La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más frecuentes en la clínica de pequeños animales. La mayoría de los casos pueden manejarse en consulta general, pero existe un punto crítico en el que la derivación a neurología no solo mejora el pronóstico, sino que optimiza el tratamiento y reduce el riesgo de complicaciones.
Definición clínica de epilepsia
La epilepsia se define como la aparición recurrente de crisis epilépticas no provocadas, causadas por una descarga neuronal excesiva y sincronizada en el encéfalo. Pueden ser idiopáticas, estructurales o reactivas, y su manejo debe guiarse por el diagnóstico de base.
En perros y gatos, el enfoque clínico debe comenzar con una buena anamnesis, diferenciación entre tipos de convulsión, y clasificación según la causa probable.
Cuándo sospechar una epilepsia que requiere derivación
Algunas situaciones superan las capacidades diagnósticas o terapéuticas de una clínica general y justifican la derivación inmediata o programada al especialista.
Signos clínicos que indican derivación:
- Crisis en racimo (≥2 convulsiones en 24 horas).
- Episodios de status epilepticus (>5 minutos de actividad convulsiva continua o ≥2 crisis sin recuperación entre ellas).
- Convulsiones focales con signos neurológicos interictales (ataxia, déficit postural, alteración del estado mental).
- Inicio de crisis en animales <6 meses o >6 años sin causa metabólica evidente.
- Falta de respuesta a dos o más anticonvulsivantes a dosis adecuadas.
- Sospecha de patología estructural (tumores, encefalitis, hidrocefalia).
- Duración anormal del periodo postictal (>24–48 h).
Clasificación diagnóstica (tiers)
Para estandarizar el abordaje, se utiliza el sistema de estadificación por niveles diagnósticos:
Nivel diagnóstico | Criterios mínimos |
Tier I | ≥2 crisis no provocadas con >24 h entre ellas + examen neurológico normal + analítica básica normal |
Tier II | Tier I + RM cerebral + análisis de LCR sin hallazgos compatibles con enfermedad estructural |
Tier III | Tier II + Electroencefalograma con actividad epiléptica confirmada |
Cuando el paciente no se ajusta a Tier I o no hay control clínico tras iniciar tratamiento, es recomendable derivar a neurología.
Indicaciones más frecuentes para derivación
Indicaciones para derivación | Motivo principal |
Crisis en racimo o status | Requiere hospitalización y control intensivo |
Convulsiones refractarias | Posible patología estructural o epilepsia farmacorresistente |
Signos neurológicos persistentes | Indican probable afectación intracraneal |
Edad atípica de inicio | Mayor sospecha de etiología estructural o metabólica |
Diagnóstico no concluyente tras pruebas | Necesidad de imagen avanzada y pruebas específicas |
Opciones terapéuticas y ajuste por especialista
En clínica general, el manejo suele iniciarse con monoterapia. Cuando se alcanza la dosis máxima sin control clínico o aparecen efectos adversos, la derivación permite ajustar con combinaciones avanzadas, valorar otras moléculas o modificar el enfoque diagnóstico.
Tabla de fármacos y dosis recomendadas
Fármaco | Especie | Dosis inicial | Frecuencia | Notas clínicas |
Fenobarbital | Perro/gato | 2–3 mg/kg cada 12 h | Oral | Requiere control de niveles plasmáticos |
Bromuro potásico | Perro | 15–30 mg/kg cada 24 h | Oral | No en gatos por riesgo de neumonitis |
Imepitoína | Perro | 10–30 mg/kg cada 12 h | Oral | Efectiva en epilepsia idiopática leve |
Levetiracetam | Perro/gato | 20 mg/kg cada 8 h (inicio) | Oral | Buena tolerancia, sin metabolismo hepático |
Gabapentina | Gato | 10–20 mg/kg cada 8–12 h | Oral | Útil en convulsiones focales |
Diazepam (crisis aguda) | Perro/gato | 0,5 mg/kg IV o 1–2 mg/kg rectal | Dosis única | Fármaco de elección en urgencias |
Midazolam (crisis aguda) | Perro/gato | 0,2–0,5 mg/kg IV/IM o intranasal | Dosis única | Alternativa al diazepam |
Seguimiento posterior tras derivación
Una vez estabilizado el paciente o definida la causa, muchos neurólogos remiten de nuevo al clínico de referencia con un protocolo de tratamiento ajustado. Es fundamental mantener una comunicación estrecha entre clínica general y especialista para coordinar revisiones, controles analíticos y ajustes farmacológicos.
Conclusiones clínicas
Derivar un caso de epilepsia no es un signo de fracaso clínico, sino una decisión estratégica basada en el beneficio del paciente. Detectar a tiempo los casos complejos, colaborar con neurología y acompañar al tutor durante todo el proceso mejora la respuesta al tratamiento, reduce la frecuencia de las crisis y mejora la calidad de vida de perros y gatos con epilepsia.
Referencias
- De Risio, L., Bhatti, S., Muñana, K., et al. (2015). Diagnostic approach to epilepsy in dogs. BMC Veterinary Research, 11, 148.
- Platt, S. R., & Olby, N. J. (2014). BSAVA Manual of Canine and Feline Neurology (4th ed.). British Small Animal Veterinary Association.
- Thomas, W. B. (2010). Idiopathic epilepsy in dogs and cats. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, 40(1), 161–179.
- Podell, M., et al. (2016). Consensus statement on the diagnosis of idiopathic epilepsy. Journal of Veterinary Internal Medicine, 30(2), 504–515.
- Boothe, D. M. (2021). Small Animal Clinical Pharmacology and Therapeutics (2nd ed.). Elsevier.