Leucemia felina: Todo lo que necesitas acerca de este virus

El virus de la leucemia felina, conocido como FeLV, junto con el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV), son dos de las enfermedades víricas más comunes en gatos. Pertenecen a la misma familia, ya que ambos son retrovirus, aunque con algunas diferencias.

El virus de la leucemia felina pertenece al género Gammaretroviridae, y es parte de la subfamilia Oncornaviridae. Es por eso que este virus tiene la capacidad de producir neoplasias.

Además, otra de sus principales características es que se introduce en las células sanguíneas de los gatos, en la serie blanca, dañando o incluso destruyendo el sistema inmunitario del animal. Esto da lugar a que el gato esté expuesto a infecciones secundarias u otras enfermedades.

Estructura del virus de la leucemia felina

(Fuente: Colado Y Pérez, 2012)

¿Pero cómo se transmite la enfermedad? ¿Cómo la detectamos? ¿Qué tratamientos son los más adecuados en estas situaciones? ¡Respondemos a todas estas preguntas y muchas más!

¿Cómo se transmite el virus de la leucemia felina?

El virus de la leucemia felina se puede encontrar alrededor de todo el mundo. Se estima que entre el 1-8% de los gatos sanos pueden estar infectados, mientras que en gatos enfermos, el virus se encuentra presente entre un 18-21% de los individuos.

Aunque cualquier gato puede contagiarse, tienen mayor riesgo los gatos de colonias, o los gatos outdoor (por el contacto con otros individuos). Además, los machos no castrados suelen tener más prevalencia, por la mayor exposición a peleas. En estos últimos, se ha encontrado que normalmente también suelen ser positivos a inmunodeficiencia.

El virus de la leucemia felina es bastante frágil, y no sobrevive mucho en el ambiente, por lo que para que se produzca el contagio debe haber un contacto entre los individuos infectados.

El contagio puede producirse en peleas, cómo ya hemos comentado, pero también entre gatos con buena relación. Esto es porque la saliva es el fluido principal de transmisión. Por lo que puede transmitirse entre gatos con conductas afiliativas, como el acicalamiento mutuo, o compartiendo bebederos y demás utensilios.

También puede darse una transmisión vertical, es decir, entre la madre y sus crías. Esto suele producirse de tres formas. Por un lado, a través de la vía transplacentaria. Por el otro, cuando la madre acicala a las crías. Y como tercera forma, a través de la leche materna.

Fases de la infección por leucemia felina

No todos los gatos que han estado expuestos al virus de la leucemia van a desarrollar la enfermedad. Además, el desarrollo de la enfermedad va a depender de múltiples factores, como la edad del gato, la concentración de virus al que ha sido expuesto, su sistema inmunológico, etc.

Cuando el virus entre en contacto con un gato, dependiendo de la respuesta inmune de este, se pueden reconocer cuatro fases de la infección:

Fase abortiva

Cuando la exposición del gato al virus ha sido baja, normalmente su sistema inmunitario detiene la infección y no llega a propagarse al organismo. Debido a esto, el individuo genera anticuerpos que le otorgan inmunidad ante futuras exposiciones al virus.

Además, el individuo no transmitirá el virus a otros gatos.

Infección regresiva

Si la carga viral a la que se ha expuesto el gato ha sido alta, o su sistema inmunitario no ha podido pararla, el virus avanza pudiendo llegar a la médula ósea.

En esta fase, la replicación del virus se detiene justo antes o poco después de llegar a la médula ósea. Si un gato se encuentra en este estado, puede transmitir el virus, y dará positivo a los test de antígenos. 

Si esto ocurre antes de que la infección llegue a la médula ósea, se suele tardar entre 3 a 6 semanas en controlar el virus. Después, el gato ganará inmunidad antes futuras exposiciones.

Pero si la médula ósea ha sido afectada, se alteran las células precursoras de la hematopoyesis. En estos casos, y aunque la viremia se haya detenido, es posible que se quede una copia del genoma viral en el ADN de las células.

Este estado de los gatos se llama infección latente. Los felinos no pueden transmitir el virus, y las pruebas diagnósticas serán negativas.

Pero el genoma viral sigue en el ADN celular, por lo que la infección puede reactivarse. Esto suele ocurrir ante una inmunosupresión del animal por cualquier motivo, o durante la gestación. Así que si se reactiva, el gato puede transmitir el virus a otros individuos.

Infección progresiva

Ocurre cuando el sistema inmunitario del gato no ha conseguido frenar la transmisión en ninguna de las fases anteriores, y el virus se replica en diferentes órganos.

En este estado, el virus y la enfermedad es crónica, y se puede transmitir a otros gatos. Es en la fase de infección progresiva donde se observan los signos clínicos asociados a la leucemia felina, de los cuales hablaremos en el próximo punto.

Los animales en esta fase tienen un pronóstico reservado y suelen morir a los pocos años.

Infección focal

La infección focal es un caso especial del virus de la leucemia felina. En este caso, la infección, y la carga viral del ADN se focaliza en algunos tejidos. Los más habituales pueden ser las glándulas mamarias o la vejiga. Pero, ni la sangre ni la médula ósea tienen presencia de carga viral.

Es interesante comentar que estos gatos suelen tener poca presencia, o presencia intermitente del antígeno p27, por lo que los tests pueden llegar a dar resultados variados. 

Patogenia del virus de la leucemia felina

(Imagen adaptada de Greene, 2012)

¿Cuáles son los síntomas de la leucemia felina?

La leucemia felina no presenta ningún signo característico propio que podamos asociar con este virus. Los primeros signos clínicos por los que los gatos suelen acudir a consulta están asociados con la inmunosupresión y la anemia.

Nos encontramos gatos con fiebre, falta de apetito, apatía, adelgazamiento, nódulos linfáticos agrandados, o palidez en las mucosas, entre otros signos clínicos. 

Si la infección está en un estado más avanzada, podemos ver signos clínicos más severos:

  • Desórdenes hematológicos: anemias (normalmente no regenerativas), neutropenia, linfopenia, y alteraciones plaquetarias (trombocitopenia y disminución de su vida media).
  • Inmunosupresión y enfermedades oportunistas: dado que el sistema inmunitario está débil, se pueden observar enfermedades oportunistas en estos pacientes. Las más habituales son las infecciones del tracto urinario, respiratorio, Mycoplasma, estomatitis debido a calicivirus, toxoplasmosis, y dermatofitosis.
  • Enfermedades inmunomediadas: aunque es más común en el virus de la inmunodeficiencia felina, la leucemia también puede ocasionar este tipo de enfermedades.
  • Desórdenes neurológicos: normalmente a causa de linfomas o infiltración de linfocitos que comprimen la médula espinal. Podemos observar anisocoria, midriasis, síndrome de Horner o incontinencia, entre otros.
  • Neoplasias: Las más comunes son las leucemia, el linfoma y el fibrosarcoma.

Cómo vemos, estos signos clínicos pueden deberse a cualquier otra patología. Por eso, es importante realizar un diagnóstico precoz. 

Diagnóstico de la leucemia felina

La detección temprana es vital en el diagnóstico de la leucemia felina, para ofrecer a los gatos el mejor tratamiento, y mejorar y aumentar la calidad de vida.

En la clínica, el test más habitual que se suele realizar es el conocido como prueba rápida, o test ELISA. Normalmente, estos test también detectan el virus de la inmunodeficiencia felina, ya que los signos clínicos suelen ser muy similares.

Esta prueba detecta los antígenos (proteína p27) en la sangre del gato. Se detectan los antígenos a partir de la tercera semana después de la infección.Un resultado negativo no indica ausencia de virus, mientras el positivo no permite distinguir si se trata de una infección regresiva o progresiva. 

Para diferenciar estas fases, es necesario repetir el test entre 3-6 semanas después del primero.

El test ELISA (y también la inmunocromatografía ICG), detecta el virus en la sangre o el plasma, como ya hemos dicho. Otra prueba denominada inmunofluorescencia (IFA), detecta la p27 en neutrófilos y plaquetas, por lo que se puede realizar esta prueba para una confirmación del diagnóstico.

Otra prueba utilizada, y que suele utilizarse para confirmar el diagnóstico, consiste en realizar una PCR. Esta prueba tiene una alta sensibilidad, y consiste en confirmar la presencia de virus en el organismo. Puede realizarse con muestra de sangre, de médula ósea, o de distintos tejidos. 

Resultados de las técnicas diagnósticas según la fase de infección

(Imagen adaptada de Greene, 2012)

Tratamientos disponibles y un futuro esperanzador

Ya hemos comentado que la leucemia felina en estados avanzados suele tener un pronóstico reservado. Por eso, y como siempre en medicina veterinaria, lo primordial siempre es la prevención.

Por un lado, a la hora de adoptar un gato, será necesario hacer un test de leucemia felina (también de inmunodeficiencia). Mientras confirmamos el diagnóstico, es recomendable hacer cuarentena aislado de otros gatos.

Si el gato resulta positivo, no debemos de tener miedo a adoptarlo (los gatos positivos tienen menos posibilidades de adopción). Es más, estarás ayudándole a tener una calidad de vida óptima.

Una vez realizado el test, si este es negativo, se recomienda vacunar de la leucemia felina (si el gato es positivo, la vacuna no le hará nada). Además, para evitar un contagio, no se recomienda que el gato sea outdoor.

Pero si vivimos con un gato positivo, y en un estado avanzado de la enfermedad, el protocolo de tratamiento consistirá en aumentar su calidad de vida. Por un lado, intentaremos reforzar su sistema inmunitario, y le ofreceremos antibióticos o los fármacos necesarios para tratar las enfermedades consecuentes.

Si hablamos de los tratamientos para la leucemia felina cómo tal, todavía queda mucho por investigar. Entre los tratamientos disponibles en la actualidad tenemos:

  • Antirretrovirales: Se ha usado zidovudina (AZT), para evitar la infección de nuevas células, aunque no tiene efecto sobre las ya infectadas. En gatos con leucemia felina, se han hecho estudios tratando a los felinos con AZT e interferón alfa de origen humano por vía subcutánea en dosis altas. Aunque el AZT no ha dado mejoras significativas en los gatos. Aunque queda mucho por investigar, al parecer, el AZT tiene mejores resultados en gatos infectados por inmunodeficiencia.
  • Inmunomoduladores: Este tratamiento estimula el sistema inmunitario del gato, y tiene un efecto antiviral. Actualmente existe el Interferón Alfa recombinante Humano ,y el Interferón Omega recombinante Felino. En el caso del humano, se recomienda usarlo en los estadíos finales de la enfermedad únicamente.

Algunos estudios realizados a cabo con usando Interferón, tanto humano como felino, son los siguientes:

En resumen, se puede concluir que después de un año, los gatos tratados con Interferón tuvieron menor tasa de mortalidad que los tratados con placebo.

Así que teniendo todo esto en cuenta, podemos concluir que, aunque sean necesarias más investigaciones, el tratamiento para que la leucemia felina no sea una enfermedad mortal puede llegar.

¿Qué crees que ocurrirá en un futuro? ¿Habrá cura para la leucemia? ¡Cuéntanos!

Fuentes utilizadas (aparte de los estudios ya mencionados)

Desiré Huerga

Desiré es licenciada en física por la Universidad del País Vasco y ATV. Uniendo estas dos pasiones, ha realizado varios cursos de especialización sobre diagnóstico por imagen, haciendo internados en hospitales. Además, se enamoró del quirófano desde el primer día que entró en uno. Le encanta la divulgación, y piensa que la formación continúa y la información veraz es imprescindible para esta profesión.

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