La hiponatremia y la hipernatremia hacen referencia a los valores alterados del sodio en sangre. Al hablar del sodio como elemento químico, utilizamos la nomenclatura Na. Y aunque parezca extraño, tiene una explicación muy interesante.
En el antiguo Egipto, en un lugar llamado Wadi el Natrun, se extraía una sal pura muy rica en sodio, a la que denominaban natrun. ¡De ahí viene el símbolo Na y la palabra -natremia!
Si hablamos del sodio en el organismo, este juega un papel muy importante, y tanto la falta como el exceso de él, producen alteraciones en nuestros pacientes. ¡Vamos a aprender más sobre ello!
Hablemos del sodio
El sodio es el compuesto más importante del compartimento extracelular. Recordemos que el 60% del peso de nuestros pacientes está compuesto por fluidos. De esa cantidad, un 20% corresponde al espacio extracelular (abundante en sodio y cloro).
Además, el espacio extracelular está dividido en el espacio intravascular (dentro de los vasos, con un 5% del peso), e intersticial (en el intersticio, con un 15% del peso total).
La concentración de sodio en sangre está ligada a los mecanismos que regulan el agua corporal. Es por eso que este compuesto juega un papel muy importante en el organismo. Estos mecanismos son la sed, la secreción de la hormona antidiurética ADH, y los mecanismos que regulan la volemia circulante.
Para tener claro cuando hablamos de exceso o déficit de sodio en sangre, tenemos que tener claros los rangos de referencia. Aunque estos rangos pueden variar según el laboratorio, tenemos que:
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- Perros: 142-154 mEq/l
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- Gatos: 150-160 mEq/l
Hiponatremia
La hiponatremia es el déficit de sodio en sangre. Se habla de hiponatremia cuando en perros la concentración sería de Na es menor a 140 mEq/l en perros, y menor a 150 mEq/l en gatos. Para hablar de hiponatremia clínica, los valores, en ambas especies, tienen que encontrarse por debajo de 125 – 130 mEq/l.
En muchas ocasiones, los cambios fisiopatológicos en los pacientes no son tan evidentes. Suelen observarse de forma bastante clara cuando los valores de sodio bajan a menos de 120 mEq/l en cortos periodos de tiempo (menores a 24 horas).
Causas de la hiponatremia
Las causas de la hiponatremia pueden ser varias y dependen de la fisiopatología del proceso subyacente. Por lo tanto, a la hora de interpretar una hiponatremia, tenemos que tener en cuenta el estado de hidratación del paciente, su osmolaridad plasmática y el estado de su volumen plasmático.
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- Osmolaridad plasmática normal (290-310 mOsm/kg): En estos casos puede tratarse de una pseudohiponatremia como consecuencia de hiperproteinemia y/o hiperlipemia
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- Osmolaridad plasmática alta (> 310 mOsm/kg): Puede deberse a una hiperglucemia debido a diabetes mellitus, o si nos encontramos con normoglucemia, una de las causas puede ser la administración de manitol
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- Osmolaridad plasmática baja (< 290 mOsm/kg): En estos casos siempre debemos examinar de forma muy minuciosa el volumen de fluidos circulantes:
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- Hipervolemia: Los motivos pueden ser muy variados, entre los que nos encontramos la hepatopatía severa, un fallo cardíaco congestivo, síndrome nefrótico o un fallo renal avanzado
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- Normovolemia: Cuando la cantidad de fluidos circulantes está en los rangos de referencia, la hiponatremia puede deberse a polidipsia psicogénica, la administración de fluidos antidiuréticos o la administración de fluidos hipotónicos, entre otros.
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- Hipovolemia: En este caso además tenemos que prestar especial atención al riñón. Si los riñones no parecen dañados, la hiponatremia puede derivarse de vómitos y diarreas, pancreatitis, peritonitis, o derrame pleural. En cambio, si los riñones aparecen afectados, la falta de sodio puede deberse a hipoadrenocorticismo (enfermedad de Addison), o también a la administración de diuréticos.
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- Osmolaridad plasmática baja (< 290 mOsm/kg): En estos casos siempre debemos examinar de forma muy minuciosa el volumen de fluidos circulantes:
Amplia información sobre vómitos en animales pequeños.
Signos clínicos
Hay que tener en cuenta que los signos clínicos dependen del proceso subyacente del que deriva la hiponatremia. Aunque dependiendo de la disminución de los niveles de sodio, se pueden observar ciertos signos comunes.
Cuando los valores están por debajo de 125 mEq/l pueden aparecer náuseas y vómitos, letargia y debilidad general. Con valores por debajo de 120 mEq/l, a veces se puede presentar edema pulmonar y signos neurológicos como temblores y convulsiones. Estos signos son mucho más evidentes en hiponatremias severas, menores a 110 mEq/l.
Pero cuando se hacen verdaderamente evidentes estos signos clínicos, pudiendo ocasionar edema cerebral, es cuando los valores de sodio bajan de forma brusca. Hablamos de la disminución de 0,5 mEq/l/h.
Tratamiento de la hiponatremia
Dependiendo del grado de hiponatremia que se presenta, los tratamientos pueden variar. Antes de administrar ningún tratamiento, es importante individualizar cada caso y que este esté prescrito por un veterinario.
Existen algunos conceptos y reglas generales que podemos tener en cuenta a la hora de establecer los tratamientos para la hiponatremia.
En casos de hiponatremia moderada, con valores de sodio menores o iguales a 130 mEq/l, normalmente se solucionan cuando se trata la causa subyacente. Aunque sí tenemos que tener en cuenta que los fluidos que administremos al paciente, no deben tener concentraciones de sodio menores al nivel de sodio de éste.
Con hiponatremia moderadas o severas, o cuando hay signos de que el sistema nervioso central está afectado, hay que manejarla con cuidado. Cuando no hay síntomas evidentes, se puede restringir la ingesta de agua. También es posible administrar fluidos con niveles de sodio mayores a los del paciente.
En casos de urgencia, con niveles de sodio menores a 120 mEq/l, cuando hay síntomas, o cuando los tratamientos anteriores no han funcionado, se pueden probar otras terapias.
Normalmente, el método más efectivo en estos casos es la administración de manitol junto con diuréticos. El objetivo de esta terapia es incrementar la excreción de agua y así incrementar la concentración de sodio en sangre.
Hipernatremia
En el lado opuesto de la hiponatremia, tenemos la hipernatremia, es decir, el exceso de sodio en sangre. Hablamos de hipernatremia cuando la concentración de sodio es
mayor de 155 mEq/l en perros y de 162 mEq/l en gatos.
A nivel clínico, toma especial importancia cuando los valores superan los 170-175 mEq/l. Aunque no nos tenemos que fijar solamente en esta cifra. Si los cambios en los niveles de sodio acontecen de forma rápida, pueden darse síntomas graves con concentraciones menores.
Causas de la hipernatremia
Nuevamente, para evaluar la causas de la hipernatremia tenemos que fijarnos en la volemia del paciente.
- Normovolemia (déficit de agua pura): puede ser por falta de ingesta de agua, diabetes insípida, o jadeo excesivo. El jadeo puede venir provocado por golpes de calor, fiebre, ejercicio excesivo o convulsiones.
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- Hipovolemia (pérdida de fluidos hipotónicos): suele ser la causa de hipernatremia más frecuente en perros y gatos. Las causas también pueden ser varias, entre las que nos encontramos los vómitos y las diarreas, las quemaduras, las patologías como diabetes mellitus o enfermedad renal crónica, o la administración excesiva de manitol, diuréticos, y/o corticoides.
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- Hipervolemia (exceso de sodio): no es tan frecuente y en ocasiones suele ser de origen iatrogénico, como con la sobre administración de bicarbonato sódico o fluidos hipertónicos. Otras causas pueden ser la ingesta excesiva de sal, o alteraciones hormonales como el hiperaldosteronismo o hiperadrenocorticismo (síndrome de Cushing).
Signos clínicos
La hiponatremia, cuando es moderada, no suele presentar signos clínicos evidentes. Normalmente, los signos clínicos comienzan a aparecer cuando la concentración de sodio en sangre es superior a 170 mEq/l y la osmolaridad del plasma mayor a 350 mOsm/kg.
Hay que tener en cuenta que dependiendo del proceso subyacente, los signos clínicos pueden variar. Entre los que se pueden presentar se encuentran: alteraciones neurológicas
como debilidad, desorientación, depresión, convulsiones y coma.
Otros signos clínicos son la anorexia, los vómitos y la sed incrementada.
Cuando la hipernatremia está asociada a la pérdida de fluidos hipotónicos, la hipovolemia se hace más evidente. En estos casos se puede producir isquemia renal, necrosis tubular aguda y fallo renal.
Tratamiento
Para que la hipernatremia no siga evolucionando, es importante instaurar un tratamiento para corregir ese desequilibrio lo antes posible. Como ya hemos visto, la hipernatremia y sus causas están estrechamente relacionadas con la volemia.
Por eso, a la hora de establecer el mejor tratamiento para cada paciente, debemos tener en cuenta su estado de volemia. En términos generales, los tratamientos pueden ser:
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- Pacientes en shock hipovolémico: suelen presentar taquicardia, aumento del tiempo de relleno capilar, pulso débil y disminución de la presión arterial sistólica (PAS). En estos casos, administramos NaCl al 0,9% IV para corregir el volumen intravascular.
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- Pacientes con normovolemia: administramos fluidos hipotónicos y monitorizamos constantemente los electrolitos y la hidratación.
- Paciente con hipervolemia: administramos diuréticos de ASA (la más utilizada es la furosemida). Monitorizamos los electrolitos y la hidratación de forma constante.
– POSTGRADO DE MEDICINA INTERNA
Conclusiones
A la hora de evaluar e interpretar cualquier parámetro de una analitica, es importante no hacerlo de forma aislada. En este caso hemos hablado del sodio, y hemos visto que es necesario evaluar la volemia del paciente para establecer las causas y los tratamientos.
Pero no solo, el sodio es uno de los electrolitos más importantes del organismo de nuestros pequeños animales. Y para poder entender su funcionamiento y sus desequilibrios, tenemos que prestar atención a otros electrolitos también básicos del organismo.
Por ejemplo, es fundamental hablar del cloro, del potasio, o del fósforo, entre otros. Y también hacer una buena anamnesis, y evaluar en su conjunto todas las pruebas disponibles.
¿En vuestro centro tenéis en cuenta todo en conjunto e individualizais? ¡Cuéntanos! ¡Te leemos!
Bibliografía
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- Medicina de urgencias en pequeños animales- Torrente & Bosch (tomo I)
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- Guía práctica de interpretación analítica y diagnóstico diferencial en pequeños animales – Servet