunque no cubren todas las cepas. 

La vacunación es especialmente importante para perros que viven en zonas rurales o en áreas propensas a inundaciones y presencia de roedores, ya que estos son los principales reservorios del patógeno.

Además de la vacunación, el control ambiental para reducir la exposición al patógeno es fundamental. Esto incluye prácticas como evitar que los perros entren en contacto con fuentes de agua potencialmente contaminadas y controlar la población de roedores en áreas donde los perros viven o pasean.

El papel del veterinario en la educación de las familias

El rol del veterinario en la prevención y tratamiento de la leptospirosis no se limita al diagnóstico y tratamiento, sino que incluye también la educación a las familias sobre la importancia de la vacunación, la identificación temprana de síntomas y las medidas de prevención en el hogar y al aire libre. 

Dado que la leptospirosis es una zoonosis, los responsables deben ser conscientes de los riesgos y de cómo protegerse a sí mismos y a su entorno.

Conclusión

La leptospirosis representa un desafío importante en la medicina veterinaria, no solo por la complejidad de su diagnóstico y tratamiento, sino también por el riesgo de transmisión a los humanos y la necesidad de un control ambiental riguroso. La administración de antibióticos, junto con una adecuada terapia de soporte y medidas de bioseguridad, son los pilares del tratamiento de esta enfermedad en perros. La vacunación y el manejo preventivo del entorno son igualmente esenciales para controlar la incidencia de leptospirosis.

El enfoque integral y educativo por parte del veterinario es clave para reducir la propagación y mejorar los resultados en el tratamiento de esta enfermedad, ayudando a las familias a comprender la importancia de un diagnóstico temprano, el seguimiento adecuado del tratamiento y las medidas de protección para evitar nuevos casos.

El trabajo en equipo es necesario, para una salud global. 

Fuentes

  1. Greene, C. E. (2013). Infectious Diseases of the Dog and Cat. Saunders.
  2. Goldstein, R. E. (2010). Canine Leptospirosis in North America: Exploring the Clinical Spectrum and Diagnostic Challenges. Journal of Veterinary Internal Medicine, 24(3), 491-496.
  3. Schuller, S., Francey, T., & Hartmann, K. (2015). European consensus statement on leptospirosis in dogs and cats. Journal of Small Animal Practice, 56(3), 159-179.

Clàudia Valle

Veterinaria generalista graduada en 2019 en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha cursado un postgrado en Medicina Interna acreditado por la Universidad Católica de Valencia (UCV). Ha dedicado cuatro años a enriquecer su experiencia en diversos hospitales veterinarios. Le encanta la divulgación y piensa que la formación continua e información veraz son imprescindibles para esta formación.

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