El calicivirus felino (FCV) es una de las enfermedades virales más comunes en los gatos. Se caracteriza principalmente por afectar el sistema respiratorio, la cavidad oral y, en algunos casos, generar complicaciones sistémicas severas.
Esta patología se transmite con facilidad, especialmente en gatos que viven en comunidades cerradas como refugios o criaderos, y puede resultar en cuadros graves si no se maneja adecuadamente.
En este artículo, vamos a explorar cómo diagnosticar y tratar el calicivirus en gatos, los factores predisponentes y los protocolos de tratamiento para implementarlos en la clínica veterinaria. ¡Sigue leyendo que te contamos todo!
¿Qué es el calicivirus felino?
El calicivirus felino es un virus de ARN que afecta principalmente al tracto respiratorio superior y la cavidad oral de los gatos. Es una de las principales causas de enfermedades respiratorias en estos animales, junto con el herpesvirus felino.
Su alta capacidad de mutación y variabilidad genética hace que algunos gatos experimentan síntomas leves. En cambio, otros pueden desarrollar cuadros graves con complicaciones como neumonía, artritis o incluso calicivirus sistémico virulento, una forma rara pero altamente mortal de la enfermedad.
El virus se disemina principalmente por contacto directo entre gatos o a través de superficies contaminadas por secreciones infectadas, como las gotas nasales o la saliva.
Diagnóstico del calicivirus en gatos
El diagnóstico de calicivirus felino puede ser complicado debido a la similitud de los síntomas con otras enfermedades respiratorias, especialmente el herpesvirus felino. Sin embargo, hay varios signos clínicos que pueden ayudar a orientarse:
- Secreción nasal y ocular
- Estornudos frecuentes
- Ulceraciones en la lengua, encías o paladar
- Fiebre
- Dificultad para respirar (en casos graves)
- Letargia y falta de apetito
Pruebas diagnósticas recomendadas:
- PCR (Reacción en cadena de la polimerasa): Permite detectar la presencia del virus en muestras de secreciones oculares o nasales.
- Serología: Puede identificar una respuesta inmune, aunque no siempre es concluyente debido a la existencia de portadores asintomáticos.
- Cultivo viral: Aunque es más laborioso y no siempre necesario, el cultivo de muestras en laboratorios especializados puede confirmar la presencia del virus.
Gatos con mayor predisposición al calicivirus
El calicivirus puede afectar a gatos de cualquier edad, pero los gatos jóvenes no vacunados, aquellos con sistemas inmunológicos debilitados o los que viven en ambientes de alta densidad poblacional (refugios, criaderos, colonias) tienen un riesgo más elevado.
Además, los gatos que ya padecen enfermedades crónicas, como la leucemia felina (FeLV) o el virus de inmunodeficiencia felina (VIF), pueden experimentar una infección más severa debido a su compromiso inmunológico.
Manejo y tratamiento del calicivirus
El tratamiento del calicivirus felino se centra principalmente en el manejo de los síntomas, ya que no existe un tratamiento antiviral específico. Los casos leves pueden resolverse con cuidados básicos, pero los gatos gravemente afectados requieren intervención inmediata.
Protocolo de manejo en urgencias:
- Hidratación y fluidoterapia: La deshidratación es una complicación común debido a la fiebre y la falta de ingesta de alimentos y líquidos por dolor oral o malestar general.
- Solución salina isotónica:
- Dosis: 40-60 ml/kg/día ajustado según la severidad de la deshidratación.
- Vía de administración: Subcutánea (SC) o intravenosa (IV), dependiendo del estado clínico del gato.
- Solución salina isotónica:
- Antibióticos de amplio espectro: Aunque el calicivirus es viral, las infecciones bacterianas secundarias (especialmente en el tracto respiratorio) son frecuentes.
- Amoxicilina-clavulánico:
- Dosis: 12.5-25 mg/kg cada 12 horas.
- Vía de administración: Oral (VO) o intravenosa (IV).
- Doxiciclina (en caso de infecciones bacterianas respiratorias severas):
- Dosis: 5 mg/kg cada 12 horas.
- Vía de administración: Oral (VO).
- Amoxicilina-clavulánico:
- Control del dolor: Los gatos con ulceraciones orales pueden tener un dolor significativo, lo que afecta su capacidad para comer y beber.
- Meloxicam (uso limitado y con precaución en gatos):
- Dosis: 0,05 mg/kg cada 24 horas.
- Vía de administración: Oral (VO) o subcutánea (SC).
- Meloxicam (uso limitado y con precaución en gatos):
- Nebulización e inhaloterapia: Si hay compromiso respiratorio severo, se puede usar nebulización con soluciones salinas para facilitar la fluidificación de las secreciones.
- Solución salina:
- Dosis: 0,9% salina, nebulización durante 10-15 minutos.
- Frecuencia: 2-3 veces al día.
- Solución salina:
- Suplementos nutricionales: Dado que muchos gatos pierden el apetito, la alimentación forzada o el uso de suplementos ricos en calorías es esencial para evitar la caquexia.
Tratamiento a largo plazo
El manejo de los gatos que sobreviven al calicivirus requiere una vigilancia continua, ya que algunos pueden convertirse en portadores crónicos del virus, con la posibilidad de reactivaciones periódicas.
También es fundamental fomentar la vacunación en gatos jóvenes y reforzar las medidas de higiene en entornos de alta concentración felina para reducir la diseminación del virus.
Tabla resumen de los tratamientos farmacológicos para el calicivirus
Medicamento | Dosis (gatos) | Vía de administración |
Solución salina isotónica | 40-60 ml/kg/día | Subcutánea (SC) o IV |
Amoxicilina-clavulánico | 12,5-25 mg/kg cada 12 horas | Oral (VO) / IV |
Doxiciclina | 5 mg/kg cada 12 horas | Oral (VO) |
Meloxicam | 0,05 mg/kg cada 24 horas | Oral (VO) o subcutánea (SC) |
Solución salina (nebulización) | Nebulización de 10-15 minutos | Nebulización |
Prevención y vacunación
La prevención es clave para evitar brotes de calicivirus, especialmente en refugios, clínicas o criaderos. Las vacunas disponibles en el mercado ofrecen protección contra las cepas más comunes del virus, y se recomienda su aplicación temprana en los gatitos, así como refuerzos anuales en adultos, especialmente si viven en contacto con otros gatos.
Conclusión
El calicivirus felino puede ser una enfermedad altamente debilitante, pero con un diagnóstico temprano y un tratamiento de soporte adecuado, es posible mejorar el pronóstico.
Aunque no existe una cura específica, el manejo adecuado de los síntomas y la prevención mediante la vacunación son las mejores estrategias para controlar esta patología en la clínica veterinaria.
También recordamos que la educación a los tutores y las medidas preventivas son esenciales para mantener la salud felina en situaciones de alto riesgo, ¡y la salud pública en general!.
Referencias
- Greene, C. E. (2012). Infectious Diseases of the Dog and Cat. Elsevier.
- Ettinger, S. J., & Feldman, E. C. (2017). Textbook of Veterinary Internal Medicine. Elsevier.
- Plumb, D. C. (2018). Plumb’s Veterinary Drug Handbook. Wiley-Blackwell.