La radiografía abdominal sigue siendo una de las pruebas más solicitadas en clínica general. Rápida, accesible y económica, nos permite evaluar desde cuerpos extraños hasta masas, urolitiasis o signos indirectos de obstrucción.
Sin embargo, no está exenta de trampas. Una interpretación errónea puede llevar a diagnósticos equivocados, cirugías innecesarias o, peor aún, pasar por alto una urgencia. Veamos cuáles son los errores más frecuentes y cómo evitarlos en la práctica diaria.
Falta de preparación del paciente
Uno de los primeros problemas aparece incluso antes de pulsar el botón de disparo. Una mala preparación compromete por completo la utilidad diagnóstica.
¿Qué deberíamos controlar?
- Ayuno previo de al menos 8–12 horas
- Evacuación de orina y heces (o al menos anotarlo)
- Evaluar si hay meteorismo (aumenta la superposición de asas)
En gatos constipados o perros con meteorismo intenso, vale más posponer la prueba o repetirla tras enemas que interpretar imágenes poco fiables.
Mala elección de la proyección radiográfica
La proyección errónea o insuficiente puede esconder lesiones clave o generar artefactos de posición. Es esencial adaptar el estudio al motivo clínico.
Recomendaciones prácticas
Motivo de consulta | Proyecciones mínimas recomendadas |
Sospecha de cuerpo extraño | VD y laterolateral derecha |
Disuria o sospecha de cistitis | VD centrada en vejiga + lateral con vejiga llena |
Dilatación gástrica o torsión | Laterolateral derecha (siempre) + VD |
Evaluación de próstata o colon | VD + laterolateral izquierda |
No hacer proyecciones ortogonales es uno de los errores más graves, especialmente si se busca valorar estructuras retroperitoneales o masas poco definidas.
No conocer las variaciones normales entre especies y edades
Confundir variantes anatómicas normales con patología es una fuente habitual de errores, sobre todo en animales jóvenes o con características raciales particulares.
Algunos ejemplos comunes
- Gatos jóvenes: linfonodos mesentéricos prominentes pueden parecer masas
- Bulldog francés: gas intestinal y estómago de forma atípica
- Cachorros: epífisis visibles, placas de crecimiento amplias
- Gatas enteras: útero puede ser visible y confundirse con intestino
Consejo clínico: si hay dudas sobre una estructura, comparar con estudios anteriores (si los hay) o complementar con ecografía.
Interpretar sin correlación clínica
La imagen nunca debe valorarse de forma aislada. Una radiografía puede parecer normal en un paciente grave, o parecer alarmante en un animal clínicamente estable.
Ejemplo típico: un cuerpo extraño mineral en un perro que come, bebe y defeca sin signos de obstrucción → puede no requerir cirugía inmediata
Lo contrario también ocurre: íleo funcional con asas dilatadas y sin patrón claro, pero con vómitos profusos → precisa actuación rápida
No reconocer patrones clave
Saber identificar patrones radiográficos específicos permite orientar mejor el diagnóstico.
Los más frecuentes en abdomen
- Patrón de obstrucción intestinal: asas dilatadas, presencia de niveles hidroaéreos
- Patrón de masa: desplazamiento de estructuras, bordes convexos definidos
- Patrón de ascitis: pérdida de contraste y definición de órganos
- Patrón de gas libre: aire bajo diafragma o en la cavidad sin estructura adyacente
Familiarizarse con estos patrones mejora la sensibilidad diagnóstica y permite tomar decisiones más seguras, especialmente en urgencias.
Confundir sobreposición con lesiones
Las asas intestinales, vejiga llena, útero, grasa mesentérica y linfonodos pueden proyectarse de forma que simulen masas o lesiones estructurales.
¿Cómo evitarlo?
- Revisar ambas proyecciones
- Valorar el contorno: ¿convexo y desplazador o artefactual?
- Considerar repetir la imagen tras movimiento o vaciado vesical
- Complementar con ecografía si hay duda
La proyección lateral izquierda puede despejar dudas cuando hay gas gástrico o estructuras superpuestas.
Tabla resumen: errores comunes y cómo evitarlos
Error frecuente | Consecuencia clínica | Recomendación práctica |
No hacer proyecciones ortogonales | Falsos negativos o falsa localización | Siempre mínimo 2 proyecciones, bien centradas |
No ayunar o no vaciar vejiga/colon | Artefactos por heces, gas o orina | Preparar correctamente al paciente |
No tener en cuenta variaciones por edad | Diagnóstico erróneo (masa vs. linfonodo) | Consultar atlas radiográficos y edad del paciente |
Interpretar sin correlación clínica | Tratamiento inadecuado o innecesario | Integrar siempre con exploración e historia |
Confundir sobreposición con patología real | Diagnósticos erróneos | Revisar ambas vistas, mover al paciente |
Conclusión
Interpretar radiografías abdominales con precisión requiere mucho más que saber “leer” la imagen. Implica una buena técnica de obtención, conocimiento de la anatomía, integración con la historia clínica y, sobre todo, criterio para saber cuándo una imagen dice poco y hay que seguir investigando.
Dominar los errores más comunes es el primer paso para evitar decisiones precipitadas y mejorar nuestra capacidad diagnóstica en consulta.
Referencias
- Thrall, D. E. (2017). Textbook of Veterinary Diagnostic Radiology (7th ed.). Elsevier.
- Kealy, J. K., McAllister, H., & Graham, J. P. (2011). Diagnostic Radiology and Ultrasonography of the Dog and Cat (5th ed.). Elsevier.
- Penninck, D. G., & d’Anjou, M. A. (2015). Atlas of Small Animal Ultrasonography (2nd ed.). Wiley-Blackwell.
- Mattoon, J. S., & Nyland, T. G. (2015). Small Animal Diagnostic Ultrasound (3rd ed.). Elsevier.
- Silverstein, D. C., & Hopper, K. (2015). Small Animal Critical Care Medicine (2nd ed.). Elsevier.