La leptospirosis es una enfermedad bacteriana zoonótica que afecta a los perros y que, si no se diagnostica y trata a tiempo, puede tener consecuencias fatales. En los últimos años, la leptospirosis ha recobrado relevancia debido al aumento de casos en ciertas zonas geográficas y su implicación como riesgo para la salud pública.
Como veterinarios y ATVs, es fundamental conocer todo acerca de los signos clínicos, el diagnóstico, y los tratamientos disponibles de la leptospirosis para evitar complicaciones graves en nuestros pacientes caninos. ¡Aprendamos más acerca de esta enfermedad!
¿Qué es la leptospirosis?
La leptospirosis es una infección bacteriana causada por diferentes serovares de la bacteria Leptospira interrogans. Se transmite principalmente por el contacto directo o indirecto con la orina de animales infectados, lo que suele ocurrir en áreas húmedas o con agua estancada.
Los perros son especialmente vulnerables al contraer la enfermedad cuando beben o nadan en cuerpos de agua contaminados. Aunque muchos animales pueden ser portadores, los roedores son una de las principales fuentes de infección para los perros.
Una vez que la bacteria ingresa al cuerpo, se disemina rápidamente por la sangre y puede afectar órganos vitales como el hígado y los riñones, provocando insuficiencias severas y, en casos avanzados, la muerte.
Diagnóstico de la leptospirosis en perros
El diagnóstico de la leptospirosis puede ser un desafío y con bastante complejidad debido a la variedad de signos clínicos que presenta. Los síntomas pueden ser agudos o crónicos, y afectar múltiples sistemas orgánicos, lo que complica su identificación. Los síntomas más comunes incluyen fiebre, vómitos, diarrea, ictericia, letargia y dolor muscular.
Métodos diagnósticos:
- Examen físico: Identificación de signos como fiebre, ictericia o dolor abdominal.
- Pruebas serológicas: La prueba de microaglutinación (MAT) es una de las más utilizadas para detectar anticuerpos contra Leptospira.
- PCR: La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) es útil para detectar el ADN de la bacteria en la sangre o la orina en etapas tempranas de la enfermedad.
- Análisis de sangre y orina: Las anomalías en las enzimas hepáticas y la presencia de proteínas en la orina pueden sugerir daño renal o hepático asociado con la leptospirosis.
Perros con mayor predisposición
Cualquier perro puede contraer leptospirosis, pero hay ciertos factores que aumentan el riesgo de infección. Los perros que pasan mucho tiempo al aire libre, especialmente en áreas rurales o con cuerpos de agua estancada, están en mayor riesgo.
Algunas razas que disfrutan del agua, como los labradores retrievers, pueden ser más propensas debido a su exposición constante a ambientes húmedos. Además, los perros que viven en zonas con alta presencia de roedores o que no están al día con su calendario de vacunación también tienen una mayor predisposición a desarrollar la enfermedad.
Manejo y tratamiento de la leptospirosis en perros
El tratamiento de la leptospirosis debe iniciarse lo antes posible para minimizar el daño a los órganos vitales y reducir la posibilidad de transmisión a otros animales o personas. El manejo exitoso de la enfermedad implica una combinación de terapia antibiótica, tratamiento de soporte y aislamiento del animal infectado para prevenir la propagación del patógeno.
Tratamiento antibiótico:
El tratamiento de elección es el uso de antibióticos para eliminar la bacteria. Inicialmente, se suelen utilizar antibióticos que actúan de forma rápida sobre la leptospira para detener la diseminación de la infección.
- Penicilina (Amoxicilina):
- Dosis: 20 mg/kg cada 12 horas por vía oral o inyectable.
- Duración: 2-3 semanas.
- La penicilina se utiliza para tratar la bacteriemia aguda, reduciendo la carga bacteriana en la sangre.
- Doxiciclina:
- Dosis: 5 mg/kg cada 12 horas por vía oral durante 3 semanas.
- Duración: Es fundamental utilizar doxiciclina durante varias semanas para eliminar la bacteria del tejido renal y evitar la cronicidad.
Tratamiento de soporte:
La leptospirosis puede causar daños significativos a órganos como el hígado y los riñones, por lo que el tratamiento de soporte es esencial para reducir las complicaciones a largo plazo.
- Fluidos intravenosos: La fluidoterapia agresiva es clave para corregir la deshidratación, restaurar el equilibrio electrolítico y proteger los riñones del daño.
- Diuréticos (furosemida):
- Dosis: 2-4 mg/kg cada 12-24 horas.
- La furosemida puede ser necesaria en perros con oliguría o anuria para aumentar la producción de orina y evitar la insuficiencia renal.
- Protectores hepáticos: En casos de daño hepático grave, se pueden administrar hepatoprotectores como la silimarina o la SAMe.
Manejo de la hospitalización:
Es importante recordar que los perros con leptospirosis deben ser manejados con precauciones de aislamiento debido al riesgo zoonótico.
El personal veterinario debe usar guantes y evitar el contacto directo con la orina del paciente. Además, se recomienda aislar al animal en un área específica de la clínica.
Tabla resumen del tratamiento de la leptospirosis en perros
Tratamiento | Dosis | Vía de administración | Duración |
Penicilina (Amoxicilina) | 20 mg/kg cada 12 horas | Vía oral o inyectable | 2-3 semanas |
Doxiciclina | 5 mg/kg cada 12 horas | Vía oral | 3 semanas |
Fluidos intravenosos | Según requerimientos del paciente | Vía intravenosa | Hasta estabilización |
Furosemida | 2-4 mg/kg cada 12-24 horas | Vía intravenosa o subcutánea | Según indicación clínica |
Protectores hepáticos | Según producto específico | Vía oral | Durante el daño hepático |
Prevención de la leptospirosis en perros
La mejor herramienta para prevenir la leptospirosis en perros es la vacunación. Las vacunas actuales ofrecen protección contra varios serovares de Leptospira y son esenciales para prevenir la enfermedad en perros expuestos a entornos de alto riesgo. Se recomienda vacunar a los perros desde las 12 semanas de edad, con refuerzos anuales en zonas endémicas.
Adicionalmente, es importante que los tutores mantengan a sus perros alejados de zonas de agua estancada o lugares donde la presencia de roedores sea alta. La prevención también pasa por educar a las familias sobre los riesgos de la leptospirosis y la importancia de la vacunación como método de control.
Conclusión
La leptospirosis en perros es una enfermedad grave, pero tratable si se diagnostica a tiempo y se implementa un manejo adecuado. La terapia antibiótica, combinada con el soporte necesario para los órganos afectados, puede marcar la diferencia entre una recuperación exitosa y complicaciones graves.
Como veterinarios, es vital estar alerta ante los signos clínicos de leptospirosis, especialmente en áreas de alto riesgo, y seguir las pautas para el tratamiento de nuestros pacientes caninos. Además, la vacunación y la educación a los tutores son claves en la prevención de esta peligrosa enfermedad zoonótica.
¿Qué sabías acerca de la enfermedad bacteriana y zoonótica de la leptospirosis? ¿Te has encontrado con algún paciente que presentaba esta enfermedad en la clínica? De ahora en adelante, no tendrás dudas sobre cómo actuar.
Referencia
- Greene, C. E. (2012). Infectious Diseases of the Dog and Cat. Elsevier.
- Ettinger, S. J., & Feldman, E. C. (2017). Textbook of Veterinary Internal Medicine. Elsevier.
- Plumb, D. C. (2018). Plumb’s Veterinary Drug Handbook. Wiley-Blackwell.